– Miau – dijo Jammie 17. Levanto la vista de su comida, una galleta Snickers que habia encontrado en el suelo del coche y que yo le habia troceado conveniente mente.

– ?Que quieres? -le pregunte, pero el animal se limito a andar de un lado al otro del asiento delantero dando pequenos saltitos cuando el coche cogia un bache. Lo empuje, pero se nego a echarse-. Se bueno o mama no te j sacara mas a pasear.

– Miau -insistio, y desee que no se tratara de sus intestinos. Su ultima deposicion habia llenado una bolsa de golosinas, y habia tenido que meterlo todo en mi neceser de maquillaje y arrojarlo por la ventana para no asfixiarme.

Ibamos hacia el norte por la 1-95, yo y Jammie 17 pisandole los talones a Sam, a traves de interminables series de vallas publicitarias en los poco vistosos barrios industriales de Filadelfia. Se sucedian los almacenes inmensos y vacios, destartalados y con las ventanas rotas. Hattie habian vivido un tiempo alli y era dificil creer, dada su innata i bondad, que se habia criado en esas grises y desoladas callejuelas. Se habia ofrecido para ocuparse de Jammie 17, pero me parecio que ya tenia trabajo suficiente con mi madre.

– -?Miau!

– -Por favor. --Lo deposite sobre mis piernas y casi rebase al Carrera mientras lo hacia. Sam dejaba la 1-95 y se dirigia a la rampa de salida de la autopista; su coche circulaba casi paralelamente al mio. Mierda. Lance el coche a un lado y frene. El Carrera paso de largo y cogio la rampa, y yo arriesgue la vida dando marcha atras por el arcen para cogerla. Jammie 17 se habia dormido, ajeno a todo.

Acelere y me lance por la rampa. ?Adonde iba Sam? Jamas habia pisado esta zona, pese a que mi profesion me habia llevado a algunos de los distritos mas siniestros de la ciudad. Aprete el acelerador hasta el final de la rampa y mire a la derecha y luego a la izquierda. Demonios, lo habia perdido.

Me quite las gafas y gire a la izquierda echando un vistazo en medio de la creciente oscuridad. Estaba anocheciendo, pero aun habia luz suficiente para darse cuenta de que este era uno de los peores barrios posibles. Acelere y fui dejando atras una sucesion de casas de ladrillo abandonadas, un dramatico contraste con las mansiones coloniales de la calle Pine. Estas casas adosadas no formarian parte de ningun registro historico. Ya eran historia.

La mayoria de estos edificios tenian la fachada recubierta de planchas metalicas o tablones de madera. Algunas de sus ventanas superiores aparecian vacias y oscuras como las cavidades oculares en un craneo. Los porches que aun sobrevivian se mostraban peligrosamente deteriorados; cada tres manzanas habia solares repletos de basura, botellas y escombros. Algunas ninas jugaban en uno r de estos solares, saltando a la cuerda en la acera, una proeza tan admirable como la de cualquier atleta olimpico.

Pero estas chicas jamas llegarian a una olimpiada. Podrian considerarse afortunadas si seguian con vida.

Gire en una esquina buscando a Sam y me pregunte cuando mi ciudad natal se habia convertido en una zona» de guerra. Tenia la misma sensacion que en la comisaria, en la Division de Homicidios. Solo que ahora sabia del que lado estaba. No tenia su mismo aspecto, pero me sentia tan marginada como solo puede estarlo una ex rubia despechada. Me preguntaba de que lado estaria Sam cuando cambio la luz del semaforo.

Avance y un coche patrulla aparecio en el retrovisor. Oh, no. Manten la calma. Se unio al trafico que habia detras de mi. Solo nos separaba otro coche, un Trans-Am rojo con los cristales opacos. No podia quitar k ojos del espejo. Me aferre fuertemente al volante. Me apoye en el respaldo del asiento y Jammie 17 alzo su rostro hacia mi.

– Es el calor -le dije, y volvio a amodorrarse, al parecer menos angustiado que yo. No llevaba ningun documento, no tenia licencia de conducir y nada a nombre de Linda Frost, salvo el carnet de identidad de Grun.

El Trans-Am giro bruscamente a la izquierda en una calle lateral, dejandome sin colchon protector entre los policias y yo. El coche patrulla se me acerco acortando distancias. Senti que me subia la adrenalina por el miedo. Lo tenia pegado a mi parachoques cuando llegamos al siguiente semaforo, que cambio a rojo. No me decidi a acelerar. Frene con desgana y lamente haberme tenido el pelo. A los policias les encantan las rubias, en especial a los policias jovenes como los que tenia detras de mi, sentados uno al lado del otro como hermanos gemelos.

La luz se puso verde y aprete el acelerador tratando del no dejarme llevar por el panico. Sabia que actuaba de manera nerviosa. Estaba nerviosa. Los policias seguian detras de mi cuando la calle se ensancho con dos carriles. Pude ver que el policia acompanante hablaba por radio. ?Llamaba para verificar mi matricula? Oh, Dios santo. El semaforo de la esquina cambio la luz de amarilla a roja cuando llegue alli. ?Maldita sea! Permaneci en el carril izquierdo, de modo que si se colocaban a mi lado estuvieran lo mas lejos posible de mi cara.

Fue exactamente lo que sucedio. Llegue hasta la luz. Ellos se pusieron a mi izquierda. Mantuve la mirada al frente, pero podia sentir que me observaban. Me escrutaban y se hacian preguntas. ?Que hacia aqui una pelirroja bien vestida en un bananamovil recien comprado?

Tenia que hacer algo. Pasar inadvertida. Hasta ahora, habia funcionado.

– -Agente --llame en voz alta dirigiendome al policia mas proximo-. ?Gracias a Dios que los encuentro! ?Me podrian ayudar? Creo que me he perdido.

– Creo que si -dijo sonriente; su companero se rio y apago la radio-. ?A donde quiere ir?

– A la 1-95 en direccion sur. He llevado a mi gato al veterinario, pero debo haber tomado la salida equivocada al volver. -Cogi a Jammie 17 del pescuezo y el animal maullo-. ?Verdad que es precioso?

El agente asintio con entusiasmo.

– Dirijase hasta el proximo semaforo y gire a la izquierda. Siga por alli hasta salir a la 95.

– Gracias.

La luz se puso verde. Los policias me adelantaron. Yo respire hondo, puse a Jammie 17 en mi regazo y segui al coche sin chistar. Mi escolta policial y yo llegamos al cruce juntos y ellos siguieron recto. Yo gire a la izquierda como me habian senalado y conduje por una calle oscura que estaba cada vez mas desierta a medida que avanzaba.

Empezaba a respirar mas tranquila cuando lo vi. Alli, a la derecha. Aparcado tras una fila de coches mas sencillos estaba el brillante Porsche rojo. La matricula decia LOONEY 1.

Pegue un frenazo. En el Porsche no habia nadie. Mire detras de mi. El coche patrulla habia desaparecido.

Aparque en un lugar vacio en el lado izquierdo de la calle, cerre las puertas y ventanas y acaricie a Jammie 17 mientras vigilaba el Porsche. Ronroneo placidamente, ajeno por completo a mis maniobras.

Observaba el Porsche desde mi asiento delantero sin saber en que casa habria entrado Sam. Estaba demasiado oscuro para ver mas alla del coche y la mayoria de las farolas estaban rotas. Me arrellane en el asiento. Los policias habian sido un peligro demasiado proximo. Me sobrevino una oleada de agotamiento. Senti la bilis que aun tenia en los dientes. Exhausta, eche la cabeza sobre el respaldo.

A esta hora no habia ninos jugando ni cuerdas para saltar. Todo estaba tranquilo y silencioso. Una bomba de agua perdia liquido, que goteaba hasta un desague ronoso que habia debajo del Porsche. Me pregunte si no tendria que haber aceptado la pistola que Grady me habia ofrecido, pero estaba demasiado cansada como para que me importara. ?Donde estaba Sam? Mire la hora. Eran las veintiuna y quince. Cerre los ojos y espere con una mano sobre Jammie. Hacia dias que no dormia. No sabia cuanto mas podria aguantar.

La siguiente vez que mire la hora ya eran las once y media. Me habia dormido. Me toque el cuerpo, el pecho. Estaba a salvo. Jammie 17 andaba por el asiento rascandose contra la caja. La calle estaba a oscuras, pero Porsche habia desaparecido.

– ?Maldita sea! -exclame aferrando el volante. Encendi el motor, puse las luces y arranque. Fui hasta donde habia estado estacionado el coche de Sam y entonces lo vi, sobre la acera.

Caido y hecho un ovillo habia un hombre sobre el pavimento. Aunque no podia verlo claramente, supe de quien se trataba.

– -?Sam! --lo llame, atemorizada. Gire el volante hacia la acera, frene de golpe y sali del coche. No podria soportar que tambien le hubiera sucedido algo a Sam.

– -?Sam! ?Sam! --Me arrodille a su lado y le toque la frente. Estaba sudorosa, ensangrentada y con salpicaduras del pavimento. Me lance sobre su pecho auscultandolo.

– -Permitame que me presente --dijo una voz ronca.

– -?Sam? --Me ergui como movida por un resorte.

Movio sus parpados y me sonrio de una forma demencial.

– -Me llamo Wile E. Coyote, un genio --dijo, y volvio a cerrar los ojos.

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