– ?A santo de que ha hecho eso? -pregunto Melanie.

– No creo que tenga miedo de nosotros -dijo Candace-. Tal vez deberiamos retroceder.

– Estoy de acuerdo -asintio Kevin con inquietud-, pero hagamoslo despacio. No os dejeis dominar por el panico.

Siguiendo su propio consejo, dio unos pasos lentos hacia atras e hizo senas a las chicas para que lo imitaran.

El bonobo reacciono llevandose una mano a la espalda y cogiendo una herramienta colgada a la liana que le rodeaba la cintura. Alzo la herramienta por encima de su cabeza y volvio a gritar '?At!'. Los tres se detuvieron en seco, con los ojos desorbitados de horror.

– ?Que significa 'At'? -gimio Melanie al cabo de unos segundos. ?Sera una palabra? ?Es posible que hablen?

– No tengo la menor idea -respondio Kevin con voz temblorosa-. Pero al menos no se ha arrojado sobre nosotros.

– ?Que tiene en la mano? -pregunto Candace con aprension-. Parece un martillo.

– Lo es -respondio Kevin-. Es un martillo de carpintero.

Ha de ser una de las herramientas que robaron los bonobos durante las obras del puente.

– Mira como lo sujeta -dijo Melanie-, como lo hariamos tu o yo. No cabe duda de que puede oponer el pulgar a la palma.

– ?Tenemos que escapar! -gimio Candace-. Me habiais dicho que estas criaturas eran timidas, y este no tiene ninguna pinta de serlo.

– ?No corras! -advirtio Kevin con los ojos fijos en los del bonobo.

– Vosotros quedaos, si quereis, pero yo vuelvo a la piragua -dijo Candace, desesperada.

– Nos iremos todos, pero despacio -dijo Kevin.

A pesar de las advertencias, Candace dio media vuelta y echo a correr. Sin embargo, no habia recorrido mas de unos metros cuando se detuvo en seco y grito.

Melanie y Kevin se volvieron, y contuvieron la respiracion al descubrir la causa del susto de su amiga: unos veinte bonobos mas habian salido del bosque y se habian dispuesto en semicirculo, bloqueando la salida de la arboleda.

Candace retrocedio despacio, hasta que choco con Melanie.

Durante un minuto nadie hablo ni se movio, ni siquiera los animales. Luego, el ejemplar numero uno volvio a gritar '?At!', y los bonobos comenzaron a rodear a los humanos.

Candace dejo escapar un gemido de angustia mientras ella, Kevin y Melanie se aproximaban entre si, formando una pina. El cerco de los animales comenzo a cerrarse como un lazo. Los bonobos se aproximaron lentamente y pronto los humanos pudieron percibir su olor penetrante. Los animales tenian una expresion indescifrable, pero atenta. Sus ojos destellaban.

Por fin se detuvieron a menos de un metro del grupo y estudiaron los cuerpos de los tres amigos de arriba abajo. Algunos empunaban piedras en forma de cuna, como la que habia matado al bonobo numero sesenta.

Ellos no se movieron. Estaban paralizados de terror. Todos los animales parecian tan fuertes como el numero uno.

El bonobo numero uno permanecio fuera del apretado cerco. Todavia tenia el martillo en la mano, pero ya no lo levantaba. Se aproximo y camino alrededor del grupo, mirando a los humanos por entre las cabezas de sus congeneres. Luego emitio una retahila de sonidos acompanados de ademanes.

Algunos de los demas bonobos le respondieron y uno de ellos tendio el brazo hacia Candace, que solto un gemido ahogado.

– No te muevas -consiguio decir Kevin-. Creo que el hecho de que hasta ahora no nos hayan hecho dano es buena senal.

Candace trago saliva con dificultad mientras la mano del bonobo le acariciaba el cabello. Parecia fascinado por el color rubio. La joven tuvo que hacer acopio de todo su valor para no gritar ni retroceder.

Otro animal comenzo a gesticular y emitir sonidos. Luego se senalo un costado, donde Kevin vio una larga sutura quirurgica.

