negras pastaban libremente en una extensa y uberrima colina. A una chica de ciudad criada por una madre demente todo esto le parecia idilico. La unica colina que habia visto estaba hecha de panuelos de papel.

Mire la hora. Las doce y cuarto. De venir la prensa, tendria que haber llegado. Sali y me estire con la cartera en la mano, dejando el coche escondido tras los maizales. Queria parecer mas una abogada que una delincuente, y el banana movil no era exactamente el coche indicado para una profesional de la justicia.

Tenia que ganarme la confianza de los padres de Bill Lo unico que necesitaba era un poco de suerte.

Y mucho cafe.

– Dios, esta muy bueno. -Y bebi otro sorbo. Era segunda taza.

– Gracias -dijo la senora Kleeb, de apellido Zoeller desde que se volviera a casar. Tenia un rostro redondo y agradable y flotaba como un globo maternal con su chandal rosado. Tenia cabellos rizados parecidos al pelo pelirrojo de Bill, pero las raices mostraban que eran canosos.

– Lo digo en serio, es un cafe estupendo. -Me di cuenta de que el senor Zoeller me observaba de forma rara por encima de una taza en la que se leia NITTANY LIONS.

– De modo que es la abogada de Bill -dijo la senora Zoeller. Me parecio que se lo creia ahora que les habia contado toda la historia. El senor Zoeller, sentado a su lado en la mesa del comedor, no habia pronunciado palabra durante mi discurso, salvo para pedirme las credenciales y el expediente de Bill. Miro friamente la foto policial con el rostro magullado de Bill y me parecio que no le importaria mucho si su hijastro terminaba en la carcel de por vida.

Deje la taza sobre la mesa.

– Pues si, soy de verdad la abogada de Bill, pese al nuevo color de mi pelo.

– Hizo un buen trabajo -comento la senora Zoeller.

– Gracias. ?Quien puede decir ahora que no se nada de potingues?

Sonrio.

– Usted realmente no se comporta como un abogado, o al menos no como los abogados que he visto. En la television.

– Ellie, por favor -dijo el senor Zoeller, y una confusa senora Zoeller poso una mano sobre la mia.

– Era un cumplido, por supuesto. No lo tome a mal.

– Mi mujer siempre mete la pata, como ahora -dijo el senor Zoeller frunciendo el entrecejo. Era un hombron tan grueso que la camiseta rayada se le levantaba por encima de la marca de su bronceado-. Pero no ha querido! ser descortes.

– Lo he tomado como un cumplido. Olvidelo.

A la senora Zoeller se le subieron un poco los colores.

– Es que no me ha gustado nada el otro abogado del Bill, el nuevo. Celeste. Nos llama por telefono sin cesar, porque quiere que le firmemos algo para un libro o algo por el estilo.

– Un permiso -dijo el senor Zoeller-. Quiere que le firmemos un permiso.

La senora Zoeller meneo la cabeza.

– No creo que eso, en el fondo, le convenga a Bill. A Celeste lo unico que le interesa es el dinero. Y Bill ha hablado de usted. Dice que de ninguna manera puede haber matado a nadie.

– Es verdad.

– Me dijo que confiara en usted. Pienso que Bill le tiene verdadera simpatia.

Me senti emocionada.

– -Yo tambien a el. Es un buen chico, pero esta liado.

– -Lo se, lo se. --La senora Zoeller se paso los dedos por la frente, que le dejaron un debil rastro enrojecido-. Todo es culpa de Eileen. Se lo adverti. La primera vez que vi a esa chica, le dije a Gus: «Esa chica esta medio loca, seguro». ?No te lo dije, Gus?

El senor Zoeller no contesto, sino que siguio mirando mi licencia del Colegio de Abogados de Pennsylvania. ?Que tenia de interesante? ?«Numero de identificacion 35417, Tribunal Supremo»?

La senora Zoeller continuo moviendo la cabeza.

– Trate de decirselo, pero se enamoro tanto de ella que era imposible decirle nada. La consideraba inteligente e interesante. Sofisticada. No podia ver mas alla de si narices. El siempre ha sido asi.

Asenti para solidarizarme con sus palabras.

– Y esa chica tiene un largo historial, permitame que se lo diga. El lo sabia todo, pero no le dio importancia.

– Senora Zoeller, puedo ayudar a Bill, si usted me lo permite. Digame donde esta. Se que no es responsable de la muerte del presidente de Furstmann.

Hizo una mueca de duda.

– -Oh, no lo se. ?Que piensas, Gus?

El no contesto, sino que cambio el centro de su interes y lo puso en el panito blanco que habia en medio de la mesa. Se hizo el silencio y de repente tome conciencia del sonoro reloj del rincon del comedor. Tictac, tictac.

– -Senora Zoeller --dije--, se que le resulta dificil confiarme la vida de Bill, pero no tiene otra alternativa. Soy la unica que puede probar su inocencia.

– -Y el es el unico que puede probar la suya -contesto el senor Zoeller con un grunido.

– -Asi es. Yo necesito a Bill tanto como el me necesita a mi. Pero eso no cambia el hecho de que me necesita. Soy la unica que puede probar que el asesinato del presidente de Furstmann fue idea de Eileen. Si lo hizo sin ayuda de Bill, puedo lograr que retiren la acusacion contra el o, al menos, negociar un trato.

– ?Como puede hacerlo? -pregunto la senora Zoeller con la maxima delicadeza-. Usted es una fugitiva.

– Conozco a muchos abogados penalistas. Le conseguire el mejor a su hijo y le dire que Bill dice la verdad. Puedo ayudar a Bill, aunque no sea directamente.

– -?Y si lo llevan a juicio por asesinato? -Empezo a temblarle la voz ligeramente-. ?No tendra que estar usted alli para declarar?

– -Para entonces, ya habre resuelto todo este lio. Tengo una vida a la que volver y mi propia madre. --Fue un poco melodramatico, pero necesario. Ahora las espadas estaban en alto.

– Oh, su madre. -La senora Zoeller se llevo una mano al pecho-. Debe estar muy preocupada por usted.

– Enferma de preocupacion. -Enferma, enferma.

Tictac, tictac.

– Senora Zoeller, puede confiar en mi. No soy de verdad como los demas abogados. Creo en lo que hago. Creo en la ley, ya se trate de pobres o ricos, de buenos o malos. Y prefiero no seguir hablando.

Sonrio con cierta cautela, luego miro a su estoico marido.

– Gus, ?que piensas? ?Piensas que debo llevar a Bennie a ver a Bill?

Ay, ay.

– -No, espere, senora Zoeller. Digame donde esta e ire sola. --No queria que el padrastro se acercara a Bill no me fallaba la intuicion, el era la principal causa de la actitud de Bill.

– -?Por que? Esta lejos de aqui y es dificil de encontrar. Usted dijo que se habia perdido viniendo hacia aqui.

Piensa, rapido.

– La policia puede estar vigilandolos a los dos. Conocen su coche, pero no el mio. No querra llevarlos hasta donde esta Bill, ?verdad? Digame donde esta. Ire sola.

Miro al senor Zoeller, que se miraba absorto las unas

– ?Gus? ?Debo hacerlo?

El mostro la palma de la mano, haciendola esperan

Tictac, tictac.

– ?Gus? -volvio a preguntar, y se me ocurrio pensar que habia muchas formas de abuso domestico-. ?Carino?

– -Lo que tu digas. Es tu hijo.

Ella se volvio hacia mi.

– ?Mas cafe, querida?

– Me encantaria-dije.

Y ella sonrio.

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