– No puedo creer que se hayan llevado el coche -murmuro Sam mientras le ponia hielo sobre un ojo.
– Tienes problemas mucho mas graves que la perdida del coche.
– No, no es asi. ?Como puedo vivir sin el Porsche?
– Muchos hemos podido. Tu tambien.
– No, yo no puedo. Pueden llevarse mi dinero, me pueden chupar la sangre, pero no me pueden dejar sin mi Porsche. --Sam suspiro mientras se agachaba sobre el borde del inodoro en su pequenisimo cuarto de bano. La ropa sucia sobresalia del cesto de mimbre y junto al lavabo habia un monton de toallas con la imagen del Demonio Tasmanio. Los azulejos blancos estaban grises y manchados y en la cortina de la ducha se veian tiznes negros. El cuidadoso corte de pelo de Sam estaba endurecido por la sangre y su jersey rojo, rasgado y sucio. Era dificil saber quien estaba peor, Sam o su cuarto de bano.
– -?Y que esperabas en semejante barrio?
– -Saludar e irme.
– ?Fuiste hasta alli para presentar tus saludos? Coge el hielo -dije poniendole una mano sobre la gorra de plastico donde habia metido el hielo.
– Podrias hacer preguntas mas amables.
– Podria, pero no lo hare. -Escurri un trapo en el fregadero lleno de burbujas de Crest verde y abri el grifo de agua caliente. Jammie 17 observaba cada movimiento sentado sobre el suelo humedo y lleno de trastos-. Entonces, ?por eso estabas en el centro de Beirut? ?De visita?
– -Si.
– ?Como se llama tu amigo?
– Mike.
– ?Mike? No he oido hablar nunca de el.
– Es nuevo.
– -Mike, el amigo nuevo. ?Se trata de un personaje de comic o de alguien real?
– -De alguien real.
Espere a que el agua saliera caliente.
– -?Y esta persona real te dejo ensangrentado en la acera? ?Despues de que otros amigos te hayan dado una paliza y robado el coche?
– -No es un buen amigo.
– -Es evidente. Mike, el nuevo mal amigo. --Cuando el agua salio caliente, empape el trapo y lo aprete contra la frente contusionada de Sam.
– ?Ay! -exclamo echandose hacia atras y dejando caer al suelo la gorra con el hielo.
– Ay, ?que? -le grite-. ?Ay, como puedes ser tan estupido! ?Ay, por que me mientes? ?Ay, que clase de amigo se supone que eres?
– ?Que? ?Que? -Recogio el hielo como un torpe borracho, pero no me dio pena.
– Estas mintiendo, Sam. Me mientes acerca de lo que estabas haciendo alli. Me mentiste sobre el dinero y sobre Mark. ?Me mentiste en todo y me dejaste caer en la trampa! -Mi voz resono roncamente contra los azulejos del lavabo y Sam se cubrio los oidos con las manos.
– Por favor, no sigas. «Debo encontrar un refugio o se me congelaran las plumas.» Un gato de la calle llamado Sylvester…
– No tiene ninguna gracia, Sam. Podrian haberme atrapado cuando te salve. Y aqui, en el vestibulo, tratando de explicarle al portero lo que ha sucedido…
– Estoy sangrando. Llama a un medico. Es Bugs, que se, mete en todo.
Arroje el trapo al suelo y Jammie pego un salto.
– -Sincerate conmigo. ?Que estabas haciendo alli?
– -?Tienes un agujero portatil de marca acme? ?Una pistola espacial acme? ?Un trampolin acme de alta competicion? ?O unas botas de asalto de cualquier marca o modelo?
– -Quiero la verdad, Sam. Ahora mismo.
– -Oh, nada mas que la verdad. Porky Pig. 1948.
– -Estoy esperando --dije con la paciencia a punto de estallar como una bomba de relojeria.
– Esto es lo que consigo por sonar con unas Navidades blancas. Puddy Tata Twouble, 19…
Antes de dejarle terminar, mi paciencia se agoto, cogi a Sam con ambos brazos y lo empuje con fuerza contra la pared. Pese a lo sorprendida que estaba de mi propia agresividad, no pense en ceder.
– Esto no es un comic, Sam. Dime la verdad.
– ?Bennie, por favor! -chillo con los ojos desenfocados sin las gafas. Intento zafarse de mis brazos, pero estaba demasiado debil.
– Tienes un problema grave, Sam. Y yo tambien. ?Que mierda estabas haciendo en ese barrio?
– No quiero decirtelo. No quiero que lo sepas. No quiero que nadie…
– -?Se trata de un asunto de drogas? --Aumente la presion hasta que se le llenaron los ojos de lagrimas. No era dolor, era otra cosa. Humillacion. Queria dejarlo, pero no pude. Tenia que saberlo. No solo por el bien de Sam sino por el de Bill.
– -Muy bien, muy bien. -Se le formo una lagrima en rabillo del ojo que resbalo por su mejilla contusionada-- Heroina.
Heroina. La palabra me dolio en carne viva. Recorde a Bill, muerto con una aguja clavada en el brazo. Los globos en el escritorio de Sam. ?Habia Sam asesinado a Bill? Le solte, estupefacta, y el se dejo caer sobre el asiento del inodoro.
– Bennie -susurro roncamente en un sollozo entrecortado-. Lo siento, lo siento mucho.
27
Sam estaba echado en el sofa de cuero negro con pantalones vaqueros y una camiseta. Jammie 17 descansaba sobre su regazo. El sofa era el unico mueble que quedaba en aquella sala que habia sido tan elegante. El sistema estereofonico mas avanzado que yo recordaba habia desaparecido, al igual que el video y el televisor de pantalla gigante. El cristal Kosta Boda ya no estaba, habia desaparecido junto con las carisimas reproducciones originales de Looney Tunes, incluido un homenaje a Mel Blanc que me habia costado trescientos cincuenta dolares. Todo lo de valor habia sido canjeado por dinero para drogas. Lo unico que quedaba eran unos baratos munecos de comics, incluyendo al especialista en bancarrotas.
– ?Y desde cuando? -le pregunte.
– Casi dos anos.
– ?Heroina? -Aun no salia de mi asombro.
– Una droga de machos. Tambien algo de coca cuando me vengo abajo.
Sacudi la cabeza, atonita de que esta personalidad esquizoide fuera la misma persona que yo habia considerado mi mejor amigo. ?Como podia no haberme dado cuenta? En tal caso, ?podia ser Sam un asesino?
– Mirate la cara. Ni te lo imaginabas, ?verdad? -me pregunto.
– En absoluto. Estoy aturdida.
– -No lo hagas. Lo oculte a conciencia. Camisas manga larga siempre. Usaba siempre chaqueta, hasta en verano.
– Y yo que pensaba que eras un abogado tan formal.
Esbozo una media sonrisa.
– Hay que ocultar las huellas. Y la sangre, en caso que haya derramamiento.
Tenia sentido. Lo mismo que su delgadez y el humor cambiante de los ultimos tiempos. Sus bromas ahora me parecian una autentica cortina de humo.
– -Pero es demencial. Estas matandote…
– De acuerdo, pero no empieces a sermonearme.
– ?Como puedes trabajar? ?Como puedes concentrarte?