– Una tarde cruda, senora. -El barman puso el vaso frio delante de ella, colocandolo en el centro exacto del posavasos-. ?Viene de lejos?

– De Londres. Pero el trafico para salir ha sido horroroso. -Al final, la expansion urbana de Londres Oeste habia quedado atras y habia dejado la M40 en Beaconsfield donde continuo por el valle del Tamesis. A pesar de la neblina, habia podido ver algunas de las magnificas casas victorianas que daban al rio, reliquias de un tiempo en que los londinenses utilizaban la parte alta del Tamesis como lugar de recreo.

En Marlow giro hacia el norte y acabo en las colinas cubiertas de hayas. Se maravillo de que en pocos kilometros hubiera pasado a un mundo escondido, oscuro y frondoso, distante de la ancha y pacifica extension del rio.

– ?Que son los Chiltem Hundreds? -pregunto al barman-. He oido esta expresion toda mi vida y nunca he sabido lo que significaba.

Dejo la botella que habia estado limpiando con un trapo y penso su respuesta. Era un hombre de mediana edad con el pelo oscuro, ondulado, muy cuidado y una barriga incipiente. Parecia contento de poder pasar el rato charlando. El bar estaba casi vacio -Gemma supuso que era algo temprano para los clientes asiduos de los viernes- pero era acogedor, con la chimenea encendida y comodos muebles tapizados. Al final de la barra habia un bufet de pasteles salados, ensaladas y quesos. Gemma lo estudio con interes.

El CID de Thames Valley habia dado la talla al reservarle una habitacion en el pub de Fingest y darle indicaciones precisas. Cuando llego se encontro con un monton de informes esperandola en la habitacion. Despues de haberlos estudiado, tan solo le quedaba disfrutar de su bebida y esperar a Kincaid.

– Bien, los Chiltem Hundreds -dijo el barman, devolviendo bruscamente a Gemma de vuelta al presente-. Antiguamente se solian dividir los condados en hundreds, cada uno de ellos con su propio tribunal, y tres de ellos en Buckinghamshire eran conocidos como los Chiltem Hundreds porque estaban situados en Chiltem Hills. Store, Burnham y Desborough para ser exactos.

– Parece logico -dijo Gemma impresionada-. Y usted esta muy informado.

– Soy algo aficionado a estudiar la historia local en mi tiempo libre. Por cierto, me llamo Tony. -Saco la mano por encima de la barra y Gemma se la estrecho.

– Gemma.

– Los hundreds han quedado obsoletos, pero la administracion de Chiltem Hundreds sigue siendo un cargo de valor simbolico en el Ministerio de Economia y Hacienda. Su ostentacion es la unica razon por la cual se le permite a uno dimitir de la Camara de los Comunes. Realmente un chanchullo y probablemente la unica razon de la existencia del cargo. -Sonrio mostrando una dentadura perfecta, fuerte y blanca-. En fin, creo que le he explicado mas de lo que usted queria saber. ?Le pongo otra?

Gemma miro su vaso casi vacio y decidio que habia bebido lo suficiente si queria mantener la cabeza clara.

– Mejor que no, gracias.

– ?Esta aqui por negocios? No alquilamos muchas habitaciones en esta epoca del ano. En noviembre estas colinas no son exactamente una gran atraccion turistica.

– Totalmente -dijo Gemma, recordando la fina lluvia bajo la oscuridad de los arboles. Tony arreglo los vasos mientras la miraba con detenimiento, dispuesto a hablar si lo deseaba, pero sin forzarla. Su simpatia y seguridad en si mismo hicieron pensar a Gemma que pudiera tratarse del dueno del pub o bien el gerente, pero en cualquier caso era definitivamente el probable depositario de los cotilleos locales.

– En realidad estoy aqui por el ahogamiento de esta manana. Asuntos policiales.

Tony la miro, estudiando -de eso estaba segura- el cabello rizado color jengibre y retirado hacia atras con un clip, el informal sueter del color de la cebada y los pantalones azul marino.

– ?Es una poli? ?Vaya! -Meneo la cabeza incredulo y su ondulado cabello no se movio un apice-. La mas guapa que he visto, si no le importa que se lo diga.

