Queda asombrado, tan asombrado que se vuelve en contra de su hija.
– Por Dios bendito, ?por que no va a ser culpa de Petrus? De un modo u otro, fue el quien trajo a esos hombres a casa, puedes estar segura. Y ahora tiene el descaro de invitarlos de nuevo. ?Por que iba a ser sensato? De veras, Lucy, que de todo este embrollo no consigo entender lo que se dice nada. No consigo entender por que no los has acusado de verdad, no consigo entender por que proteges a Petrus. Petrus no es parte inocente en todo esto, Petrus esta de su parte.
– A mi no me grites, David. Esta es mi vida. Soy yo quien ha de vivir aqui. Lo que a mi me pase es asunto mio, solamente mio, no tuyo, y si tengo algun derecho es el derecho a que no me juzgues de este modo, a no tener que justificarme: ni ante ti ni ante nadie. En cuanto a Petrus, no es un trabajador contratado al que pueda despedir cuando me venga en gana, y menos porque a mi juicio se haya mezclado con quien no debia. Todo eso es agua pasada. Si quieres enfrentarte a Petrus, mas te vale estar bien seguro de como son las cosas. No puedes llamar a la policia, no voy a consentirlo. Espera hasta la manana. Espera hasta oir la version de Petrus.
– ?Pero es que entretanto ese chico habra desaparecido!
– No desaparecera. Petrus lo conoce. En cualquier caso, nadie desaparece en el Cabo Oriental. Este no es un lugar asi.
– ?Lucy, Lucy, te lo suplico! Tu quieres enmendar todos los males del pasado, pero esta no es la manera de hacerlo. Si no logras defenderte en este momento, jamas podras caminar por ahi con la cabeza bien alta. Lo mismo dara que hagas las maletas y te marches. En cuanto a la policia, si ahora te sientes demasiado delicada para llamarlos, es que nunca deberiamos haber dado parte de lo ocurrido. Tendriamos que habernos quedado en silencio, haber esperado la siguiente agresion, o habernos cortado nosotros el cuello.
– ?Ya basta, David! No tengo por que defenderme ante ti.
– ?No lo se?
– No, ni siquiera tienes la menor idea. Parate a pensarlo, ?quieres? Con respecto a la policia, permiteme recordarte por que los llamamos en primer lugar: los llamamos por el asunto del seguro. Tuviste que cumplimentar una denuncia porque de lo contrario el seguro no te pagaria los danos.
– Lucy, me dejas pasmado. Eso no es cierto, y tu lo sabes. En cuanto a Petrus, te lo repito: si cedes en este momento, si no le plantas cara, no seras capaz de convivir contigo misma. Tienes un deber para contigo, para con el futuro, para con el respeto en que te tienes. Dejame llamar a la policia, o llamalos tu misma.
– No.
No: esa es la ultima palabra de Lucy. Se retira a su habitacion, cierra la puerta, lo deja al margen. Paso a paso, de manera tan inexorable como si fueran marido y mujer, ella y el se van distanciando, y el no puede hacer nada para remediarlo. Sus propias trifulcas han pasado a ser como las discusiones de un matrimonio, de dos personas atrapadas juntas, sin otro lugar al que irse. ?Como debe detestar ella el dia en que el vino a vivir a su casa! Sin duda deseara que se marche, y cuanto antes mejor.
Sin embargo, tambien ella tendra que marcharse a la larga. En calidad de mujer que vive sola en la granja no tiene ningun futuro, eso salta a la vista. Incluso Ettinger, con sus armas y su alambre de espino y sus sistemas de alarma, tiene los dias contados. Si a Lucy le queda un minimo de sentido comun, renunciara antes de que caiga sobre ella un destino peor que la muerte. Pero esta claro que no, que no se dejara persuadir. Es terca, y esta completamente inmersa en la vida que ha escogido.
El sale de la casa a hurtadillas. Avanzando paso a paso con cautela, a oscuras, se llega hasta el establo por la parte trasera.
