mientras esperaba pacientemente a que su hija la invitara a pasar.

***

Rich y yo hemos decidido aplazar nuestra boda. Mi madre dice que julio no es una buena epoca para ir a China de luna de miel. Lo sabe bien porque ella y mi padre acaban de regresar de un viaje a Pekin y Taiyuan.

– En verano hace demasiado calor. ?Te saldran mas lunares y entonces toda la cara se te pondra roja! -le dice a Rich, y este sonrie, hace un gesto con el pulgar hacia mi madre y me comenta:

– ?Puedes creer lo que sale de su boca? Ahora se de donde de has sacado tu naturaleza dulce y llena de tacto.

– Debeis ir en octubre. Es la mejor epoca. No hace mucho calor ni mucho frio. Yo tambien estoy pensando en volver por entonces -dice con firmeza, pero se apresura a anadir-: ?No con vosotros, por supuesto!

Me rio nerviosamente y Rich bromea:

– Eso seria estupendo, Lindo. Podrias traducirnos los menus y asegurarte de que no comemos serpientes o perros por error.

A punto estoy de darle un puntapie.

– No, no es eso lo que quiero decir -insiste mi madre-. No os pido tal cosa.

Y yo se lo que quiere decir realmente. Le encantaria ir a China con nosotros, y yo lo detestaria. Tres semanas aguantando sus quejas sobre los palillos sucios y la sopa fria, tres comidas al dia… No, seria un desastre.

Pero por otro lado la idea me parece muy acertada. Los tres dejariamos atras nuestras diferencias, nos sentariamos lino junto al lado en el avion, despegariamos, nos alejariamos de Occidente rumbo al Oriente.

ROSE HSU JORDAN

Sin madera

Siempre me creia todo lo que decia mi madre, incluso cuando ignoraba lo que queria decir. Una vez, de pequena, me aseguro que iba a llover y que lo sabia porque unos fantasmas perdidos daban vueltas cerca de nuestras ventanas, diciendo «buu-buu» para que los dejaramos entrar. Segun ella, las puertas se abririan por si solas en plena noche, a menos que comprobaramos dos veces si estaban bien cerradas. Decia que un espejo podia verme el rostro, pero que ella podia ver mi interior aun cuando yo estuviera fuera de la habitacion.

Y todas estas cosas me parecian ciertas, tan fuerte era el poder de sus palabras.

Decia que si la escuchaba, mas adelante sabria lo que ella sabia: de donde procedian las palabras verdaderas, siempre de lo mas alto, por encima de todo lo demas. En cambio, si no la escuchaba, prestaria oidos a otros con demasiada facilidad, a gentes cuyas palabras carecen de significado perdurable, porque proceden del fondo de sus corazones, donde habitan sus deseos, un lugar en el que yo no podia estar.

Las palabras que decia mi madre procedian de lo mas alto. Recuerdo que yo siempre alzaba la vista para mirarla a la cara, mientras mi cabeza reposaba en la almohada. En aquel entonces mis hermanas y yo dormiamos en la misma cama doble. Janice, mi hermana mayor, tenia una alergia que obligaba a sus fosas nasales a trinar como un pajaro la noche, y por eso la llamabamos Nariz Silbante. Ruth era Pie Feo, porque curvaba los dedos de los pies en forma de garra de bruja. Yo era Ojos Miedosos, porque cerraba con fuerza los ojos para no ver la oscuridad, cosa que, segun Janice y Ruth, era una solemne tonteria. Durante aquellos primeros anos, yo era la ultima en dormirme. Me aferraba a la cama, negandome a abandonar este mundo para ingresar en el de los suenos.

– Tus hermanas ya se han ido a ver al viejo senor Chou -me susurraba mi madre en chino. Segun ella, el viejo senor Chou era el guardian de una puerta que se abria a los suenos-. ?Estas tambien dispuesta a ir a ver al viejo senor Chou?

Y yo sacudia la cabeza cada vez que me lo preguntaba.

– El viejo senor Chou me lleva a sitios malos -gemia.

El viejo senor Chou hacia dormir a mis hermanas, quienes nunca recordaban nada de lo ocurrido la noche anterior. Pero el viejo senor Chou me abria la puerta y, cuando yo intentaba entrar, la cerraba con rapidez, esperando aplastarme como a una mosca. Por eso siempre me despertaba.

