En otro tiempo era Pavel el que se habia perdido. Ahora es el quien esta perdido, tan perdido que ni siquiera sabe como pedir ayuda.

Si suelta la pluma, ?la empunara esa figura que hay en el cuarto, se pondra a escribir?

Piensa en Anna Sergeyevna, en lo que le dijo: Esta usted de luto por si mismo.

Las lagrimas que le ruedan por las mejillas son de una transparencia absoluta, y casi no saben a sal. Si se esta obrando una purgacion, lo que se purga es de una extrana pureza.

En definitiva, no le sera dado devolver al muchacho muerto a la vida. En definitiva, si desea reunirse con el, tendra que reunirse con el en la muerte.

Esta la maleta. Esta el traje blanco. En algun lugar aun debe existir el traje blanco. ?Hay alguna forma, empezando por los pies, que lo lleve a construir el cuerpo dentro del traje, hasta que por fin le sea revelado el rostro, aunque sea el rostro bovino de Baal?

La cabeza de la figura al otro lado de la mesa es quiza demasiado grande, no mucho, pero mas grande en todo caso de lo que debiera ser una cabeza humana. De hecho, en todas sus proporciones hay algo sutilmente erroneo. Hay algo excesivo en la figura.

Se pregunta si no estara aquejado de fiebre el tambien. Es una pena que no pueda llamar a Matryona para que le palpe la frente.

Por la figura no siente nada, nada en absoluto. Mejor dicho, siente a su alrededor un campo de indiferencia que tiene una fuerza tremenda, como un envoltorio tenebroso. ?Sera esa la razon de que no encuentre el nombre, y no porque el nombre este oculto, sino porque la figura es indiferente a todos los nombres, a todas las palabras, a todo lo que de ella se pueda decir?

La fuerza tiene tal potencia que siente como le presiona, como choca con el cada onda silenciosa, unas tras otras.

La tercera prueba. Lo que le dijo a Anna Sergeyevna: he sido destinado a llevar una vida rusa. ?Es asi como se manifiesta Rusia, en esta fuerza, en estas tinieblas, en esta indiferencia por los nombres?

?O es que el nombre que para el envuelven las tinieblas es el nombre del otro muchacho, del que el repudia, el nombre de Nechaev? ?Es eso lo que ha de aprender, que a los ojos de Dios no existen diferencias entre ellos, Pavel Isaev y Sergei Nechaev, gorriones del mismo peso? ?Es que va a renunciar al final a su fe en la inocencia de Pavel, es que va a reconocerlo al final como simple camarada y seguidor de Nechaev, como un joven inquieto que respondio sin reservas a todo lo que Nechaev le propuso, no solo la aventura de las conspiraciones, sino tambien el extasis del trato con la muerte, ese extasis que hincha el alma? Asi como Nechaev odia a los padres y les ha declarado una guerra implacable, ?habra que dejar que Pavel lo siga?

Mientras se formula estas preguntas, mientras deja que Pavel pruebe por primera vez el odio y la sed de sangre, nota que algo se agita tambien en el: los arranques de una furia que contesta a Pavel, que contesta a Nechaev, que les contesta a todos. Padres e hijos: enemigos: enemigos hasta la muerte.

Asi que sigue paralizado. Una de dos: o Pavel sigue estando con el, en el, nino encerrado en la cripta de su tristeza, llorando sin cesar, o suelta a Pavel en el torbellino de su ira contra las reglas de los padres. Tambien puede soltar su propia rabia, como se suelta un genio de su lampara, contra la impiedad y la ingratitud de los hijos.

Eso es todo lo que alcanza a ver: una eleccion que no es tal eleccion. No puede pensar, no puede escribir, no puede dolerse ni llorar mas que por si y para si. Hasta que Pavel, el verdadero Pavel, venga a visitarlo sin que el lo evoque, sera un prisionero en su propio pecho. Y no hay certeza de que Pavel no haya llegado ya en plena noche; no hay forma de saber si ha hablado ya.

A Pavel le es dado hablar solamente una vez. No obstante, no puede aceptar que no tendra perdon por haber estado sordo, haberse dormido, haber sido un estupido cuando fue pronunciada la palabra. Lo que por tanto espera oir es la segunda palabra de Pavel. Esta absolutamente convencido de que no se merece una segunda palabra, de que no habra una segunda palabra, pero cree con total conviccion que esa segunda palabra ha de llegar.

Sabe que corre el peligro de jugarselo todo a la segunda oportunidad. Tan pronto haga su apuesta y lo fie todo a la segunda oportunidad, habra perdido la partida. Ha de hacer lo que no puede hacer de ninguna forma: resignarse a lo que haya de sobrevenir, ya sea palabra, ya sea silencio.

Teme que Pavel haya hablado. Cree que Pavel ha de hablar. Las dos cosas. El huevo y la castana.

