– Ya no -dije, y nadie se rio. Dios santo, estaba perdiendo. Tome un sorbo de cafe. Al menos, estaba caliente-. No como carne de ternera -informe, pero Eileen no me presto atencion. No me habia mirado a los ojos ni una vez. Sin duda, me culpaba de haber convencido a Bill para que se declarara culpable.
– -Debiera leer algo sobre la industria ganadera --dijo--. Sobre vacas, cerdos. No hay diferencia. Los crian enjaulas y los alimentan con antibioticos y esteroides.
– ?Esteroides? -Aleje de mi mi gran hamburguesa a medio comer. Si yo seguia creciendo, me convertiria en Alicia en el pais de las maravillas.
– -Es veneno puro. Y luego estan las bacterias. Cosas que crecen en la carne. Cosas que se pueden ver. -- Movio las pestanas repintadas de negro en un rostro que de no ser por su dureza podria haber sido bonito. Usaba demasiado maquillaje y su vestido de Spandex llamaba la atencion. Aun tenia el brazo en cabestrillo, pero ese era el unico recordatorio de la refriega con la policia.
– Bill me conto lo del laboratorio, Eileen. Debes haber visto cosas espantosas. -Queria desviar la conversacion hacia su amenaza de muerte sin traicionar la confidencialidad de Bill.
– -Asi es.
– -?Son los laboratorios de Furstmann peores que los demas?
Se rasco bajo el yeso del brazo.
– ?Y a usted que le importa? Ni siquiera es nuestra abogada.
– ?El tipo de la cartera extrana es mi sustituto?
– ?Y que se esperaba? -dijo riendose. Desvio su mirada hacia el restaurante, de modo que observe el lugar. Estaba vacio, salvo un viejo que fumaba sin parar en un rincon. Ya se habia ido la clientela de la cena y no entraba nadie mas. ?Que miraba Eileen? Entonces cai en la cuenta de que Eileen no queria ver, queria que la vieran.
– -?Como encontraste al abogado, Eileen?
– -?John Celeste? Fue el quien me encontro. Me vio en las noticias. Estuve en todos los canales, hasta en los de cable.
– -?Es el quien pago la fianza?
– Quiere querellarse con la policia y el ayuntamiento. Dice que puede conseguir quinientos mil dolares.
Bill cambio de posicion en la resbaladiza silla.
– Dice que tambien nos ayudara para que cesen los experimentos. Y eso es lo que queremos hacer.
Eileen asintio.
– Pararlos de golpe.
Senti un escalofrio y me incline hacia adelante.
– Eileen, no hay nada que puedas hacer para detener esos experimentos. La presion por encontrar un medicamento que cure el sida es demasiado fuerte. Ya le dije a Bill que tendriais que concentraros en la industria peletera y dejar la farmaceutica. ?Recuerdas, Bill?
– -Si.
– ?Por que? -pregunto Eileen.
– La gente todavia no esta preparada para lidiar con la experimentacion animal. Dedicaos a las pieles. Muchos famosos estan en contra.
– ?Famosos? ?Como quien? -Eileen adelanto un poco el cuerpo y por primera vez un destello de interes aparecio en sus ojos.
– -Como Elle MacPherson.
– Me gusta Elle. Esta en el cine, como Rene Russo. ?Sabia que era modelo antes de hacer la pelicula con John Travolta? Tiene mucho trabajo en el cine.
– -?De verdad? Es un buen momento, porque teneis a vuestra disposicion las camaras de television y todo eso. ?Por que no manteneis su interes atacando a la industria peletera? No se si Bill te lo dijo, pero yo represento a muchos radicales, a muchos que estan de acuerdo contigo.
– ?Algun famoso?
Por Dios.
– -No, ningun famoso. Y ellos, mis clientes, siempre utilizan la prensa cuando la tienen cerca. Ayuda a convencer a la gente, a conseguir mas defensores de la causa.
– ?Usted cree?
– Por supuesto.
Ella hizo una pausa.
– -Tengo que preguntarle algo.
– -?Que?
– ?Mato a su novio)?
Senti un nudo en el pecho.
– -No.
– -Oh --exclamo ella.
No dejaba de mover los pies.
– -?Tu, una asesina? ?Como pueden pensar semejante cosa? --dijo Hattie. Me habia estado esperando, envuelta como un cigarro cubano en la bata, el pelo lleno de rulos rosados. Parecia agotada; tenia la piel grasienta y los ojos oscuros y hundidos-. ?Como pueden pensarlo siquiera?
– -Son policias. Pueden pensar cualquier cosa. -Acaricie a Bear, que estaba dormida bajo la mesa, y me tome la enesima taza de cafe. Yo tambien estaba cansada, pero satisfecha de que por el momento Eileen se hubiera olvidado del consejero delegado.
– Los polis estuvieron arriba, ?sabes? Revolvieron tu; apartamento. Habrian roto la puerta de no haber ido yo.
– -Diablos, tendria que habertelo advertido cuando llame.
– -?Dejaron el piso hecho una porqueria! Trate de arreglarlo, pero tu madre empezo a ponerse nerviosa.
Se me encogio el corazon.
– -?La molestaron? ?Los vio?
– -La tranquilice; --Hattie me paso unos papeles por encima de la mesa--. Aqui tienes una lista de las cosas que se llevaron. El detective me dijo que te la diera.
Aleje los papeles
– ?Que detective?
– -No se. Uno con mala pinta y con un nombre raro.
– -?Azzic?
Asintio.
– Dime donde esta mama.
– En la cama desde las diez. No ha pegado ojo. ?Es que no se dan cuenta de lo que te estan haciendo?
– -?Como si les importara! ?Ha comido algo?
– -?Tendria que importarles! ?Hoy esta casa era un manicomio! Ese detective haciendo preguntas. ?Hasta han inspeccionado tu coche! La perra no paraba de ladrar y el telefono sono todo el santo dia. Luego una chica vino con una caja de tu oficina y la llevo arriba. Una chica negra.
– ?Renee Butler?
Volvio a asentir y se rasco la frente con irritacion.
– ?Menudo dia! Periodistas llamando a la puerta a la hora de la cena. ?Sali y los eche! ?Dijeron que eras una asesina!
– -Y seguiran diciendolo hasta que pruebe mi inocencia.
– -?Tu, con el remo! ?Eso es lo que te ha metido en lios!
– -No exactamente…
– -Te dije que lo dejaras. No me escuchas. No escuchas a nadie. ?Que cosa mas idiota estar remando en un bote de mierda!
Casi podia ver como le subia la presion.
– ?Por que estas tan preocupada? ?Por mi madre? He abierto un fondo para ella. Si algo me sucede, hay suficiente dinero para mantenerla a ella. Y tu…
– ?Yo? -De repente Hattie me dio una bofetada en plena cara.