Grady se rio.
– Eh, somos una pareja bien armada. Pero el destornillador no es muy efectivo a veinte metros. -Me cogio la herramienta y la tiro por encima de su hombro.
– -?Eh, tu! Se trata de mi proteccion.
– -No necesitas protegerte de mi. Si hubiese querido hacerte dano, ?te habria dado la pistola? --me pregunto acercandose.
Se me seco la boca. Me senti expuesta y vulnerable, y era algo que no tenia nada que ver con quien tenia el revolver.
– -Mark no era lo bastante bueno para ti, Bennie. --Le note la amargura en el tono de la voz--. No podia darte nada, solo podia recibir.
– -No quiero hablar de Mark.
– Yo si. Quiero que lo comprendas. Lo amabas demasiado como para ver las cosas claras. Yo siempre pensaba como seria tener a una mujer tan enamorada de mi. Me preguntaba como seria esa mujer. -Se me acerco y mi dio un suave beso.
– Grady -dije. Trate de separarlo de mi, pero no movio.
– Grady… ?que? ?Por que no puede ser? ?Por Mari? Preguntate si el hubiera venido aqui. ?Te habria dado?
– No sigas.
– No. Preguntatelo -dijo-. ?Hizo alguna vez una sola cosa por ti? ?Hizo alguna vez algo que mereciera tu amor?
– Fundo la firma.
– Eso le ayudo a el, Bennie. Y cuando empezo a hacer dinero, te dejo en la calle. Era tu amante, pero ?fue tu amigo? Por ejemplo, ?te ofrecio alguna ayuda para tu madre?
Senti una roja llamarada de verguenza, algo irracional.
– -?Que sabes tu de mi madre?
– Me preocupe por enterarme. Te veia llegar tarde por las mananas, te oia hablando por telefono con los medicos. Se que estuvo internada hace poco tiempo. Pero mientras tanto, Mark se quedaba en la oficina. Nunca te acompano. Yo hubiera estado alli. ?Por que no Mark? ?Por que no te ayudaba?
– No necesitaba que lo hiciera.
– Naturalmente que si. Todos podiamos ver que estabas cansada. Estresada. Marshall y yo nos dimos cuenta de inmediato.
– Nunca le pedi que me ayudara.
– ?Era necesario que se lo pidieras? La necesidad era evidente. Podria haberlo hecho. Hacer acto de presencia Haber estado alli.
– No es tan facil -empece a decir, pero me interrumpio tocandome un hombro.
– -?Sabes lo que pienso del amor, Bennie? Pienso tiene un verbo activo y no es un mero estado del ser. Es solo un sentimiento o algo que se dice. Es lo que haces. Si amas a una mujer, la amas cada dia, la amas. Lo sientes. Te amo, Bennie. Es verdad. Te lo juro.
Empece a hablar, pero me abrazo y volvio a besarme, esta vez con mas fuerza. Su chaqueta era suave bajo mis dedos, sus brazos, poderosos bajo la lanilla. Su boca era calida y estaba abierta y yo deje que me besara tratando de sentir, de comprobar. No podia recordar que me abrazaran o besaran de este modo. Era una oferta, no una demanda, lo que la hizo subitamente aceptable.
Se quito la chaqueta y su cuerpo me parecio tan fuerte como el mio, aun mas fuerte porque estaba enamorado. Me lo decia con el beso, apretando sus labios contra los mios, empujandome hacia el sofa. Percibi que le respondia porque senti que me estaba dando algo, no arrebatandomelo. Estaba dandose a si mismo.
Me echo sobre el sofa con su boca y su cuerpo sobre mi y senti que me arqueaba bajo su peso. Que le devolvia lo que me daba. No podia verlo, pero todos mis sentidos se agudizaron. Pase la mano por su aspero menton, senti que contraia los musculos bajo la camisa. Oli un aroma de colonia en su mandibula mezclado con la humedad dulce de su cuello.
Oi el sonido metalico de su cinturon. Susurro una palabrota mientras intentaba abrirse la bragueta. Mi propia respiracion era profunda y excitada. Los sonidos del deseo, alli en la oscuridad.
