?Todavia tiene previsto marcharse?

– Si, por supuesto.

– Se lo pregunto porque hay una persona interesada por el cuarto. ?Adonde piensa ir?

– Primero, a ver a Maykov.

– Pense que habia dicho que no podia ir a verlo.

– El me prestara dinero, eso es seguro. Le dire que lo necesito para volver a Dresde. Luego encontrare algun otro sitio donde quedarme.

– ?Por que no regresa a Dresde? ?No resolveria asi todos sus problemas?

– La policia aun tiene confiscado mi pasaporte. Y existen otras consideraciones.

– Se lo digo porque seguramente usted ha hecho todo lo posible. Seguramente, en Petersburgo ya solo puede perder el tiempo.

?Es que no ha oido lo que el acaba de decir? ?O es que intenta provocarle? Se pone en pie, recoge los papeles, se vuelve hacia ella.

– No, mi querida Anna, no estoy perdiendo el tiempo, ni mucho menos. Tengo toda clase de razones para seguir aqui. No hay en el mundo nadie que tenga mas razones. Y seguro que en el fondo de su corazon usted lo sabe.

Ella sacude la cabeza.

– No, no lo se- murmura, aunque es la voz de una persona lista para que la contradiga el otro.

– Hubo un tiempo en que estuve convencido de que usted podria conducirme hasta Pavel. Me imagine que iriamos los dos en una barca, usted en la proa, pilotando entre la neblina. Esa imagen era tan clara como la vida misma. Puse en usted toda mi confianza.

Ella vuelve a sacudir la cabeza.

– Tal vez me equivocase en los detalles, pero el sentimiento no era equivocado. Desde el principio tuve ese sentimiento hacia usted.

Si ella quisiera detenerlo, tendria que detenerlo ahora. Pero no lo hace. Parece en cambio: beber sus palabras tal como bebe agua una planta. ?Y por que no?

– Nos lo pusimos muy dificil los dos, yendo tan deprisa… a donde llegamos tan deprisa-sigue.

– Yo tambien tuve la culpa- apostilla ella. Pero ahora no quiero hablar de eso.

– Ni yo. Dejeme decir tan solo que durante esta semana pasada he terminado por comprender cuanto significa para nosotros la fidelidad, para los dos. Hemos tenido que recuperar nuestra fidelidad. ?Me equivoco?

La examina con gran atencion, pero ella solo espera a que el diga mas: espera a estar segura de lo que significa la fidelidad.

– Quiero decir, por su parte, la fidelidad hacia su hija. Por la mia, claro esta, la fidelidad hacia mi hijo. No podemos amar mientras no contemos con sus bendiciones. ?Me equivoco?

Aunque sabe que ella esta de acuerdo, aun no va a decir palabra. Contra esa suave resistencia sigue presionando.

– Me gustaria tener un hijo suyo.

Ella se sonroja.

– ?Que disparate! Ya tiene una esposa y una hija.

– Son de otra familia. Usted es de la familia de Pavel, igual que Matryona. Las dos lo son, y yo tambien soy de la familia de Pavel.

– No entiendo que quiere decir.

En el fondo, si que lo entiende.

– ?En el fondo, no lo entiendo! ?Que es lo que esta proponiendo? ?Que crie a un nino cuyo padre vivira en el extranjero, y que quiza me envie un dinero por correo? ?Es absurdo!

– ?Por que? Usted cuido de Pavel.

– ?Pavel era un inquilino, no era un nino!

– No tiene que tomar aun ninguna decision.

– Pero pienso decidirlo ahora mismo. ?De ninguna manera! Ya sabe cual es mi decision.

– ?Y si estuviese embarazada?

Ella se enoja.

– ?Eso no es asunto suyo!

– ?Y si yo no regresara a Dresde? ?Y si me quedase aqui y enviase en cambio el dinero a Dresde?

– ?Aqui? ?En el cuarto que me sobra? ?En Petersburgo? Pense que la razon por la cual no puede quedarse en Petersburgo es que sus acreedores terminaran por meterlo en la carcel.

– Puedo saldar mis deudas. Me bastaria con un solo exito.

Ella se echa a reir. Es posible que este enojada, pero no ofendida. A ella le puede decir lo que sea. ?Que contraste con Anya! Con Anya correrian las lagrimas, atronarian los portazos, le haria falta una semana de suplicas para gozar otra vez de su favor.

– Fiodor Mijailovich-dice ella, manana despertara y no recordara ni palabra de todo esto. No fue mas que una idea descabellada. No la ha pensado a fondo ni por un instante.

– Tiene toda la razon. Asi se me ha ocurrido. Y por eso tengo confianza en esa idea.

No se entrega a sus brazos, pero tampoco lo rechaza bruscamente.

– ?Eso es bigamia! -dice suavemente, en tono de burla, y de nuevo se estremece al reir. Luego, en un tono mas pausado, anade: ?Le gustaria que viniese esta noche con usted?

– No hay en el mundo nada que desee tanto.

– Pues ya veremos.

A media noche regresa.

– No puedo quedarme dice, pero ya esta cerrando la puerta a sus espaldas.

Hacen el amor como si pendiera sobre ellos una sentencia de muerte, absortos, embebidos. Hay momentos en que el no sabe quien es quien, quien el hombre, quien la mujer; momentos en que son como esqueletos, ensambladuras de huesos y ligamentos apretados uno contra el otro, la boca contra la boca, el ojo contra el ojo, entrelazadas las costillas, enredados los huesos de las piernas.

Despues, ella yace con el en la cama estrecha, apoyada la cabeza sobre su pecho, con una pierna montada gracilmente sobre las suyas. A el la cabeza le da vueltas dulcemente.

– ?Asi que esto tenia por finalidad lograr el nacimiento del salvador? -murmura ella. Y como el no entiende, anade: Todo un rio de simiente. Ya veo que querias estar bien seguro. La cama esta empapada.

Esta blasfemia le interesa. Cada vez encuentra en ella algo nuevo y sorprendente. Es inconcebible que, si se va de Petersburgo, no regrese algun dia. Es inconcebible que no la vuelva a ver.

– ?Por que dices salvador?

– ?No es eso lo que habra de hacer, salvarte, salvarnos a los dos?

– ?Como estas tan segura de que sera un salvador?

– Ah, porque una mujer entiende estas cosas.

– ?Que pensara Matryosha?

– ?Matryosha? ?De un hermanito? No hay nada que le pueda complacer mas. Podria ser su madrecita hasta saciar su corazon de contento.

Aparentemente, su pregunta es por Matryosha, pero en realidad no es mas que la version desviada de otra pregunta, una pregunta que no llega a formular, porque ya conoce la respuesta. Pavel no dara la bienvenida a un hermano. Pavel lo agarraria del pie y estamparia los sesos contra la pared. Para Pavel nunca seria un salvador, sino un farsante, un usurpador, un taimado diablillo vestido de carne regordeta de bebe. ?Y quien podria jurar que se equivocaba?

– ?Siempre lo saben las mujeres?

– ?Quieres decir si se con seguridad si estoy prenada? No te preocupes, no pasara -y anade-: Si me quedo un poco mas, me quedare dormida.

Arroja a un lado la ropa de cama y pasa por encima de el. A la luz de la luna encuentra sus ropas y se viste.

El siente una especie de aguijonazo. Se revuelven los recuerdos de antiguas sensaciones; el joven que hay en el, que todavia no ha muerto, intenta hacerse oir; el cadaver que hay en el aun no esta enterrado. Muy poco le

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