Ese es el animo con que esta sentado ante la mesa de Pavel, con los ojos fijos en el fantasma que se halla frente a el, cuya atencion no es menos implacable que la suya. Es el fantasma que a el le ha sido dado devolver a la vida.

No es Nechaev, eso ahora ya lo sabe. Es mayor que Nechaev. Tampoco es Pavel. Quiza sea Pavel, pero tal como podria haber llegado a ser un dia, crecido y maduro hasta dejar muy atras su juventud, hasta convertirse en uno de esos hombres apuestos y de rostro impavido a los que ningun amor alcanza a tocar, ya sea siquiera la adoracion de una nina que hara lo que sea por el.

Es una vision que lo perturba. No es la verdad; aun no es la verdad. Pero de esa vision de Pavel, ya crecido hasta dejar atras la ninez, el amor, y crecido no de forma humana, sino a la manera de un insecto que cambia por completo de forma en una determinada etapa de su evolucion individual, de esa vision nota que le llega un estremecimiento. Encarar esa vision es como descender a las aguas del Nilo y encontrarse cara a cara con algo enorme, algo frio y gris, que tal vez en su dia naciera de mujer, pero que con el paso de los siglos se ha convertido en piedra y no es de este mundo, sino algo que aturde y desbarata su capacidad de concepcion.

Tambien lo abruma Cristo en el Calvario, pero la figura que se halla ante el no es la de Cristo. En ella no detecta ni rastro de amor, sino que solo percibe la fria y solida indiferencia de la piedra.

Esta presencia, tan gris, tan sin rasgos… ?es eso lo que el ha de engendrar, es eso lo que debe recibir su carne, su sangre, su vida? ?O es que acaso lo ha entendido mal, y lo ha entendido todo mal desde el principio? ?No sera mas bien que es preciso dejar a un lado todo aquello que es, todo lo que ha llegado a ser, incluidos sus rasgos, y que vuelva a ser un recien nacido? ?No es exactamente eso que tiene delante lo que engendra en realidad la vida? ?No debe acaso entregarse a eso que tiene delante, para dejarse engendrar por ello?

Si asi ha de ser, si esa es la verdad y si ese es el camino de la resurreccion, esta dispuesto a hacerlo. Lo dejara todo a un lado. Seguira esa sombra y entrara desnudo como vino al mundo en las fauces del infierno.

Le viene de golpe una imagen de la que se ha defendido durante todo el ultimo mes que ha transcurrido: Pavel, desnudo y destrozado y ensangrentado, en el deposito de cadaveres. Tambien la semilla en su cuerpo esta muerta, o esta si no muriendose.

Ya no hay nada que sea privado. Sin parpadear, al menos en la medida en que puede no parpadear, mira aquellas partes del cuerpo sin las que no puede engendrarse a un hijo. Y su mente regresa en el acto a la monstruosa deidad del museo de Berlin, empenada en arrancar la semilla del cadaver, en salvarla.

Asi es como por fin llega el momento, y la mano que empuna la pluma comienza a moverse. Pero las palabras que traza no son palabras de salvacion. Por el contrario, hablan de moscas, o de una unica mosca negra que zumba y rebota contra una ventana cerrada. Es cuando mas aprieta el verano en Petersburgo, caluroso y pegajoso; de abajo, de la calle, sube el ruido, la musica. En la habitacion, una nina de ojos castanos y cabello lacio yace desnuda junto a un hombre. Los pies esbeltos de la nina apenas llegan hasta las pantorrillas del hombre, y la nina apoya la cara sobre su hombro, donde parece haberse acomodado y dormir como un bebe.

?Quien es ese hombre? El cuerpo esta formado con tanta perfeccion como el de un dios, pero desprende una frialdad tan marmorea que es imposible que una nina abrazada por el no se hiele hasta el tuetano de los huesos. En cuanto a la cara, la cara no ha de verse.

Se sienta con la pluma en la mano conteniendose, procurando no caer en un descenso que lo lleve a las representaciones que no tienen lugar en este mundo, a punto de desmoronarse, encerradas en un instante en el que toda la creacion yace abierta a sus pies, el momento en que el pierde pie y empieza a caer.

Es un momento del cual empieza a ser un refinado y voluptuoso conocedor. Y por eso habra de condenarse.

Inquieto, se levanta. De la maleta toma el diario de Pavel y vuelve las paginas hasta la primera que esta vacia, la pagina que el nino no llego a emborronar porque habia muerto. En esa pagina comienza por segunda vez a escribir.

En su escritura se encuentra en esta misma habitacion, sentado ante la mesa, tal como ahora mismo esta sentado. Pero la habitacion es de Pavel, solamente de Pavel. Y el ha dejado de ser el: ya no es un hombre que

Вы читаете El maestro de Petersburgo
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ОБРАНЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату