– ?Si? -Adopte la pose de mi personaje dando una apariencia de agotamiento, confusion y falta de sueno.
En otras palabras, la tipica abogada primeriza y expio en un gran bufete juridico.
– -Tiene que firmar el libro. --Senalo el libro sobre mesa.
– Oh, lo siento. -Me aproxime y mis tacones resonaron fuertemente en el suelo de marmol gris. El escritorio era de brillante marmol negro y rodeaba al guardia como una caverna empresarial. En las paredes de la cueva relucian las huellas del hombre moderno, tremulas pantallas de seguridad y un listado informatizado del edificio. Yo no figuraba. Tenia que solucionarlo en cuanto llegara arriba--. Todavia estoy dormida --le dije sonolienta--. ?Tiene un boligrafo?
– Aqui tiene. -Me paso un boligrafo con una sonrisa relajada--. La comprendo. A mi tambien me pasa. --Su uniforme rojo parecia cuadrado en los hombros y la gorra quedaba grande.
– Ultimamente trabajo demasiado -dije con el boligrafo en la mano. Necesitaba un nombre. Diablos.
– ?Donde trabaja? ?En Grun? -Su chapa decia DAVI RICKLIN. A su lado tenia el Daily News aun sin leer una taza de cafe humeante. Oli una galleta.
– Pues si, trabajo en Grun. ?Como lo sabe?
– Alli todo el mundo trabaja demasiado. -Volvio a sonreir y me parecio que se sentia solo en la madrugada gris, contento de hablar aunque fuera con una abogada. Me venia bien. Necesitaba informacion.
– -?Como es que nunca lo habia visto antes, senor Ricklin? Debe de tener el primer turno.
– -Si. Llameme Dave.
– -?Entonces sale a las tres? Horario de banquero, ?eh?
– -Tiene razon. Llego a casa a tiempo para ver a mi chica, mi Oprah. Ahora esta demasiado flaca, pero de veras que me gusta esa mujer…
Menee la cabeza.
– A las tres, tiene suerte. Yo acabo algo mas tarde, y por eso conozco a los chicos de la noche. El simpatico, ?como se llama?
– -?Se refiere a Dexter?
– -Empieza a las tres. Es muy simpatico.
A Ricklin le brillaron los ojos oscuros.
– A usted le gusta Dexter porque es alto, como usted.
Tome nota.
– Bah, le podria dar una buena paliza por mas alto que sea. El y el otro, ?le conoce usted?
– ?Jimmy? ?El blanco bastante fornido?
– Eso es. Fornido.
– No demasiado.
Que charla mas encantadora.
– -Para usted. Usted piensa que Oprah es demasiado flaca.
– -?Y lo es! Antes estaba mejor. Yo me decia, casate con esa chica, que tiene una pinta barbara. --Me acerco el libro de registro--. Eh, no se olvide ahora de firmar.
– -Seguro. --Tan pronto como me invente un nombre. Eche otra mirada al diario. ?ABOGADA huida!, clamaban los titulares. Se me hizo un nudo en la garganta. A continuacion decia: «Entrevistas exclusivas, por Larry Frost». Agache la cabeza y firme en el libro, luego me aleje del escritorio rumbo al ascensor-. Bueno, es hora de irme. Hasta pronto.
– Mantengase despierta -dijo. Trataba de leer mi nombre cuando llego el ascensor.
Entre y aprete el boton, pero senti miedo cuando se cerraron las puertas. Yo era noticia, probablemente se habrian publicado fotos mias, pero ya habia pasado la primera prueba, pese a todo, y averiguado los nombres de los guardias de seguridad. Tal vez mi plan podria funcionar. Me prepare para el proximo paso mientras el ascensor me llevaba en silencio hacia Grun.
Las puertas se abrieron con un hidraulico “sshussl” en el piso treinta y dos, el piso de los perdedores. Todo gran bufete tenia su piso de perdedores. Alli se encuentran los letrados de bajo voltaje que atraen mas a las moscas que a los clientes y que pasan demasiado tiempo con sus familias. En Grun, los perdedores compartian su planta con las salas de reuniones y se los consideraba tan productivos como a estas salas.
Eche una mirada a los despachos vacios; por primera vez el piso de los perdedores me parecio un paraiso y no un purgatorio empresarial. Estaba desierto, con todo el espacio para mi. Ninguno de los perdedores llegaba temprano, como buenos perdedores, de modo que cogi, un despacho, un ordenador y un directorio de la oficina y me puse a trabajar. Seria mas exacto decir: Linda Frost se puso a trabajar.
