pantalones. Me volvi hacia Davenport.

– No se que es lo que esta pasando o por que esta pasando, pero lo descubrire.

Le senale con un dedo para enfatizar cada palabra.

– Yo. Lo descubrire.

Despues me di la vuelta y sali de la habitacion, cerrando suavemente la puerta a mi espalda. El policia me acompano por el corredor, bajo conmigo en el ascensor y juntos atravesamos el vestibulo del motel.

En el aparcamiento se produjo una repeticion de mi llegada. Aunque mi escolta defendia uno de los flancos, me abordaban por todos los demas. Las camaras rodaban, los microfonos oscilaban a centimetros de mi cara y los flashes estallaban por todas partes. Me acribillaban a preguntas. Empujando hacia adelante, con la cabeza gacha y los brazos apretados contra el pecho, me sentia mas atrapada que ante la manada de coyotes.

Al llegar al coche de Ryan, el policia contuvo el asalto extendiendo ambos brazos mientras yo abria la puerta. Luego empujo a la multitud hacia atras y yo pude salir del aparcamiento y enfilar la carretera.

Mientras conducia, el calor abandono lentamente mi rostro y mi pulso se normalizo, pero en mi cerebro bullian un millon de preguntas. ?Cuanto tiempo habia estado bajo vigilancia? ?Podia eso explicar el registro de mi habitacion? ?Hasta donde pensaban llegar? ?Por que?

?Regresarian?

?Quienes eran «ellos»?

?Donde diablos estaba ese pie? ?Alguien realmente lo habia robado? Y si asi habia sido, ?con que proposito?

?Como sabian que habia desaparecido? ?Quien queria ese pie el lunes? ?Por que?

?Donde estaba Primrose Hobbs?

La oficina del vicegobernador del Estado no solia estar incluida en el circuito de investigacion del desastre. ?Por que mostraba Davenport tanto interes en este asunto?

?Tendria que enfrentarme realmente a una presentacion de cargos criminales? ?Deberia buscar asesoramiento legal?

Estaba completamente absorbida en estas preguntas, conducia de forma automatica, veia y reaccionaba a las cosas que me rodeaban, pero no de forma consciente. No se cuanto tiempo llevaba conduciendo cuando una estridente sirena hizo que mirara hacia atras por el retrovisor.

Un coche patrulla estaba pegado a mi parachoques trasero con los faros destellando como un cartel de neon.

Capitulo 18

Reduje la velocidad y me desvie hacia el arcen. El coche patrulla hizo lo propio hasta detenerse detras de mi.

El trafico continuo incesante, gente normal de camino a lugares normales.

Estaba mirando a traves del retrovisor cuando la puerta del coche patrulla se abrio y Lucy Crowe salio del vehiculo. Mi primera reaccion fue de alivio. Luego se puso el sombrero y lo acomodo con cuidado, dando a entender que no me paraba solo para saludar. Me pregunte si yo tambien debia bajar del coche, pero decidi quedarme donde estaba.

Crowe se acerco al coche, alta y poderosa enfundada en su uniforme. Abri la puerta.

– Buenos dias -dijo, acompanando el saludo con su clasico movimiento de alzar la cabeza.

La salude del mismo modo.

– ?Coche nuevo?

Separo los pies y apoyo las manos en las caderas.

– Prestado. El mio se ha tomado una temporada sabatica no prevista.

Lucy Crowe no me pedia el carnet de conducir ni formulaba las preguntas habituales, de modo que supuse que no se trataba de una detencion de trafico. Me pregunte si iba a arrestarme.

– Tengo algo que probablemente no le gustara oir.

La radio que llevaba en el cinturon lanzo un chirrido y Crowe ajusto un boton.

– Daniel Wahnetah aparecio anoche.

Apenas pude preguntarle:

– ?Vivo?

– Completamente. Llamo a la puerta de su hija alrededor de las siete, ceno con la familia y luego se fue a dormir a su casa. Su hija me llamo esta manana.

Hablaba en voz alta para hacerse oir sobre el ruido del trafico.

– ?Donde estuvo los ultimos tres meses?

– En Virginia Occidental.

– ?Haciendo que?

– Su hija no me lo dijo.

Daniel Wahnetah no estaba muerto. No podia creerlo.

– ?Algun progreso con respecto a George Adair o Jeremiah Mitchell?

– Ni una palabra.

– Ninguno encaja realmente con mi perfil. -Mi voz era tensa.

– Supongo que todo esto no la ayuda mucho.

– No.

Aunque nunca me habia permitido decirlo, confiaba en que el pie perteneciera a Wahnetah. Ahora no tenia nada.

– Pero me alegro por la familia Wahnetah.

– Son buenas personas.

Observo mis dedos aferrados al volante.

– He oido las noticias.

– He tenido que desconectar el telefono porque me estaban volviendo loca. Acabo de abandonar una reunion con Parker Davenport y habia un circo mediatico fuera del Sleep Inn.

– Davenport. -Apoyo un codo sobre el techo del coche -. Un blanco pobre que vive entre negros.

– ?Que quiere decir?

Miro hacia la carretera y luego volvio a concentrarse en mi. La luz del sol se reflejaba en sus gafas de aviador.

– ?Sabia que Parker Davenport nacio muy cerca de aqui?

– No, no lo sabia.

Se quedo en silencio un momento, perdida en recuerdos que solo le pertenecian a ella.

– Me parece que ese hombre no le gusta.

– Digamos que nunca colgare su poster encima de mi cama.

– Davenport me dijo que el pie ha desaparecido y me acusa de ser la responsable. -Tuve que hacer una pausa para reprimir el temblor de la voz -. Tambien me dijo que una procesadora de datos, que me ayudo a comprobar unas medidas, tambien ha desaparecido.

– ?De quien se trata?

– Una mujer negra, mayor, llamada Primrose Hobbs.

– Preguntare por ahi.

– Usted sabe que todo esto son tonterias -dije-. Lo que no llego a comprender es por que Davenport va a por mi.

– Parker Davenport tiene sus propias ideas sobre algunas cosas.

Un camion paso junto a nosotras, envolviendonos en una ola de aire caliente. Crowe se irguio.

– Ire a hablar con nuestra fiscal de distrito, vere si puedo conseguir esa orden de registro.

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