Las palabras «me escape» resonaron en su mente y de repente tuvo una vision de si mismo, haciendo una maleta unicamente con las posesiones mas necesarias y abandonando a Vic en el piso que los dos habian escogido con tanto cuidado. Habia sido mas facil. Habia sido mas facil empezar sin nada que le recordase su fracaso, o a ella.

– ?Y que hay de su estudio? -dijo, interrumpiendo el fluir de los recuerdos.

– Lo eche de menos, pero puedo pintar en cualquier parte, si he de hacerlo. - Apoyo la espalda en el sillon y lo miro.

Kincaid repaso los anteriores interrogatorios con ella, tratando de comprender el cambio que ahora podia observar. Seguia siendo aguda y rapida, su inteligencia siempre evidente, pero el nerviosismo y crispacion habian desaparecido.

– No fueron unos meses faciles para usted, los que paso en Badger’s End, ?no es asi? -Ella le sostuvo la mirada, con los labios entreabiertos. Kincaid sintio un escalofrio en la espina dorsal que le venia de conocer a Julia mucho mas profundamente de lo que ella creia.

– Muy perspicaz, Duncan.

– ?Que hay de Trevor Simons? ?Salia con el entonces?

– Le he dicho que no. No habia nadie.

– ?Y ahora? ?Lo ama? -Se convencio de que era una pregunta necesaria, a pesar de que las palabras parecieron salir de sus labios por voluntad propia.

– ?Amar, Duncan? -Julia se rio-. ?Quiere tener una discusion filosofica sobre la naturaleza del amor y la amistad? -Continuo, mas seria-: Trev y yo somos amigos, si, pero si se refiere a si estoy enamorada de el, la respuesta es no. ?Importa?

– No lo se -respondio Kincaid sinceramente-. ?Mentiria por usted? Usted abandono la galeria aquella noche. Tengo un testigo independiente que la vio marchar.

– ?De verdad? -Aparto la mirada de el mientras buscaba a tientas el paquete de cigarrillos que se habia escurrido por debajo del sillon-. Supongo que sali durante un ratito. Habia demasiada gente. No me gusta admitirlo, pero a veces estos eventos me provocan algo de claustrofobia.

– Sigue fumando demasiado -le dijo Kincaid cuando ella encontro el paquete y se encendio otro cigarrillo.

– ?Cuanto es demasiado? Esta siendo quisquilloso de nuevo. -Su sonrisa tenia un toque de traviesa.

– ?Adonde fue cuando dejo la galeria?

Julia se levanto y se dirigio a la ventana. El se dio la vuelta y la miro mientras ella cerraba los estores, tapando asi el cielo color carbon. Dandole la espalda a Kincaid, Julia hablo:

– No me gustan las ventanas desnudas una vez ha anochecido. Es una tonteria, lo se, pero incluso aqui arriba siempre temo que alguien pueda estar observandome. -Se dio la vuelta-. Fui caminando por River Terrace durante un rato. Fui a tomar el aire, eso es todo.

– ?Vio a Connor?

– No -respondio mientras regresaba al sillon. Esta vez se hizo un ovillo. El movimiento provoco que el cabello oscilara contra su cuello-. Y dudo que estuviera fuera mas de cinco o diez minutos.

– Pero lo vio antes, ?no es cierto? En Badger’s End, despues del almuerzo, y tuvieron una discusion.

Vio como su pecho se movia con la respiracion acelerada, como si fuera a negarlo, pero ella se limito a mirarlo en silencio durante un momento para luego responder:

– Fue algo tan estupido. Algo tan trivial. Estaba avergonzada. Subio arriba despues de comer, entrando a saltos como un gran cachorro, y yo arremeti contra el. Habia recibido una carta de la sociedad de credito hipotecario aquella manana. No habia pagado en dos meses. Ese era el acuerdo, ?entiende? -le explico a Kincaid-. El podia quedarse en el piso siempre y cuando hiciera los pagos. Bien, discutimos, como puede imaginar, y le dije que tenia que sacar el dinero de donde fuera. -Hizo una pausa, apago el cigarrillo que habia dejado encendido en el cenicero, e inspiro-. Tambien le dije que empezara a pensar en buscarse otro sitio. Estaba preocupada, por lo de los pagos… y las cosas no eran faciles para mi en casa.

– ?Y no se lo tomo bien? -pregunto Kincaid. Julia nego con la cabeza y apreto los labios-. ?Le dio un plazo de tiempo?

– No, pero seguro que podia ver que no podiamos seguir asi para siempre…

Kincaid hizo la pregunta que le habia estado dando vueltas por la cabeza desde el principio.

– ?Por que no se divorcio de el, Julia? Superarlo, cortar por lo sano. No era una separacion de prueba. Usted sabia cuando lo dejo que no podria arreglarlo.

Ella le sonrio, tomandole el pelo.

– Usted, entre todas las personas, deberia conocer la ley. Especialmente tras haber pasado por ello.

Kincaid, sorprendido, dijo:

– Historias del pasado. ?Se me ven acaso las cicatrices?

Julia se encogio de hombros.

– Lo imaginaba. ?Le pidio su esposa el divorcio?

Cuando el asintio, ella continuo:

– ?Estaba de acuerdo con su peticion?

– Por supuesto. No habia razon para seguir adelante.

– ?Sabe lo que hubiera pasado si se hubiera negado?

Nego con la cabeza.

– Nunca he pensado en ello.

– Ella hubiera tenido que esperar dos anos. Es lo que se tarda en demostrar un divorcio impugnado.

– ?Me esta diciendo que Connor se nego a concederle el divorcio?

– Bingo, querido comisario. -Ella lo miro mientras el digeria el dato, luego le dijo bajito-: ?Era muy guapa?

– ?Quien?

– Su mujer, por supuesto.

Kincaid comparo la imagen de la belleza delicada y palida de Vic con la mujer que tenia sentada delante. La cara de Julia parecia flotar entre la negrura de su jersey de cuello alto y su cabello oscuro, casi incorporea, y a la luz de la lampara las arrugas de dolor y experiencia destacaban con dureza.

– Supongo que diria que era bella. No lo se. Hace mucho tiempo.

Dandose cuenta de que se le habia dormido el trasero de estar sentado en el duro borde de la mesa, Kincaid se levanto ayudandose con las manos, se estiro y luego se sento encima de la alfombra persa. Se paso las manos alrededor de las rodillas y miro a Julia desde donde estaba sentado. Noto que la perspectiva diferente habia alterado los planos y las sombras de su cara.

– ?Conocia los habitos de juego de Con cuando se caso?

Nego con la cabeza.

– No. Solo que le gustaba ir a las carreras, y para mi era algo mas bien divertido. Nunca habia estado…-Rio al ver la expresion de Kincaid-. No, en serio. Usted piensa que creci en un entorno muy sofisticado y cosmopolita, ?no? Lo que usted no comprende es que mis padres nunca hacen nada que no este conectado con la musica. -Suspiro pensativa, luego dijo-: Me encantaban los colores y el movimiento, la gracia de los caballos y su perfecta forma. Poco a poco empece a darme cuenta de que para Con no se trataba solo de una diversion, no de la manera que lo era para mi. Durante las carreras sudaba, y a veces veia como sus manos temblaban. Y empece a darme cuenta de que me mentia sobre cuanto apostaba. -Y anadio, encogiendo los hombros-: Poco despues deje de ir.

– Pero Con siguio apostando.

– Y teniamos peleas. Lo llamaba «un pasatiempo inofensivo». Un pasatiempo

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