A medianoche.
19
Me puse en camino en el resplandor previo a la madrugada; cogi la autopista en el flamante Chevrolet Camaro de un amarillo similar a la limonada. No era exactamente un vehiculo poco llamativo, pero entre mi cabellera pelirroja y el vestido dorado, no estabamos para sutilezas. La matricula era JAMMIE 16, el asiento delantero estaba lleno de discos compactos con rock
Huia de la policia y me dirigia al oeste de Pennsylvania a buscar a Bill Kleeb. Habia vuelto a leer su expediente mientras Grady dormia en el sofa del cobertizo de botes, luego me duche y llame a Bill desde mi telefono movil. Nadie contesto y desisti. La policia podia haber pinchado mi telefono y yo no queria que supieran a quien estaba buscando. Debian de estar buscandonos a los dos.
Vigile con angustia el espejo retrovisor. No habia policias a la vista y tampoco mucho trafico. Era demasiado temprano para los que trabajaban en la ciudad, que cualquier caso irian en direccion opuesta a la mia. Cambie de carril bajo un cielo nublado; iba lo mas rapido posible. El motor ronroneo suavemente cuando los neumaticos virgenes llegaron a la autopista.
Tenia muy presentes a mi madre y a Hattie. ?Cuando podria llamarlas? ?Habria solucionado Hattie el asunto del electroshock? ?Como podria ayudarla en estas circunstancias? Las estaba abandonando, quiza, por una larga temporada. La ciudad quedo atras y los rascacielos desaparecieron entre los grises nubarrones.
Pense en Grady, dormido con mi nota sobre el pecho. TE LLAMARE CUANDO PUEDA. CUIDATE. No era muy romantica, pero no sabia que sentia por el y no quise decirle nada mas. No era el momento apropiado para empezar una relacion importante. No me atraian los encuentros tras cristales a prueba de balas, pese a todas las series televisivas que habia visto sobre carceles.
Aleje a Grady de mis pensamientos, me peine los mechones color zanahoria y aprete el acelerador. Conduje durante una hora o dos, pase por Harrisburg, luego cogi la ruta del oeste cruzando los campos hacia Altoona, en la zona montanosa del estado, y finalmente sali de la autopista principal. Alli habia unos cuantos bares, zonas de camioneros y de almacenes de productos agricolas que me hicieron recordar el hambre que tenia, pero decidi no perder tiempo. Deje atras varios establecimientos comerciales y luego un taller de moldes escultoricos para cementerios que tenia un gran letrero escrito a mano que decia: REGALA CEMENTO EL REGALO QUE DURA TODA LA VIDA. Aleluya.
Conduje un par de horas por carreteras comarcales, luego pase interminables curvas y desvios hasta que encontre el camino lleno de baches que esperaba que me condujera al pueblo natal de Bill. Me perdi dos veces en un laberinto de caminos polvorientos que cruzaban campos de maiz y espinacas. No me podia orientar al aire libre y en medio de verduras. Necesitaba la contaminacion y las senales de trafico.
Gire a la izquierda en el manzanal, otra vez a la izquierda en la plantacion de moras y finalmente llegue camino sin asfaltar de la granja de los Kleeb. Se podia leer ZOELLER en el buzon, pero era la direccion de Bill. Aparque al lado de un maizal y apague el motor.
Abri la ventanilla y aguarde media hora a la espera de algun movimiento. Policias, periodistas, alguien. No parecia haber nadie, pero espere un poco mas. El cielo se nublo con el aire henchido de humedad. Aquello alejo los frescos olores del campo y atrajo el hedor de una mezcla de fertilizantes. Aun asi, segui con la ventanilla abierta: preferia ese hedor a la peste frutal del banana movil. Desee una taza de cafe. Me aguante; me habia convertido en una fugitiva.
La granja era una casa de madera de chilla, recien pintada y con aspecto de prosperidad. Detras y a la izquierda habia dos furgonetas ultimo modelo, un granero del piedra y chilla y un silo. Varias vacas blancas y