– Por supuesto.
– Aqui no. -Me miro durante unos segundos. Esa mirada significaba algo y senti una punzada de ansiedad.
– ?De que se trata, Larke?
– Ven.
Cogiendome del brazo me condujo fuera de la sala por la puerta trasera.
– Tempe, no se como decirte esto.
Removio el cafe y unas diminutas nubes iridiscentes se deslizaron a traves de la superficie.
– Solo tienes que decirlo.
Mi voz era tranquila y normal.
– Ha habido una denuncia.
Espere.
– Me cuesta decirte esto. -Estudio su taza unos momentos y luego volvio a mirarme-. Se trata de ti.
– ?De mi?
No podia creerlo.
Asintio.
– ?Que he hecho?
– La denuncia habla de conducta poco profesional capaz de comprometer la investigacion.
– ?O sea?
– Entrar en el lugar del accidente sin autorizacion y manipular pruebas.
Le mire sin poder creer lo que acababa de escuchar.
– Y tambien irrupcion ilegal.
– ?Irrupcion ilegal?
Tenia la sensacion de que algo se cerraba progresivamente alrededor de mis tripas.
– ?Estuviste fisgando alrededor de esa propiedad de la que hablamos?
– No fue irrupcion ilegal. Solo queria hablar con los propietarios.
– ?Intentaste forzar la entrada de la casa?
– ?Por supuesto que no!
Tuve una imagen fugaz de mi misma tratando de abrir uno de los postigos con una barra de metal oxidado.
– Y la semana pasada obtuve la autorizacion correspondiente para tener acceso al lugar del accidente.
– ?Quien te autorizo?
– Earl Bliss me envio alli. Tu lo sabes.
– Veras, ahi esta el problema, Tempe. -Larke se froto la barbilla-. No se solicito la presencia del DMORT en esa zona.
Estaba aturdida.
– ?De que modo he manipulado pruebas?
– Detesto incluso tener que preguntarte esto. -Volvio a frotarse la barbilla-. Tempe…
– Dispara.
– ?Recogiste algun resto sin anotarlo?
El pie.
– Te hable de ello.
– No te alteres.
Hice una senal de control.
No dijo nada.
– Si hubiese dejado el pie en ese lugar, hoy seria excremento de coyote. Habla con Andrew Ryan. El estaba alli.
– Lo hare.
Larke extendio la mano y me pellizco el brazo.
– Arreglaremos esto.
– ?Te estas tomando este asunto en serio?
– No tengo alternativa.
– ?Por que?
– Tu sabes que tengo a la prensa acosandome. Saltaran sobre este asunto como un sabueso sobre una liebre tuerta.
– ?Quien presento la queja?
Hice un esfuerzo para contener las lagrimas.
– No puedo decirtelo.
Bajo la mano y echo un vistazo a la niebla que cubria el bosque. Ahora comenzaba a levantarse, revelando el paisaje de una forma lenta y ascendente. Cuando se volvio tenia una extrana expresion en la cara.
– Pero te dire que hay gente muy poderosa metida en este asunto.
– ?El dalai lama? ? La Junta de Jefes del Estado Mayor?
La ira endurecia mi voz.
– No te enfades conmigo, Tempe. Esta investigacion es noticia de primera pagina. Si hay problemas, nadie querra hacerse responsable.
– De modo que me reservan en caso de que necesiten un chivo expiatorio.
– No es nada de eso. Es solo que debo cumplir con los procedimientos adecuados.
Respire profundamente.
– ?Y ahora que?
Me miro fijamente y su voz se suavizo.
– Tendre que pedirte que te marches.
– ?Cuando?
– Ahora.
Esta vez fui yo quien miro la niebla.
A mediodia High Ridge House estaba desierta. Deje una nota para Ruby, agradeciendole su hospitalidad y disculpandome por mi brusca partida y por mi indiferencia de la noche anterior. Luego recogi mis cosas, las meti en el Mazda y me aleje levantando una lluvia de grava.
Durante todo el viaje hasta Charlotte me detenia y volvia a arrancar a toda velocidad, chillando en los semaforos y cambiando continuamente de carril en la autopista. Durante tres horas amenace los parachoques de los otros coches e hice sonar insistentemente la bocina. Hablaba conmigo misma, probando algunas palabras. Detestable. Vil. Perverso. Los otros conductores evitaban mi mirada y me dejaban un monton de espacio.
Estaba furiosa y deprimida al mismo tiempo. La injusticia de una acusacion anonima. La impotencia. Durante toda una semana habia estado trabajando bajo unas condiciones brutales, viendo, oliendo y sintiendo la muerte. Lo habia dejado todo, dedicandome a ese esfuerzo y luego me habian despedido como a un sirviente del que se sospecha que ha robado. Sin juicio. Sin la oportunidad de una explicacion. Sin agradecimientos. Recoger y largarse.
Aparte de la humillacion profesional, estaba la frustracion personal. Aunque habiamos sido amigos durante anos, y Larke sabia muy bien que yo era muy escrupulosa con respecto a la etica profesional, no me habia defendido. Larke no era un hombre cobarde. Esperaba mas de el.
La conduccion temeraria habia dado resultado. Al llegar a los suburbios de Charlotte mi furia incontenible se habia convertido en una fria determinacion. Yo no habia cometido ninguna accion punible y estaba decidida a limpiar mi nombre. Descubriria cual habia sido la causa de esa denuncia, la invalidaria y acabaria mi trabajo. Y me enfrentaria a mi acusador.
Mi casa vacia en la ciudad hizo pedazos esa determinacion. Nadie que me recibiera. Nadie que me abrazara y me dijera que todo saldria bien. Ryan estaba tonteando con una tal Danielle, quienquiera que fuese esa mujer. Ryan me habia dicho que no era asunto mio. Katy estaba con alguien, cuyo genero no habia especificado, y Birdie y Pete estaban en la otra punta de la ciudad. Deje las cosas en el suelo, me eche en el sofa y llore desconsoladamente.
Diez minutos mas tarde yacia en silencio en el mismo lugar, sintiendome como un nino que ha tenido un