lugar. Necesitaba serenidad. Vida. Pajaros cantando, ardillas cazando y aire que estuviese libre del olor de la muerte. Di media vuelta y me dirigi hacia el bosque.
Avanzando por el borde del campo de desechos divise un hueco entre los arboles y recorde que Larke y el vicegobernador habian aparecido en ese punto, viniendo del lugar donde habia aterrizado el helicoptero. Al acercarme pude ver claramente el camino que probablemente habian tomado. En otro tiempo tal vez era un sendero o el cauce de un arroyo, ahora era un paso sinuoso, sin arboles, cubierto de piedras y bordeado de espesos matorrales. Me quite la mascarilla y los guantes y me interne en el bosque.
Mientras avanzaba entre los arboles, el alboroto organizado alrededor del escenario del accidente fue apagandose reemplazado por los sonidos del bosque. Despues de recorrer una veintena de metros, trepe a un grueso tronco caido, me sente cogiendome las piernas con ambos brazos y eleve la mirada hacia el cielo. El amarillo y el rosa dibujaban rayas en el rojo del crepusculo mientras la oscuridad comenzaba a cubrir la linea del horizonte. Pronto se haria de noche. No podia quedarme mucho tiempo.
Deje que mis neuronas escogiesen un tema.
La chica con el rostro destrozado.
No. Mejor otro.
Las celulas eligieron personas vivas.
Katy. Mi hija tenia ahora un poco mas de veinte anos y vivia una vida independiente. Era lo que yo queria, por supuesto, pero romper los lazos era muy duro. La nina Katy habia pasado por mi vida y luego habia desaparecido. Ahora me encontraba ante la joven mujer Katy y me gustaba mucho.
?Pero donde esta?, preguntaron las neuronas.
El siguiente.
Pete. Eramos mejores amigos ahora que estabamos separados de lo que jamas fuimos cuando estabamos casados. De hecho, ocasionalmente me hablaba y me escuchaba. ?Deberia pedirle el divorcio y seguir adelante o continuar con el statu quo?
Las celulas no tenian respuesta.
Andrew Ryan. Ultimamente habia estado pensando mucho en el. Ryan era un detective de homicidios que trabajaba en la policia provincial de Montreal. A pesar de que hacia casi diez anos que nos conociamos, el ano anterior fue la primera vez que accedi a tener una cita con el.
«Cita.» Experimente mi habitual reaccion negativa. Tenia que existir un termino mejor para los solteros mayores de cuarenta anos.
Las celulas no tenian ninguna sugerencia que hacer. Nomenclatura aparte, Ryan y yo nunca habiamos ido demasiado lejos. Antes de que nuestra relacion pudiese hacerse oficial, Andrew habia comenzado a trabajar como agente infiltrado y hacia meses que no le veia el pelo. En momentos como este, le echaba terriblemente de menos.
Oi ruidos entre los matorrales y contuve la respiracion para escuchar mejor. El bosque estaba en silencio. Segundos mas tarde volvi a oirlos entre la hojarasca, esta vez del otro lado donde me encontraba. Pense que un simple conejo o una ardilla no podian provocarlos.
Las neuronas emitieron una senal de alarma. Quiza Earl me habia seguido, me puse de pie y mire a mi alrededor. Estaba sola.
Todo permanecio inmovil durante un largo minuto, luego algo sacudio las ramas del rododendro que estaba a mi derecha y oi un grunido. Me gire pero solo habia hojas y matorrales. Con la mirada clavada en el follaje, salte del tronco y plante con fuerza los pies en la tierra.
Un momento despues el grunido se repitio, seguido de una especie de lamento agudo.
Las neuronas se dispararon y la adrenalina invadio todos los rincones de mi cuerpo.
Me agache lentamente y busque una piedra. Oi movimientos a mi espalda y me di la vuelta.