Gemma sonrio, aceptando el cumplido con el mismo buen humor con el que habia sido ofrecido.

– ?Lo conocia, al ahogado?

Esta vez, Tony chasqueo la lengua mientras sacudia la cabeza.

– Que pena. Todo el mundo aqui conocia a Connor. Dudo que haya un pub entre aqui y Londres en el que no haya estado una o dos veces. O un hipodromo. Ese tio era un verdadero caradura.

– La gente lo apreciaba, ?no? -pregunto Gemma, luchando contra sus propios prejuicios hacia un hombre con tan buenas relaciones con las cervezas y los caballos. No fue hasta despues de casada que descubrio que Rob consideraba derechos inalienables el flirteo y el juego.

– Connor era un tipo simpatico. Siempre tenia una palabra amable y un gesto amistoso. Tambien era bueno para el negocio. Despues de tomar varios vasos invitaba a todos los que estaban en el pub a rondas. -Tony se inclino hacia la barra. Su cara estaba animada-. Y vaya tragedia para la familia, despues del otro.

– ?Que otro? ?Que familia? -pregunto Gemma, preguntandose si habia pasado por alto alguna referencia a otro ahogado en los informes que habia leido.

– Perdon. -Tony sonrio-. Resulta algo confuso. Estoy seguro. La familia de Julia, la mujer de Connor, los Asherton. Han estado aqui durante siglos. Connor era un irlandes advenedizo, segunda generacion, creo. Pero de todas maneras…

– ?Que les paso a los Asherton? -Gemma lo animo, interesada.

– Hacia unos anos que yo habia acabado la universidad y habia regresado aqui tras probar suerte en Londres. -Sus dientes blancos brillaron al sonreir-. Decidi que la gran ciudad no era tan glamourosa como habia pensado. Era mas o menos en esta epoca del ano, de hecho, y habia llovido mucho. Parecia como si hubiera llovido durante meses. -Tony hizo una pausa y saco un vaso del estante. Lo alzo hacia Gemma-. ?Le importa que la acompane?

Nego con la cabeza, sonriendo.

– Claro que no. -El barman estaba disfrutando de lleno, y cuanto mas lo dejara desarrollar la historia, mas detalles obtendria.

Se puso media pinta de Guinness de barril y la sorbio, luego se limpio la cremosa espuma del labio superior antes de continuar.

– ?Como se llamaba? El hermano pequeno de Julia. Hace veinte anos de eso. Mas o menos. -Se paso los dedos por el cabello, como si la mencion del tiempo le hiciera consciente de su edad-. Matthew. Eso es. Matthew Asherton. Doce anos y un prodigio musical. Caminaba del colegio a casa con su hermana y se ahogo. Tal cual.

Las entranas de Gemma se retorcieron al pensar en su propio hijo. Imaginaba a Toby, un hombrecito ya, su pelo rubio oscurecido, su cara y su cuerpo madurando… arrebatado de repente. Trago y dijo:

– Que terrible. Para todos, y especialmente para Julia. Primero su hermano y ahora su esposo. ?Como se ahogo el pequeno?

– No estoy seguro de que nadie llegara a saberlo. Una de esas cosas insolitas que suceden a veces. -Se encogio de hombros y bebio la mitad de su Guinness-. Todo muy secreto, en su momento. Nadie hablaba de ello, excepto en susurros. Y sigue sin mencionarse en la familia, supongo.

Una fria corriente de aire agito el cabello de Gemma y se arremolino entre sus tobillos al abrirse la puerta de la entrada. Se volvio y vio entrar un grupo de cuatro hombres que se sentaron en una mesa en la esquina. Saludaron a Tony con familiaridad.

– Reservanos para dentro de media hora, Tony -dijo uno de los hombres-. Lo mismo de siempre.

– La gente pronto va a llegar, -explico Tony a Gemma mientras empezaba a preparar bebidas-. Normalmente, los viernes por la noche el restaurante se llena. La gente de por aqui sale para divertirse un poco sin los ninos. -Gemma rio, y cuando volvio a notar el aire en la espalda no tuvo la curiosidad de volverse.

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