– A este le extrajimos un rinon para trasplantarselo al empresario de Dallas -dijo Kevin con temor-. Mira como nos senala. Creo que nos asocia con el personal que lo recogio.

– Mala senal -susurro Melanie.

Otro animal extendio el brazo y palpo el brazo comparativamente lampino de Kevin. Luego toco el radiorreceptor direccional que el investigador tenia en la mano. Kevin se sorprendio de que no intentara arrebatarselo.

El bonobo que estaba frente a Melanie cogio la tela de su blusa con el pulgar y el indice, como si se interesara por su textura. Luego toco el localizador que sujetaba la chica con la punta de un dedo.

– Parecen fascinados por nosotros -dijo Kevin con voz titubeante-. Y se muestran curiosamente respetuosos. Quiza piensan que somos dioses.

– ?Como podemos reforzar esa creencia? -pregunto Melanie.

– Les dare algo -respondio el.

Penso en los objetos que llevaba encima y de inmediato se decidio por el reloj. Con movimientos lentos, se puso el radiorreceptor direccional bajo al axila y se quito el reloj de pulsera. Cogiendolo por la correa, se lo tendio al animal que tenia delante.

El bonobo inclino la cabeza para examinar el reloj y luego lo cogio. Pero en cuanto lo hubo hecho, el bonobo numero uno emitio otro sonido '?Ot!' y el animal que tenia el reloj se lo entrego de inmediato. El bonobo numero uno examino el reloj y acto seguido se lo puso en el antebrazo.

– ?Dios mio! -exclamo Kevin-. Mi doble se ha puesto mi reloj. Esto es una pesadilla.

El bonobo numero uno parecio admirar el reloj durante unos instantes. Luego unio el pulgar y el indice, formando un circulo, y dijo: 'Randa'.

Al punto, uno de los bonobos salio corriendo y desaparecio en el bosque. Cuando regreso, llevaba un rollo de cuerda.

– ?Cuerda? -pregunto Kevin, asustado-. ?Y ahora que?

– ?De donde sacaron la cuerda? -pregunto Melanie.

– Sin duda la robaron junto con las herramientas -respondio el.

– ?Que van a hacer? -pregunto Candace con nerviosismo.

El bonobo fue directamente hacia Kevin y le enlazo la cintura con la cuerda. Con una mezcla de miedo y admiracion, el investigador vio como el animal hacia un nudo rudimentario y apretaba la cuerda contra su abdomen.

Kevin miro a las mujeres.

– No os resistais -dijo-. Creo que todo ira bien a menos que los asustemos o los hagamos enfadar.

– Pero yo no quiero que me aten -sollozo Candace.

– Mientras no nos hagan dano, no importa -dijo Melanie, con la esperanza de tranquilizar a su amiga.

El bonobo ato a Melanie y luego a Candace de forma similar. Cuando hubo terminado, retrocedio unos pasos, con el extremo de la cuerda en la mano.

– Es obvio que quieren que nos quedemos -senalo Kevin, procurando desdramatizar la situacion.

– Espero que no te ofendas si no festejo tu broma -replico Melanie.

– Por lo menos no les molesta que hablemos -dijo el.

– Al contrario, curiosamente, parecen interesados en nuestra conversacion -observo Melanie. Cada vez que uno de ellos hablaba, el bonobo que estaba mas cerca inclinaba la cabeza en un gesto de atencion.

De repente, el bonobo numero uno abrio y cerro los de dos, mientras separaba los brazos del pecho. Al mismo tiempo, dijo: 'Arak'.

De inmediato, todos los animales comenzaron a moverse, incluido el que sujetaba el extremo de la cuerda. Kevin, Melanie y Candace se vieron obligados a seguirlos.

– Ese ademan era el mismo que hacia el bonobo en el quirofano-dijo Candace.

– Entonces debe querer decir 'marchaos', 'moveos' o 'fuera' -senalo Kevin-. Es increible, pero ?hablan!

Salieron de la arboleda y cruzaron el campo hasta llegar al camino, donde los bonobos enfilaron hacia la derecha.

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