– No me gusta. Lo normal es que te hubieran apretado mas las tuercas.
– -Estoy de acuerdo. Pense que me dejaban para ver si los conducia hasta ti.
Me quede de piedra.
– -?Y lo has hecho?
– -No, no, y si me han seguido, los he perdido de vista. Pergene un plan con un primo mio. Vino, recogio mi moto y salio para Nueva Jersey. No nos pueden reconocer con el casco puesto. Si lo estan siguiendo, ya deben andar por Marlton.
Muy inteligente, si era verdad.
– Muy bien. Gracias. Y ahora, ?quieres irte?
– ?Intentas deshacerte de mi? Soy tu abogado. Dejame que lo sea.
– No se trata ahora de la abogacia. Esto es ayudar y encubrir. No debes implicarte mas de lo que ya estas.
Dio unos pasos hacia el interior.
– -?Que hay aqui?
– -Botes, nino de Harvard.
No me hizo caso y entro en el ala de hombres de la caseta. Era una habitacion inmensa, lo suficiente para guardar dos hileras de botes de ocho remeros sobre fuertes caballetes. La luz de la luna pasaba apenas por las ventanas y hacia brillar el barnizado de los esquifes. La camisa blanca de Grady resaltaba a la luz mientras caminaba, pero no logre ver lo que estaba haciendo.
Permaneci en el umbral, demasiado angustiada para seguirlo. Podia matarme y nadie se enteraria. Cogi un destornillador que vi a mano y me lo escondi en la cintura, aunque no tenia el menor deseo de tener que utilizarlo.
– -Quiero que te vayas, Grady --le dije esperando que el tono de mi voz no delatara el estado de nervios en que me encontraba--. Puedes convertirte en complice.
– Esto es sorprendente -dijo, y su voz provenia de la sala de hombres. Mis ojos se acostumbraron a la penumbra y pude distinguir su silueta al lado de los botes de fibra de vidrio. Pasaba los dedos por la proa de uno de los botes-. Los botes tienen nombre.
– Esto es America. Y ahora, se ha terminado el espectaculo. Hora de irse.
– -Basta de malhumor, ?quieres? No hay policias fuera. Lo he comprobado. Mira esto. Aqui pone «Paul Madeira» y aqui hay otro con «Ernest Ballard IV». ?Quienes son?
– -Chicos blancos ricos. ?No deberias marcharte ya?
– -Nunca habia estado en un cobertizo de regatas. ?Por que no me lo ensenas? El remo es importante en tu vida. Me gustaria saber mas al respecto.
– Lo unico que hay aqui son botes, Grady. Son marrones y flotan en el agua. Hay muchos. -Camino en mi direccion, pero yo retrocedi hasta la entrada y me introduje en el anexo de mujeres del otro lado.
– ?Que hay alli? ?Mas botes?
– Los botes de las chicas.
– ?Son de color rosa?
– -Son mas ligeros. Adios.
– -No seas tan grosera. ?Los botes femeninos van tan rapido como los de los hombres?
– -Si la chica idonea esta a los remos, si.
– -?Eres tu una chica idonea?
– ?No te vas? -Casi tenia el destornillador en la mano, pero el se dio la vuelta rapidamente y casi me pilla por sorpresa.
– A ver si adivinas la sorpresa que te he traido. Te dare una pista. -Sonreia con una anticipacion que parecia genuina, al menos en la oscuridad.
– Grady, no estoy para juegos. No se si sabes que me han acusado de asesinato. No tiene ninguna gracia.
– -Vamos, intentalo. Es mas grande que una panera.
– ?Tu ego?
– Dificilmente. Esta aparcado en la calle cargado de gasolina super.
– ?Un coche? ?Me has traido un coche? -Me dio un vuelco el corazon, pero volvi a dudar de el-. ?Como sabias que necesito un coche?
– -Sabia que tenias que salir de la ciudad. --Saco unas llaves del bolsillo y las hizo bailotear a la luz de la luna--. Es nuevo y flamante.
– -?Como lo conseguiste?
– -Es de mi primo. Se lo cambie por la moto.
– Hora de irse. -Pese a mis dudas, le arranque las llaves de la mano-. Y ahora marchate. --Lo volvi a empujar hacia la puerta, pero no retrocedio.
– Quiero ir contigo, Bennie.
– -Imposible.
– -?Por que? ?Por que has de ir sola?
– Me gusta estar sola.
– -No es eso -dijo con firmeza-. Hay algo que te preocupa. Te muestras fria conmigo. Es obvio. No confias en mi ?verdad?
Mierda.
– ?Por que dices eso?
– Porque te menti sobre mis reuniones con Mark, ?no es asi? No tienes que decirmelo, lo se. Descubriste que habia estado con Mark porque consta en su agenda.
Mire lo que habia en la cartera. Lo se, Bennie. Te puedo decir por que menti. Deja que te lo explique.
– -Quiero irme ahora mismo, Grady. No puede estar mas claro para mi. -Pase por su lado y me dirigi a la puerta, pero me cogio del brazo por sorpresa.
– Me encontre con Mark. Dos veces. La primera vez me dijo que abandonaba la firma y queria que me fuera con el. Dijo que, aparte de Eve, era el unico asociado que queria llevarse.
– -?Que le contestaste?
– -Que no. La segunda vez lo llame yo y nos encontramos en The Rittenhouse. Trate de convencerle de que no diera ese paso.
– -?Por que?
– ?Por que piensas tu que lo hice?
– No tengo ni idea -dije, aunque empezaba a tener una ligera idea. Lo podia sentir. Lo veia venir por la voz cada vez mas ronca de Grady y la manera en que se me acercaba en la oscuridad.
– Por ti. No queria que te hiciera dano. Se lo que significa el bufete para ti.
No dije nada. No sabia que decir. Tenia un nudo en la garganta.
– -Bennie, puedes confiar en mi. Jamas volvere a ocultarte algo. Jamas te hare dano ni por todo el dinero del mundo. -En ese instante metio una mano en la chaqueta y cuando la saco vi el brillo acerado de una pistola.
Me quede boquiabierta. Se me paralizo el corazon. Grady era el asesino. Estaba a punto de matarme. Iba a coger el destornillador, pero Grady me cogio de la mano y me dio el arma.
– Aqui tienes. Es tuya. Guardala.
– ?Que? ?Como? -Mire la pistola. Era un revolver con una empunadura de rayitas cruzadas y lo senti frio y pesado en la palma de mi mano.
– -Por si acaso. Tiene puesto el seguro, pero esta cargado. Es mio. Dispara contra cualquier cosa o persona que quiera hacerte dano. Si no me dejas protegerte, al menos usa esto.
No podia asimilar todo lo que pasaba con suficiente rapidez. Un destornillador es una cosa, pero una pistola es otra completamente distinta. Nunca habia tocado un arma que no formara parte de un peritaje judicial. Incluso con la etiqueta naranja y el numero de prueba, las pistolas me eran completamente desagradables. Habia visto el dano que hacian, como destrozaban rostros, cabezas y corazones. Le devolvi el arma.
– -No, Grady, guardala tu.
– ?Por que? -Se la guardo en un bolsillo--. Te comportas como una idiota.
– No, ademas tengo mi destornillador a mano. -Lo saque de debajo de mi cinturon y se lo mostre.