estuviera mintiendo y se lo hubiera dicho el mismo.

– Bennie, ?sigues ahi? ?Te encuentras bien? Dicen que tambien estas involucrada en este asesinato. Azzic arresto a Eileen gracias a ti y ella ahora es la testigo de la acusacion. Les dijo que tu organizaste el atentado y que la usaste para que la culpa recayera en ella.

– -?Eso es ridiculo!

– Tienen la confesion que te implica. Su amigo Kleeb ha desaparecido. Azzic esta ahora mismo en la puerta. Quieren que te entregues.

– Pero si yo no lo hice. ?Yo no he hecho nada!

– Entonces no vengas ni digas nada mas. Es posible que controlen las llamadas, incluso que hayan pinchado los telefonos.

Pense rapidamente.

– Ve a mi despacho y coge la cartera. Recogeme a medianoche en el lugar que mas me gusta del mundo. Asegurate de que no te siguen. ?Comprendido?

– -Comprendido.

Colgue el telefono debatiendome sobre si habia hecho bien al hacer esta llamada. No habia tenido otra opcion, pero me confie a alguien de quien tenia todas las razones para desconfiar. ?Seria capaz Grady de descifrar el lugar donde tenia que recogerme? ?Habrian oido nuestra conversacion los policias? De cualquier manera, ?donde estaba? Mire a mi alrededor. Las farolas estaban rotas y la esquina, a oscuras. Frente a la cabina habia una tienda abandonada con tablones clavados sobre las ventanas. Habia pintadas por todas partes. Trate de encontrar un letrero que me dijera en que calle estaba, pero estaban rotos.

No tenia ni idea de adonde ir. Me apoye en el tabique de la cabina a oscuras, junto a una grieta que atravesaba toda la mampara de plastico. Me senti vacia, rota, presidente de Furstmann habia muerto porque yo habia permitido que Eileen me enganara. Ahora estaba haciendome la cama. Me pregunte si los policias tendrian suficiente con acusarme de dos crimenes. No tenia coartada para este ultimo. Estaba haciendo jogging cuando sucedio. Pedirian la pena de muerte, seguro.

Me sente en el suelo mugriento de la cabina con rodillas contra el pecho. Estaba medio desnuda y tenia frio. Era la principal sospechosa de dos asesinatos que no habia cometido y alguien habia dejado el arma homicida en mi apartamento. Mi abogado, mi unica conexion con el mundo exterior, era alguien en quien apenas confiaba. Todo se derrumbaba a mi alrededor y no tenia fuerzas suficientes para evitarlo. Por primera vez en mi vida, me senti indefensa.

Indefensa, paralizada. Estaba muerta de frio.

18

Me mantuve alerta, vigilando que no hubiera coche de policia, pero no vi mas que uno que patrullaba por Kelly Drive, el camino zigzagueante que bordeaba el rio Schuylkill. Tal vez la policia no hubiera pinchado el telefono, por no considerarlo una prueba suficiente o por falta de tiempo, o quiza eran demasiado idiotas para adivinar cual seria mi sitio favorito. O tal vez me estuvieran esperando y me vigilaban sin que yo me diera cuenta. Observe la orilla con una sensacion muy desagradable la boca del estomago.

Era una noche con brisa a orillas del Schuylkill y viento que provenia del rio era frio y humedo. Me sente bajo un arbusto en el Azalea Garden, donde simulaba se una persona que habia salido a hacer ejercicio en un me mento de descanso. Temblaba de frio. Era bastante ver simil y el camuflaje perfecto, ya que los senderos pavimentados al lado del rio atraian a muchos patinadores deportistas incluso de noche.

Mire la hora. Las once y media. Tenia que ir ya. Recogi mi pequena bolsa de papel y me levante lentamente pues tenia las piernas rigidas y doloridas. Mire en derredor buscando algun coche patrulla de policia, pero habia moros en la costa. Solo quedaban los deportistas fanaticos. Como yo.