Pero finalmente el viejo senor Chou se cansaba y dejaba de vigilar la puerta. La cabecera de mi cama se volvia pesada y se inclinaba lentamente, y yo me deslizaba de cabeza, a traves de la puerta del viejo senor Chou, y aterrizaba en una casa sin puertas ni ventanas.

Recuerdo una ocasion en que sone que caia por un agujero en la casa del viejo senor Chou. Me encontre en un jardin a oscuras y oi gritar al viejo: «?Quien esta en mi jardin trasero.» Eche a correr. Pronto me vi pisoteando plantas con venas sanguineas, corriendo por campos de cabezas de dragon cuyos colores cambiaban como si fueran semaforos, hasta que llegue a un gigantesco terreno de juego, con innumerables hileras de cajones de arena, en cada uno de los cuales habia una muneca nueva. Y mi madre, que no estaba alli pero que podia ver en mi interior, le dijo al viejo senor Chou que sabia que muneca iba a elegir yo, Por ello decidi escoger una totalmente distinta.

«?Detengala!», grito mi madre.

Intente huir, pero el viejo senor Chou me persiguio, gritando:

«?Mira lo que sucede cuando no escuchas a tu madre!» y yo me quede paralizada, demasiado asustada para moverme en cualquier direccion.

A la manana siguiente le conte a mi madre lo que habia sucedido, y ella se rio y dijo:

– No hagas caso al viejo senor Chou. No es mas que un sueno. Solo tienes que escucharme a mi.

– Pero el viejo senor Chou tambien te escucha -replique llorando.

Mas de treinta anos despues mi madre seguia intentando que la escuchara. Al mes de que le dijera que Ted y yo ibamos a divorciamos, me reuni con ella en la iglesia, para el funeral de China Mary, una maravillosa anciana de noventa y dos anos que habia sido la madrina de todos los ninos que cruzaron las puertas de la Primera Iglesia Bautista China.

– Estas adelgazando mucho -me dijo en tono quejumbroso cuando me sente a su lado-. Tienes que comer mas.

– Estoy bien -le asegure, sonriendole para demostrarselo-. Y ademas, ?no eras tu quien decia que la ropa siempre me iba demasiado cenida?

– Come mas -insistio ella, y me dio unos golpecitos con un pequeno cuaderno en cuya tapa, escrito a mano, figuraba el titulo: «Cocina al estilo chino por China Mary Chan». Los vendian de puerta en puerta, a solo cinco dolares el ejemplar, a fin de recaudar dinero para el Fondo de Becas a Refugiados.

Ceso la musica de organo y el oficiante se aclaro la garganta. No era el pastor habitual, sino Wing, un muchacho que de pequeno robaba cromos de equipos de beisbol con mi hermano Luke. Mas adelante fue al seminario gracias a China Mary, y Luke acabo en la carcel por vender radios de coches robadas.

– Aun oigo su voz -dijo Wing a los asistentes al funeral-. Me dijo que Dios me habia hecho con todos los ingredientes adecuados, por lo que seria una lastima que ardiera en el infierno.

– Ya incinerada -susurro mi madre en tono neutro, indicando con la cabeza el altar, donde habia una foto de China Mary en color, enmarcada. Me lleve un dedo a los labios, como hacen los bibliotecarios, pero ella no me entendio-. Ese lo hemos comprado nosotros -dijo senalando un gran ramo de crisantemos amarillos y rosas rojas-. Treinta y cuatro dolares. Todo artificial, asi que durara eternamente. Puedes pagarme mas tarde. Janice y Matthew tambien contribuyen. ?Tienes dinero?

– Si, Ted me envio un cheque.

Entonces el oficiante pidio a los fieles que se recogieran para orar. Mi madre callo por fin y se llevo un Kleenex a la nariz mientras el sacerdote seguia hablando.

– Puedo verla ahora mismo, embelesando a los angeles con su cocina china y su actitud fervorosa.

Los fieles alzaron la cabeza despues de orar, se levantaron y entonaron el himno numero 335, el favorito de China Mary: «Puedes ser un angel cada dia sobre la tierra…».

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