La gran hoguera esta apagada, ha cesado la musica. Hay un grupo de personas en la parte de atras, una puerta tan ancha como para dejar paso a un tractor. Echa un vistazo por encima de sus cabezas.
En el centro se encuentra uno de los invitados, un hombre de mediana edad. Lleva la cabeza afeitada, y tiene un cuello de toro; viste un traje oscuro, y del cuello le cuelga una cadena de oro de la cual pende un medallon del tamano de un puno, del tipo de las que ostentaban los jefes de las tribus como simbolo de su poder. Simbolos que se acunaban por cajones en las fundiciones de Coventry o de Birmingham, estampados por una cara con la efigie de la amarga Victoria,
El hombre habla en voz alta, en periodos de orador, redondeados, que ascienden y decrecen. No tiene ni idea de lo que esta diciendo el hombre, pero de vez en cuando hay una pausa y un murmullo de asentimiento entre los asistentes, entre los cuales, jovenes y viejos por igual, parece reinar un humor de apacible satisfaccion.
Mira en derredor. El chico esta ahi cerca, nada mas pasar la puerta. El chico lo mira con
En cuanto a el, la atencion no le importa. Que se enteren de que sigo aqui, piensa; que se enteren de que no estoy amedrentado en la casa grande. Y si eso fastidia su reunion, asi sea. Alza la mano y se la lleva al vendaje blanco. Por vez primera se alegra de llevarlo, de ostentarlo como algo propio.
16
Durante toda la manana siguiente Lucy lo rehuye. El encuentro que prometio tener con Petrus no se produce. Luego, por la tarde, el propio Petrus llama a la puerta de atras como si viniera por un asunto de negocios, como siempre, vestido con su mono de trabajo y sus botas. Quiere tender las tuberias de PVC desde la represa hasta los cimientos de su nueva casa: una distancia de unos doscientos metros. ?Puede llevarse prestadas unas herramientas, puede echarle una mano David para instalar el regulador?
– Yo no entiendo nada de reguladores. No se nada de fontaneria. -No esta de humor para echarle una mano a Petrus.
– No es un asunto de fontaneria -dice Petrus-. Solo se trata de colocar las tuberias, de empalmar cada tramo.
Por el camino a la presa Petrus le habla de distintos tipos de reguladores, de valvulas de presion, de las juntas; formula sus palabras con gracejo, dando muestra del dominio que tiene de la materia. La nueva tuberia tendra que atravesar las tierras de Lucy, dice; es buena cosa que ella le haya dado permiso.
– Es una de esas senoras que miran al futuro, no una persona instalada en el pasado.
Acerca del festejo, acerca del chico de los
Ya en la presa, el papel que le toca representar pronto queda bien claro. Petrus no lo necesita para que le de consejos sobre las juntas de las tuberias ni sobre asuntos de fontaneria, sino para que le sujete cada cosa, para que le pase las herramientas; a decir verdad, para ser
A la postre, cuando se harta, lo corta en seco.
– Petrus -dice-, ese joven que estaba en tu casa ayer por la noche… ?Como se llama? ?Donde esta ahora?
Petrus se quita la gorra, se seca la frente. Hoy lleva una gorra de visera con una chapa de Ferrocarriles y Puertos de Sudafrica. Diriase que tiene una amplia coleccion de gorras y sombreros.
– Vera… -dice Petrus con el ceno fruncido-. David, es muy duro eso que dice, eso de que ese chico es un ladron. El esta muy molesto con que usted lo llame ladron. Eso es lo que va por ahi diciendo a todo el mundo. Y yo, yo soy el que ha de mantener la paz. Por eso es muy duro tambien para mi.
– No tengo ninguna intencion de implicarte en el caso, Petrus. Dime como se llama el chico, dime su paradero y yo pasare esa informacion a la policia. Despues podremos dejar el asunto en manos de la policia, que lo investigue y, si se tercia, que los lleve a el y a sus amigos ante la justicia. Tu no estaras implicado, yo tampoco.