Corri lentamente sobre los vasos de papel aplastados que tapizaban el camino a la caseta de botes, el sucio recordatorio de una divertida tarde de jogging. Habia unas veinte casetas en fila y la de la universidad estaba en el centro. Llegue a la puerta roja, me asegure de que nadie me viera y teclee la combinacion que la abria. Entre y empuje la puerta, que se cerro automaticamente.

La entrada era grande y estaba vacia y a oscuras. Habia dos ventanas que daban a la calle, de modo que no me arriesgue a encender las luces. Tampoco lo necesitaba, ya que me conocia el sitio de memoria. Fotos de remeros cubrian las paredes y un viejo sofa verde de cuero estaba al lado de la puerta. A la izquierda se extendia la inmensa sala donde se guardaban las embarcaciones de los hombres; a la derecha, el anexo para las mujeres, construido mas tarde.

Me desplome en el sofa y senti los olores familiares de grasa para los ejes, madera barnizada y sudor humano. Estaba a salvo, por el momento. Era mi lugar favorito. Recorri con la mirada las fotos a la escasa luz que dejaban pasar las ventanas. Viejas fotos de equipos masculinos y femeninos de ocho remeros, las tripulaciones levantando trofeos en lo alto o arrojando a sus pequenos timoneles al agua. Era una tradicion de las regatas, como ceder la camiseta al ganador, una especie de leccion de humildad. Al haber perdido no solo la camiseta, sino todo lo demas, en este momento esa leccion me llegaba al alma.

Me buscaban por asesinato. Ya estaria en todos los titulares. ?Que pensaria Hattie? ?Y que pasaria con mi madre? Me permiti diez segundos mas para tomar conciencia de la situacion y luego fui arriba con mi bolsa para tratar de salvar mi vida.

– Bennie, ?eres tu? -susurro Grady.

Lo cogi por la manga de la chaqueta y lo hice pasar ?errando de inmediato la puerta.

– Por supuesto que soy yo.

– -Pero tienes el pelo tan corto…

– -Tiene dos dedos de largo. -Me lo habia cortado con unas tijeras que encontre en el taller de reparacion de los botes.

– ?Que le ha pasado al color? No puedo ver bien, esta tan oscuro… ?Es negro?

– No, rojo. Un rojo brillante especial para ocultarse. --Me pase una mano por los cabellos humedos y recien tenidos. Entre el tenido, la ducha caliente y la ropa limpia, me sentia mejor, con mas control de la situacion--. Es L'Oreal, ocho dolares el paquete en el supermercado. Creo que los valgo.

– -?No es demasiado llamativo el rojo para disfrazarse?

– -Mido metro noventa de altura, Grady. Naci llamativa. Ademas, para pasar de rubio a negro necesitaria dos paquetes y no los valgo. ?Has traido la cartera?

– Aqui la tienes. -Me la paso-. ?De donde has sacad ese vestido? ?Es amarillo? ?No es demasiado llamativo para un disfraz?

– ?Que eres, un policia de la moda? Es el unico que tenia aqui en el armario. -Abri la cartera y eche una mirada al interior. Los documentos de Mark, la carpeta de Bill Kleeb y un telefono movil. La cerre sin ganas de sentirme agradecida a Grady. Alguien me queria cargar el asesinato de Mark y tal vez fuera el--. Debes irte ahora, Grady. Gracias por tu ayuda.

– ?Que? Si acabo de llegar. ?Que piensas hacer?

– No lo se todavia. Ya pensare algo. -Se me habia ocurrido que debia salir de la ciudad y encontrar a Bill Kleeb, pero no le diria a Grady mas de lo necesario. Tienes que irte, por favor.

– Quiero ayudar.

– No necesito ayuda.

– ?Por que te comportas de una forma tan extrano? ?Sabias lo de la muerte del presidente de Furstmann?

Reaccione ante la acusacion.

– -?Quieres decir si conspire para matar a ese hombre? Por supuesto que no. ?Le contaste a la policia que anoche me vi con mis clientes?

– -No, Azzic me interrogo, pero le dije que se trataba de informacion confidencial entre abogado y cliente y me dejaron irme.

?Hum!

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