Mientras los tres amigos hablaban, los animales permanecieron silenciosos, pero tambien atentos.

– Sospecho que no es Siegfried quien mantiene los caminos-dijo Kevin-, sino los bonobos.

En cuanto se internaron en la selva, el sendero giro hacia el sur. Incluso en el interior del bosque seguia despejado y con la tierra compacta.

– ?Adonde nos llevan? -pregunto Candace con nerviosismo.

– Supongo que a las cuevas -respondio Kevin.

– Esto es ridiculo -protesto Melanie-. Nos llevan como perros con una correa. Si tanto les fascinamos, quiza deberiamos resistirnos.

– No lo creo -repuso Kevin-. Estoy convencido de que debemos hacer todo lo posible para no enfadarlos.

– ?Candace? -dijo Melanie-. ?Tu que piensas?

– Estoy demasiado asustada para pensar. Lo unico que quiero es volver a la canoa.

El bonobo que sujetaba la cuerda giro en redondo y dio un tiron que estuvo a punto de hacer caer a los tres amigos.

Luego sacudio la mano con la palma hacia abajo, murmurando: 'Hana'.

– ?Joder! ?Que fuerza tiene! -protesto Melanie tratando de mantener el equilibrio.

– ?Que habra querido decir? -pregunto Candace.

– Yo diria que nos esta ordenando que cerremos el pico -dijo Kevin.

De repente, los animales se detuvieron y comenzaron a comunicarse por senas. Varios de ellos senalaron hacia los arboles de la derecha y un pequeno grupo se interno en la espesura. Los demas formaron un amplio circulo, con la excepcion de tres que treparon a los arboles con una facilidad que desafiaba la fuerza de gravedad.

– ?Que pasa? -susurro Candace.

– Algo importante -dijo Kevin-. Todos parecen preocupados.

Pasaron varios minutos. Ninguno de los bonobos se movio ni hicieron el menor ruido. De pronto, hubo una violenta conmocion a la derecha, acompanada de gritos agudos.

Subitamente, los arboles se llenaron de monos colobos que huian desesperadamente en direccion a los bonobos que habian trepado a los arboles.

Los aterrorizados monos intentaron cambiar de rumbo, pero con la prisa, varios de ellos cayeron de las ramas al suelo. Antes de que pudieran recuperarse, los bonobos que se hallaban en el suelo los cercaron y los mataron al instante con cunas de piedra.

Candace gimio aterrorizada y se volvio para no mirar.

– Creo que es un buen ejemplo de caza en grupo -susurro Melanie-. Para hacer algo asi se necesita un alto nivel de cooperacion. -A pesar de las circunstancias, estaba fascinada.

– No sigas -susurro Kevin-. Me temo que el jurado ha regresado a la sala y que el veredicto es nefasto. Solo llevamos una hora en la isla, pero la pregunta que nos trajo aqui ya tiene respuesta. Ademas de la caza en grupo, hemos observado una postura totalmente erecta, pulgares que se oponen a la palma, fabricacion de herramientas y hasta un lenguaje rudimentario. Tengo la impresion de que pueden vocalizar tan bien como tu o como yo.

– Es extraordinario -murmuro Melanie-. Estos animales han evolucionado cuatro o cinco millones de anos en el poco tiempo que llevan aqui.

– ?Oh, cerrad el pico! -sollozo Candace-. Esas bestias nos han cogido prisioneros, y vosotros dos estais manteniendo una discusion cientifica.

– Es algo mas que una discusion cientifica -corrigio Kevin-. Estamos reconociendo un terrible error, y yo soy el responsable. La realidad es peor de lo que temi al ver humo sobre la isla. Estos animales son protohumanos.

– Yo debo asumir mi parte de culpa -dijo Melanie.

– No estoy de acuerdo -repuso Kevin-. Fui yo quien creo estas quimeras al anadirles los segmentos de cromosomas humanos. Tu no eres responsable de nada.

El y Melanie se giraron a mirar al bonobo numero uno, que se aproximaba cargando el cuerpo ensangrentado de un mono colobo. Todavia llevaba puesto el reloj, lo que subrayaba la curiosa naturaleza de la criatura, que lo situaba entre el hombre y el primate.

El bonobo numero uno se puso delante de Candace y le tendio el mono con las dos manos, diciendo: 'Sta'.

Candace gimio y giro la cabeza. Parecia a punto de vomitar.

– Te lo esta ofreciendo -dijo Melanie-. Procura agradecerselo.

– No puedo ni mirarlo -sollozo Candace.

– ?Intentalo! -suplico su amiga. -Candace giro la cabeza con lentitud, aunque su cara reflejaba disgusto. Al mono le habian aplastado la cabeza-. Haz una reverencia o cualquier cosa por el estilo.

Candace esbozo una debil sonrisa e inclino la cabeza. El bonobo numero uno respondio con otra inclinacion y se marcho.

– Increible -dijo Melanie mirando como se alejaba-. Aun que es obvio que es el macho dominante, aun conserva costumbres de la sociedad matriarcal propia de los bonobos.

– Lo has hecho muy bien, Candace -dijo Kevin.

– Estoy histerica -repuso la joven.

– Siempre quise ser rubia-bromeo Melanie.

El bonobo que sujetaba la cuerda dio un tiron menos brusco que el anterior. El grupo de animales comenzo a avanzar otra vez, y los tres amigos no tuvieron mas remedio que seguirlo.

– No quiero dar un solo paso mas -dijo Candace, llorosa.

– Dominate -ordeno Melanie-. Todo saldra bien. Comienzo a pensar que el palpito de Kevin era acertado. Nos ven como dioses, sobre todo a ti, con tu pelo rubio. Si hubieran querido, podrian habernos matado de inmediato, como hicieron con los monos.

– ?Por que mataron a los monos? -pregunto Candace.

– Supongo que para comerselos -respondio Melanie-. Es curioso, porque los bonobos no son carnivoros como algunos chimpances.

– Temia que fueran lo bastante humanos para matar por deporte.

El grupo atraveso un terreno cenagoso y comenzo a subir por una cuesta. Quince minutos despues, emergieron de la penumbra del bosque a una zona rocosa, aunque verde, al pie del macizo de piedra caliza.

En el centro del muro de piedra estaba la abertura de una cueva, a la que aparentemente solo se podia acceder mediante una ringlera de cornisas. Junto a la entrada de la caverna habia otra docena de bonobos, la mayoria de ellos hembras

Se golpeaban el pecho con los punos y gritaban 'Bada', 'Bada' una y otra vez.

Los bonobos que llevaban a los tres amigos las imitaron y les ensenaron los monos muertos, levantandolos por encima de sus cabezas. Las hembras respondieron con una retahila de gritos agudos, que a Melanie le recordaron los de los chimpances.

Luego los bonobos situados al pie del macizo se separaron y empujaron hacia delante a los tres amigos. Al verlos, las hembras guardaron silencio.

– ?Por que tengo la impresion de que las hembras no se alegran de vernos? -murmuro Melanie.

– Yo prefiero pensar que estan desconcertadas -respondio Kevin-. No esperaban compania.

Por fin el bonobo numero uno dijo 'Zit' y senalo hacia arriba con el pulgar. El grupo siguio adelante, tirando de Kevin, Melanie y Candace..

CAPITULO 18

7 de marzo de 1997, 6.15 horas.

Nueva York.

Jack parpadeo y desperto en el acto. Se sento y se restrego los ojos. Todavia estaba cansado, pues la noche previa casi no habia dormido y la anterior se habia acostado mas tarde de lo previsto. Sin embargo estaba demasiado nervioso para volver a conciliar el sueno.

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