Mis ojos toparon con otros ojos, negros y brillantes. Los labios curvados sobre unos dientes palidos y humedos bajo la menguante luz de la penumbra. Entre los dientes, algo horriblemente familiar. Un pie.
Las neuronas lucharon por encontrar un significado. Los dientes estaban clavados en un pie humano.
Las neuronas se conectaron con los recuerdos almacenados recientemente. Un rostro despedazado. El comentario de uno de los ayudantes del sheriff.
?Oh, Dios! ?Un lobo? Estaba desarmada. ?Que debia hacer? ?Amenazar?
El animal me miraba fijamente, su aspecto era salvaje y parecia hambriento.
?Correr?
No. Tenia que recuperar ese pie. Pertenecia a una persona. Una persona con familia y amigos. No lo abandonaria a los depredadores del bosque.
Entonces un segundo lobo surgio de la oscuridad y se coloco detras del primero, los dientes desnudos, la saliva que oscurecia la piel alrededor de la boca. Lanzo un grunido y los labios temblaron. Lentamente, me ergui y levante la piedra.
– ?Atras!
Ambos animales se quedaron inmoviles y el primer lobo dejo caer el pie que llevaba entre las mandibulas. Olfateo el aire, la tierra, nuevamente el aire, bajo la cabeza, alzo la cola, dio un paso hacia mi, luego retrocedio sigilosamente un par de metros y se detuvo, sin hacer el mas minimo movimiento, vigilando. El otro lobo le siguio. ?Estaban inseguros o tenian un plan? Empece a retroceder, oi un chasquido y me gire para ver que habia otros tres lobos a mi espalda. Parecian estar rodeandome lentamente.
– ?Alto!
Grite al tiempo que lanzaba la piedra, alcanzando junto al ojo al lobo que estaba mas cerca. Lanzo un aullido de dolor y retrocedio. Sus companeros se detuvieron un momento y luego reanudaron el cerco.
Apoye la espalda contra el tronco del arbol caido y comence a mover una de las ramas hacia ambos lados tratando de arrancarla.
El circulo se iba reduciendo. Podia oir sus jadeos, oler sus cuerpos. Uno de los lobos dio un paso hacia el interior del circulo, luego otro, alzando y bajando la cola. Me miraba fijamente sin hacer un solo ruido.
La rama se rompio y el lobo salto hacia atras ante el chasquido de la madera, luego volvio a avanzar sin dejar de mirarme.
Aferrando la rama como si fuese un bate de beisbol, grite:
– Atras, carroneros. Fuera de aqui -y me lance contra el lobo lider sacudiendo mi bate.
El lobo se aparto facilmente, retrocedio unos pasos y luego regreso al circulo sin dejar de grunir. Mientras preparaba mis pulmones para lanzar el grito mas potente que jamas hubiese salido de ellos, alguien se me adelanto.
– ?Largo de aqui, jodidos sacos de huesos! ?Fuera! ?Moved el culo!
Entonces un misil seguido de otro aterrizaron a pocos pasos del lobo que lideraba la manada.
El lobo olfateo el aire, lanzo un grunido, luego dio media vuelta y se escabullo entre los matorrales. Los otros vacilaron un momento y le siguieron.
Deje caer la rama con las manos temblando y me abrace al tronco caido.
Una figura vestida con un mono de proteccion y el rostro cubierto con una mascarilla corrio hacia mi y lanzo otra piedra contra los lobos que se alejaban. Luego alzo una mano y se quito la mascarilla. Aunque apenas visible a la escasa luz del anochecer, pude reconocer el rostro.
Pero no podia ser. Era demasiado increible para que fuese real.
Capitulo 4
– Bonito movimiento. Parecias el bateador Sammy Sosa.
– ?Esa jodida cosa estaba a punto de saltarme al cuello! -Fue casi un chillido.
– Los lobos no atacan a las personas vivas. Solo intentaban alejarte de su cena.
– ?Acaso alguno de ellos te lo explico personalmente?