Podia sentir la vibracion de la fuerza del agua a traves de las suelas de sus zapatos. Agarro la valla hasta que el frio del metal hizo que le dolieran las manos. Se inclino por encima, mirando la crecida corriente hasta que empezo a perder el equilibrio-. ?Vaya! Si quisieras empujar a alguien al rio, este seria el lugar donde hacerlo. - Miro a Gemma y vio que tenia frio y mala cara. La constelacion de pecas resaltaba sobre su palida piel. Kincaid le puso la mano sobre el hombro-. Crucemos al otro lado. Debajo de los arboles no hara tanto frio.

Caminaron rapidamente, hundiendo las cabezas a contraviento y deseando guarecerse. La pasarela seguia, paralela a la orilla, unos noventa metros mas tras pasar la presa, luego giraba bruscamente hacia la izquierda y desaparecia entre los arboles.

La tregua fue breve, porque la zona arbolada era estrecha, pero les permitio recuperar el aliento antes de salir al raso y ver la esclusa delante de ellos. A lo largo de las plataformas de cemento, a los lados de la esclusa, la policia habia colocado cinta amarilla. No asi en las compuertas. A su derecha habia una maciza casa de ladrillo rojo. La ventanas de cuarterones eran simetricas, una a cada lado de la puerta, pero la que estaba mas cerca de ellos lucia una enredadera a modo de ceja peluda.

Cuando Kincaid puso la mano sobre la cinta y se agacho para pasar por debajo, un hombre salio por la puerta de la casa y, esquivando una cuantas ramitas de la enredadera, les grito.

– Senor, no puede pasar al otro lado de la cinta. Ordenes de la policia.

Kincaid se incorporo, y mientras esperaba a que el hombre llegara a ellos lo estudio. Era bajo y fornido, con el cabello muy corto y erizado, vestia un polo con la insignia de la Thames River Authority. En una mano llevaba un tazon humeante.

– ?Como se llama el esclusero? -pregunto Kincaid a Gemma en voz baja.

Gemma cerro los ojos un segundo.

– Perry Smith, creo.

– El mismo, si no me equivoco. -Saco sus credenciales del bolsillo de su chaqueta y las mostro cuando el hombre se acerco-. ?Es usted por casualidad Perry Smith?

El esclusero cogio la identificacion con su mano libre y la estudio con desconfianza. Luego inspecciono a Kincaid y Gemma como si esperara que fueran unos impostores. Asintio una vez, bruscamente.

– Ya he dicho a la policia todo lo que se.

– Esta es la sargento James -continuo Kincaid en el mismo tono familiar-, y usted es justo la persona a quien queriamos ver.

– Lo unico que me preocupa es mantener esta esclusa en funcionamiento, comisario. Y sin la intromision de la policia. Ayer me hicieron mantener las compuertas cerradas mientras ellos recopilaban pruebas con sus pinzas y sus bolsas. La caravana de embarcaciones llego a ser de mas de un kilometro -dijo. Su irritacion parecia aumentar-. Unos malditos imbeciles, se lo digo yo. -Miro tambien a Gemma con el ceno fruncido y no se excuso por su lenguaje-. ?Acaso no se les ocurrio lo que podia pasar? ?O cuanto tiempo se tardaria en arreglar todo el lio?

– Senor Smith -dijo Kincaid, con voz tranquilizadora-. No tengo intencion de inmiscuirme en su esclusa. Tan solo deseo hacerle unas cuantas preguntas. -Cuando Smith fue a abrir la boca Kincaid levanto una mano-. Me doy cuenta de que usted ya ha respondido a estas preguntas, pero preferiria oir el relato directamente de usted y no enterarme por terceros. A veces las cosas acaban confundiendose por el camino.

El ceno de Smith se relajo ligeramente y tomo un sorbo de su tazon. Cuando alzo el brazo destacaron sus fuertes musculos, que estiraban la manga de su camiseta de punto.

– Anda que no van a confundirse si hemos de fiarnos de los asnos de ayer. - Aunque no parecia notar el frio miro a Gemma como viendola por primera vez, acurrucada detras del cuerpo de Kincaid, apretando el cuello de su chaqueta alrededor de la garganta-. Supongo que podriamos entrar adentro, senora, a salvo del viento, -dijo, un poco menos beligerante.

