El deber y el cafe parecian estar ganando la batalla cuando Jack Makepeace saco la cabeza por la puerta.
– ?Algo nuevo?
Kincaid hizo una mueca.
– No valen un carajo. Usted ya los ha leido. ?Algo nuevo del equipo de Wargrave?
Makepeace sonrio malevolamente.
– Dos latas grandes aplastadas, dos envoltorios de chicle de aluminio, los restos de un pajaro muerto y media docena de condones usados.
– Parece que es un aparcamiento popular, ?no?
– Senala el principio de un sendero que corre a lo largo del rio durante un trecho y luego rodea el cementerio. Aparcar alli no es totalmente legal, pero la gente lo hace igualmente y me atreveria a decir que es tambien un lugar donde la gente se cita a medianoche. -Makepeace se toqueteo el bigote por un instante-. Los forenses han dicho que la grava esta demasiado blanda y estropeada para sacar moldes de rodadas.
– Lo que esperaba. -Kincaid lo miro pensativamente-. Jack, si el cuerpo cayo al rio en Wargrave, ?podria haber ido a la deriva rio abajo y llegar a Hambleden por la manana?
Makepeace nego con la cabeza antes de que Kincaid terminara la frase.
– No es posible. El rio es demasiado lento, por un lado, y, por el otro, esta la esclusa de Marsh, justo despues de Henley.
Penso en la breve escapada de Julia de la galeria y dijo:
– Entonces lo mismo pasaria en Henley si el cuerpo hubiera caido en River Terrace.
Makepeace se aparto del marco de la puerta, donde habia estado apoyado, y se dirigio hacia el mapa de la zona que habia en la pared. Con un dedo regordete apunto al cordon serpenteante que representaba el rio Tamesis.
– Mire todas las vueltas y recodos, todos son lugares donde un cuerpo puede quedar atrapado. -Se volvio hacia Kincaid y anadio-: Yo creo que su cuerpo cayo a unos cien metros de donde fue encontrado.
Kincaid empujo hacia atras la chirriante silla, estiro las piernas y entrelazo los dedos en la nuca.
– Me temo que tiene razon, Jack. Me intento agarrar a cualquier cosa. ?Que hay de las casas junto al rio, por encima de la esclusa? ?El ir de puerta en puerta ha revelado alguna cosa?
– O bien estaban durmiendo como troncos antes de las diez de la noche -dijo Makepeace con sarcasmo y junto las manos y las coloco en su mejilla imitando a alguien durmiendo-, o bien ven el hablar con nosotros como una excusa para contarnos las fobias de sus mascotas. ?Recuerda ese edificio en restauracion al principio de la pasarela de la presa? Una vieja de uno de los pisos del margen del rio me dijo que habia oido voces en algun momento despues de la ultima edicion de noticias. Cuando miro por la ventana vio a un hombre y a un chico en la pasarela. «Maricones», dijo, «maricas pecando contra el Senor». Ya, y encima matones en motocicleta. -Los ojos de Makepeace se arrugaron, divertidos-. Parece ser que el chico llevaba el pelo largo y ropa de cuero, y eso fue suficiente para ella. Antes de que mi agente pudiera escapar, ella ya le habia preguntado si habia sido salvado por Jesus.
Kincaid solto una risotada.
– Esto hace que no eche de menos los tiempos en que iba de ronda. ?Que hay del acceso por el sur? A traves de los prados.
– Se necesita un Land Rover o algo con traccion a las cuatro ruedas. El suelo es como pegamento despues de toda esta lluvia. -Makepeace estudio la cara de Kincaid. Luego dijo, comprensivo-: Mala suerte. ?Ah! -dio unas palmaditas a la carpeta que llevaba bajo su brazo izquierdo- aqui hay algo que le puede animar: el informe final de patologia. -Se lo paso a Kincaid-. ?Quiere comer algo?
– Deme diez minutos -Kincaid hizo un gesto con la mano a modo de saludo y luego ataco el informe.
Tras una somera lectura cogio el telefono y finalmente logro ponerse en contacto con el doctor Winstead en su osera.
– Doctor -dijo, tras identificarse-, ya se a que hora comio Connor, a las nueve o poco despues. ?Esta seguro de que no pudo haber muerto tan pronto como las diez?
– Carne y patatas, ?verdad?
– Bistec, en realidad -admitio Kincaid.
– Yo pondria su muerte mas cerca de medianoche, a menos que el tipo tuviera unos acidos en el estomago como para disolver pintura.
– Gracias, doctor Winnie. Es usted un angel. -Kincaid colgo y contemplo los informes desperdigados. Al cabo de un momento los apilo todos en un monton, se apreto el nudo de la corbata y salio en busca de perspectivas mas agradables.
Cuando Gemma regreso a Scotland Yard se encontro un mensaje en su escritorio que decia:
Se fue en busca del sargento de turno.
– ?Eso ha sido todo, Bert? ?Estas seguro?
El respondio, ofendido:
– ?Me has visto equivocarme alguna vez con un mensaje, Gemma?
– No, claro que no. -Le dio unas palmaditas carinosas en la cabeza-. Es que es raro, eso es todo.
– Esto es lo que dijo el caballero, literalmente -dijo Bert, un poco mas calmado-. Por cierto, el jefe quiere verte.
– Vaya, perfecto -rezongo mientras recibia una mirada de apoyo de Bert.
– No se ha comido a nadie desde el almuerzo, encanto.
– Gracias, Bert -Gemma sonrio-. Esto hace que me sienta muchisimo mejor.
De todos modos fue caminando por el pasillo algo atemorizada. Habia que reconocer que el comisario jefe Denis Childs era justo con su personal, pero habia algo en su actitud agradable y cortes que hacia que Gemma quisiera confesar incluso fechorias imaginadas. Su puerta estaba abierta -esa era su politica- y Gemma golpeo suavemente antes de entrar.
– ?Queria verme, senor?
Childs la miro por encima de una carpeta. Recientemente habia adquirido unos lentes estilo abuela que le quedaban raros, encaramados en mitad de la enorme cara con forma de luna. Gemma tuvo que morderse el labio para contener una risita. Afortunadamente se los saco y los hizo oscilar entre su pulgar y su indice.
– Sientese, sargento. ?A que se han dedicado usted y Kincaid estos ultimos dias? ?A perder el tiempo? He recibido un toque del comisionado asistente. Queria saber por que no se habian presentado los brillantes resultados que esperaba. Aparentemente, Sir Gerald Asherton les ha pegado una gran bronca.
– Solo han pasado cuatro dias, senor -dijo Gemma, herida-. Hasta ayer no pudo el patologo realizar la autopsia. En cualquier caso -dijo con prisa, antes de que Childs saliera con lo de
– ?Alguna prueba solida?
– No senor, todavia no.
Childs doblo los brazos por encima de su barriga y Gemma se maravillo, como siempre hacia, de que a pesar de su corpulencia este hombre irradiara tal magnetismo fisico. Por lo que ella