Encontro el listado del personal de Grun en Nueva York y eligio a la gente que necesitaba. Luego escribio un memorandum a la oficina de Personal de Filadelfia informandoles de que una nueva letrada, una tal Linda Frost, llegaria de la oficina de Nueva York el viernes para preparar un juicio por un asunto muy importante de seguridad, RMC contra Consolidated Computers. La nota solicitaba que se le extendiera una tarjeta de identificacion de Grun, un pase para las oficinas, un juego de llaves y que se la incluyera en el listado informatico de la planta baja. Dada la tradicional e intima comunicacion entre la sede central de Grun en Filadelfia y sus demas oficinas, Personal tardaria unos dos o quiza tres anos en enterarse del asunto.
Por si acaso, la senorita Frost puso la fecha de la semana anterior, imprimio la nota y la metio en un sobre confidencial de comunicacion interna. Luego lo pisoteo, lo arrugo y lo rompio un poco para que pareciera perdido en el correo interno, antes de echarlo en el primer buzon que encontro. Produciria el efecto deseado tan pronto como llegara a Personal, pues alli posiblemente le prestarian atencion, ya que la metedura de pata habia sido suya. Una vez mas.
A continuacion, la senorita Frost escribio una nota dirigida al Departamento de Administracion solicitando un codigo de cliente y un numero de registro para el caso de seguridad RMC contra Consolidated Computers. Abrio el expediente como una «transferencia» de la filial de Nueva York, de modo que no tendria que pasar el escrutinio del Comite para Nuevos Clientes, comite establecido como filtro para los posibles clientes que no se dejarian asaltar facilmente. Ademas, la laboriosa senorita Frost redacto otra nota al Departamento de Intendencia para reservar la sala D de reuniones del piso treinta y dos para mas adelante, ya que la utilizaria para preparar el juicio, y envio otra nota a la cocina pidiendo que se le enviara un bocadillo cada dia al mediodia, con una Coca- Cola de dieta y un carton de leche entera; esas comidas debian ir a la cuenta de RMC contra Consolidated Computers.
Envie las ultimas notas por correo electronico de modo que en menos de un segundo yo tendria una nueva identidad, un despacho y un trabajo. Una nueva vida y una nueva identidad. Es cierto que era algo pasajero y valido unicamente dentro de los confines del Silver Bullet. Pero, por el momento, estaba escondida a plena vista de todo el mundo.
Pero, cuidado, quedaba un cabo por atar. Me sente en la silla de perdedor y pense un rato. A los otros abogados se les podia despertar la curiosidad por la pelirroja de la sala D de reuniones. Tal vez harian averiguaciones o incluso se presentarian. Ningun abogado es una isla. ?Hum! Puse la pantalla en blanco y escribi con la fecha del dia:
A TODOS LOS SOCIOS Y LETRADOS DE GRUN
DE LINDA FROST
ASUNTO: ?S.O.S.!
SOY UNA LETRADA DE LA FILIAL DE NUEVA YORK ACTUALMENTE EN LA SALA D DE REUNIONES DEL PISO 32 TRABAJANDO EN RMC CONTRA CONSOLIDATED COMPUTERS, UN IMPORTANTE ASUNTO DE SEGURIDAD QUE EXIGE UN DETALLADO Y EXTENSO ESTUDIO DOCUMENTAL. AUNQUE EL CASO ES DURO Y BASTANTE TECNICO, APRECIARIA ALGUNA AYUDA, YA QUE EL JUICIO SE CELEBRARA DENTRO DE DOS SEMANAS EN EL DISTRITO DE PENSILVANIA. NO LES PUEDO PROMETER RENTABILIDAD A SU TIEMPO PORQUE EL CLIENTE ES EXTREMADAMENTE TACANO CON LAS MINUTAS. CUALQUIERA QUE DESEE ECHARME UNA MANO EN ESTE DIFICIL CASO DEBE SENTIRSE LIBRE DE VENIR A VERME CUANDO LE VENGA BIEN.
Perfecto. Esto ahuyentaria a cualquier abogado a la caza de beneficios. Estaria muerta y momificada antes de que algun abogado o socio de la firma osase presentarse ante mi. Me pasarian la comida por debajo de la puerta como si estuviera apestada con el Ebola. Pulse la tecla enviar en el menu del correo electronico. Estaba