Gemma sonrio agradecida.

– Gracias. Me temo que no voy vestida para el rio.

Smith se giro hacia Kincaid cuando iban hacia la casa.

– ?Cuando van a retirar esta maldita cinta? Esto es lo que quiero saber.

– Tendra que preguntarlo en la comisaria de Thames Valley. Aunque si el equipo de forenses ha terminado, no creo que tarden mucho. -Cuando llegaron a la puerta Kincaid se paro a mirar las plataformas que rodeaban la esclusa y el sendero cubierto de hierba que llevaba rio arriba por el lado opuesto-. Dudo que hayan tenido suerte.

El suelo de la entrada estaba cubierto con esteras de sisal; botas de goma muy usadas estaban alineadas contra las paredes de las que colgaban equipos de trabajo: impermeables y gorras, chubasqueros amarillo brillante, lazadas de cuerda. Smith los condujo por la puerta de la izquierda a una sala tan prosaica como la entrada.

La habitacion era calida, si bien austera, y Kincaid vio como Gemma se bajaba el cuello de la chaqueta y sacaba el cuaderno de notas. Smith estaba de pie junto a la ventana. Seguia tomando sorbos del tazon y vigilando el rio.

– Expliquenos como hallo el cuerpo, senor Smith.

– Sali justo despues del amanecer, como siempre. Me tome mi primera taza de cafe y me asegure de que todo estuviera limpio y ordenado antes de empezar la jornada. Algunos dias el trafico comienza temprano, aunque no tanto ahora como en el verano. Y efectivamente, rio arriba habia un barco esperando a que accionara la esclusa.

– ?No pueden hacerlo ellos mismos? -pregunto Gemma.

Nego con la cabeza.

– Oh, el mecanismo es suficientemente sencillo, pero si uno es demasiado impaciente para dejar que se llene y se vacie la esclusa adecuadamente, puede cagarla del todo.

– ?Que paso luego? -Kincaid indujo a Smith a que continuara.

– Veo que no saben mucho de esclusas -dijo, mirandoles con la clase de piedad normalmente reservada a alguien que no ha aprendido a atarse los cordones de los zapatos.

Kincaid se abstuvo de decirle que habia crecido en la zona occidental de Cheshire y que conocia el funcionamiento de las esclusas perfectamente.

– La esclusa se mantiene vacia cuando no esta en funcionamiento, de modo que primero abri las valvulas de la compuerta para llenar la esclusa. Luego, cuando abri la esclusa para que pasara el barco, zas, aparecio un cuerpo. -Smith tomo un sorbo de su tazon y anadio, indignado-: La estupida del barco empezo a chillar como un cerdo de camino al matadero. Jamas habia oido tanto jaleo. Vine aqui y marque 999 solo por escapar del ruido. -Smith arrugo los rabillos de los ojos, como formando algo parecido a una sonrisa-. La gente del equipo de rescate lo pesco y trataron de reanimar al pobre tipo, aunque si me lo pregunta a mi, cualquiera con un poco de sentido comun podia ver que llevaba horas muerto.

– ?Cuando lo reconocio? -pregunto Gemma.

– No lo hice. Su cuerpo, en cualquier caso. Pero mire su cartera cuando la sacaron del bolsillo y supe que el nombre me era familiar. Tarde un minuto en situarlo.

Kincaid se dirigio hacia la ventana y miro afuera.

– ?Donde lo habia oido?

Smith se encogio de hombros.

– Cotilleos en el pub, probablemente. Por aqui todos conocen a los Asherton y sus asuntos.

– ?Cree que podria haber caido desde la parte superior de la compuerta? - pregunto Kincaid.

– La reja no es suficientemente alta para evitar que un hombre alto caiga si esta borracho. O si es estupido. Pero la plataforma de cemento continua un poco por la parte de arriba del rio, antes de juntarse con la vieja sirga, y todo ese tramo no tiene reja.

Kincaid recordo las casas que habia visto rio arriba situadas a este lado del rio. Todas tenian cespedes inmaculados que llegaban al agua y algunas incluso tenian pequenos muelles.

– ?Y si hubiera caido corriente arriba?

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