ladrones los desguacen para vender las piezas.
– Me dijo que se habian realizado dos detenciones.
– Dos individuos. Los pillamos gracias a un chivatazo. Encontramos una casa repleta de articulos robados. Televisores, videos, frigorificos, de todo.
– ?Y donde estan ahora?
– En libertad bajo fianza.
– ?No habria sido mas logico llamarme antes de ponerlos en libertad, de modo que los identificase? Ahora que estan en la calle, seguro que desaparecen. Eso lo sabe usted de sobra.
El detective guarda un silencio asfixiante.
Se detienen ante un Corolla blanco.
– Ese coche no es el mio -dice-. El mio tenia matricula CA. Lo dice en el expediente. -Le senala el numero que figura en la primera hoja: CA 507644.
– Suelen repintarlos, les ponen matriculas falsas, las cambian como si tal cosa.
– Con todo, este coche no es el mio. ?Puede abrirlo?
El detective abre el coche. El interior huele a periodicos mojados y a pollo frito.
– No tenia equipo de musica -dice-. No es mi coche. ?Esta seguro de que mi coche no estara en otro lugar del deposito?
Terminan un recorrido exhaustivo por el deposito. El coche no aparece. Esterhuyse se rasca el cogote.
– Hare una comprobacion -dice-. Algo ha debido de traspapelarse. Dejeme su numero de telefono, lo llamare.
Lucy lo espera sentada al volante de la furgoneta con los ojos cerrados. El repica en la ventanilla, ella le abre la portezuela.
– Todo ha sido un error -dice al subirse al coche-. Tienen un Corolla, pero no es el mio.
– ?Has visto a los hombres?
– ?A los hombres?
– Dijiste que habian detenido a dos.
– Han vuelto a salir en libertad bajo fianza. De todos modos, no es mi coche. Esos dos detenidos no pueden ser los que se llevaron mi coche.
Se hace un silencio.
– ?Te parece una conclusion logica? -dice ella.
Arranca el motor y da un tiron del volante.
– No estaba al tanto de que tuvieras tanto interes en que los cogieran -dice el. Percibe la irritacion que sin duda se le nota en la voz, pero no hace nada por frenarla-. Si los detienen, habra un juicio y todo lo que un juicio comporta. Tendras que testificar. ?Estas preparada para eso?
Lucy apaga el motor. Se le pone la cara rigida y lucha por contener las lagrimas.
– Sea como fuere, la pista se ha enfriado. Nuestros amigos no van a dejarse sorprender, y menos en el estado en que se encuentra la policia. Mas vale que nos olvidemos de todo el asunto.
Se contiene. Se esta convirtiendo en un pelma, un pesado, pero eso no puede evitarlo.
– Lucy, de verdad creo que ya va siendo hora de que afrontes tus posibilidades. O te quedas a vivir en una casa repleta de feos recuerdos y sigues dandole vueltas a lo que te sucedio, o dejas a un lado todo el episodio, lo dejas atras y comienzas un nuevo capitulo en otra parte. Tal como entiendo que estan las cosas, tienes esas dos opciones. Se que te gustaria quedarte, pero ?no deberias considerar al menos el otro camino? ?Es que no podemos hablar de esto como dos personas, como dos seres racionales?
Ella menea la cabeza.
– Yo ya no puedo hablar mas, David. Es que no puedo -dice con suavidad, deprisa, como si le diera miedo que se le pudieran secar las palabras en la boca-. Se que no me expreso con mucha claridad, y ojala pudiera, creeme. Pero no puedo. No puedo por ser tu quien eres y por ser yo quien soy. Y lo lamento. Lamento lo de tu coche. Lamento la decepcion.
Apoya la cabeza sobre los brazos; se estremece al ceder al llanto.
De nuevo lo invade un sentimiento conocido: apatia, indiferencia, pero tambien ingravidez, como si algo lo hubiera corroido por dentro y solo quedase la cascara erosionada de su corazon. Un hombre en semejante estado, piensa, ?como va a encontrar las palabras, como va a encontrar la musica que traiga de vuelta a los muertos?
Sentada en el bordillo de la acera, a menos de cuatro metros, una mujer con zapatillas y un vestido hecho jirones los mira fijamente, enfurecida. Pone una mano protectora sobre el hombro de Lucy.
?Podra ella olfatear sus pensamientos?
Es el quien se encarga de conducir. A mitad del camino de vuelta, con gran sorpresa por su parte oye hablar a Lucy.
– Fue algo tan personal… -dice-. Lo hicieron con tanto odio, de una manera tan personal… Eso fue lo que mas me asombro. Lo demas… Lo demas casi era de esperar. ?Por que me odiaban tanto? Yo ni siquiera los habia visto en toda la vida.
Espera a que diga mas, pero por el momento parece haber terminado.
– Fue la historia lo que hablo a traves de ellos -propone al fin-. Una historia llena de errores. Miralo de esa manera, puede que te ayude. Tal vez te pareciera algo personal, pero no lo fue. Fue algo heredado de los ancestros.
– Eso no me lo pone mas facil. El sobresalto no desaparece. Me refiero al sobresalto que te produce el sentirte tan odiada. Durante el acto.
Durante el acto. ?De veras querra decir ella lo que el cree que quiere decir?
– ?Todavia tienes miedo? -le pregunta.
– Si.
– ?Miedo de que vuelvan?
– Si.
– ?Pensaste que si no los acusabas ante la policia ya no volverian? ?Fue eso lo que pensaste?
– No.
– ?Entonces?
Ella guarda silencio.
– Lucy, todo podria ser muy sencillo. Cierra la perrera. Hazlo cuanto antes. Cierra la casa, pagale a Petrus para que la vigile. Tomate un descanso, seis meses o un ano, hasta que la situacion haya mejorado en este pais. Vete al extranjero. Vete a Holanda, yo pagare los gastos. Cuando vuelvas, podras empezar de nuevo.
– Si me marcho ahora, David, ya no volvere. Gracias por tu ofrecimiento, pero no saldra bien. No puedes sugerirme nada que no haya pensado ya un centenar de veces.
– Entonces, ?que es lo que te propones?
– No lo se. Decida lo que decida, eso si, quiero decidirlo por mi misma, sin presiones. Hay algunas cosas que tu no comprendes ni por asomo.
– ?Que es lo que no comprendo?
– Para empezar, no comprendes lo que me ocurrio aquel dia. Estas preocupado por mi, y eso es algo que te agradezco; crees que lo comprendes, pero al final resulta que no. ?Sabes por que? Porque es imposible que lo comprendas.
El reduce la velocidad y termina por detener la furgoneta en el arcen.
– No, no pares -dice Lucy-. Aqui no. No es un buen sitio, es un tramo demasiado peligroso para pararse. Acelera.
– Muy al contrario, lo comprendo demasiado bien -dice-. Voy a pronunciar la palabra que hasta este momento hemos evitado. Fuiste violada. De manera multiple. Violada por tres hombres.
– ?Y?
– Tuviste miedo por tu vida. Tuviste miedo de que, despues de ser utilizada, decidieran acabar con tu vida. Miedo de que se deshicieran de ti, porque ya no significabas nada para ellos.
– ?Y? -Ahora solo habla con un hilillo de voz. -Y yo no hice nada. Yo no te salve. Esa es su confesion.