– La mayor parte del tiempo estoy colocado, y colocado puedo hacer cualquier cosa. Puedo enganar a cualquiera.
– ?Cuanto dinero has dilapidado?
– Una verdadera fortuna.
– No, dimelo exactamente.
Se aclaro la garganta.
– Bueno, vendi los fondos de inversion colectiva de que te habia hablado y no puedo mantener el piso de South Beach. Me quedo en casa con la lampara ultravioleta, que debe estar por algun sitio. Ya no tengo acciones. Vendi las de Microsoft antes de que las acciones subieran por las nubes. Pero sigo suspirando por Bill Gates. No me lo reproches.
– -Entonces, ?cuanto?
– -Todos mis ingresos. Y a veces, algo mas. --Entorno los ojos-. Tengo mis cuentas al descubierto y a Amex le debo el cojon izquierdo. Ademas tengo cuatro tarjetas de credito de las que he sacado el maximo de dinero en efectivo. Incluso robe una tarjeta a uno de los socios; se la dejo sobre la mesa despues del almuerzo.
Me mordi la lengua.
– -?Tan cara es la heroina?
– Te dan por lo que pagas. Ahora es mas pura, lo que repercute en el bolsillo. Tambien mantengo la adiccion de Ramon y de algunos de los amigos que vienen a las fiestas.
Sume dos mas dos.
– ?Le estas robando a los clientes?
– No mas que cualquier otro abogado.
– -Sam…
– -Muy bien, pero no tanto como para que alguien se de cuenta. Abulto un poco los pagos, aqui y alli. Son cargos para los que no se usan recibos. -Se animo-. Aunque tu cobertura con Consolidated Computers es absolutamente brillante, Bennie. Jamas se me ocurrio inventarme un cliente y luego cobrar por el. Esa si que es una buena mentira, es esplendida.
Se me subieron los colores.
– ?Como lo mantienes, Sam?
El engano, todo el asunto.
– ?Acaso no puedo guardar un secreto? «Tengo un secreto bajo el sombrero.» Speedy Gonzales en Road to…
– Basta ya de comics -dije, impaciente con sus citas-. Basta ya de Looney Tunes. No quiero oir una cita mas. ?De acuerdo?
– -?Que? --exclamo con mirada incredula--. ?Quieres que abandone, aguafiestas?
– -Ya me has oido.
– -No puedo hacerlo, doctora. Es algo genetico, no un estilo de vida.
– -Me estabas explicando como podias mantener semejante secreto.
– No es nada nuevo para mi, Bennie. Tengo mucha practica. ?Recuerdas? Soy homosexual ?Como te crees que pude mantener esta mierda a flote? Mis socios creen que me follo todo lo que se me pone por delante. Soy la envidia del Comite Etico.
– -?De modo que de dia eres el abogado brillante y de noche, el drogadicto?
Acaricio a Jammie 17.
– -No seas ingenua. No se puede tener tanto control sobre la heroina. Se te mete dentro, en especial cuando es de buena calidad. No, soy un drogadicto de elite. Es un trabajo duro, pero alguien tiene que hacerlo.
Guarde silencio, a la espera. Queria decirme algo, quitarse un peso de encima, lo notaba. Quiza su confesion fuera de asesinato.
– Me pincho en el despacho, en el garaje, hasta en el lavabo del tribunal de quiebras. Me he ausentado de mas reuniones de las que puedo recordar.
– -?Me pincho?
– Me inyecto.
– ?Como no se ha dado cuenta nadie?
– Digo que tengo que hacer una llamada. ?Que abogado no tiene que hacer una llamada? Mierda, mientras estoy en el lavabo, realmente uso ese tiempo para hacer un contacto o hablar con un cliente. Tengo un telefono movil en una mano y una jeringuilla en la otra.
– -Debe ser una pesadilla, Sam --dije, conmovida.
– -Lo es. Pero ?sabes algo gracioso? Ahora mismo necesito otra dosis y haria cualquier cosa, daria o venderia cualquier cosa, por obtenerla.
– -No digas eso. La heroina mata. -Estaba pensando en Bill.
– -Pero es verdad, Bennie. De tener el coche, volveria alli de inmediato. Les dejaria que me dieran la gran paliza, pero despues de haberme inyectado. Unicamente despues.
– -?Por eso te daba dinero Mark? ?El efectivo que vi en su lista de pagos?
– -Si.
– -?Se lo dijiste?
– -Por supuesto que no. Le dije que estaba invirtiendo en su nombre. Una informacion confidencial que me daba un cliente rico. Le dije que podia duplicar su dinero.
– ?Lo enganaste? ?A uno de tus mas viejos amigos?
Sam desvio la mirada y ninguno de los dos pronunciamos palabra por un momento. No era necesario.
– Sam -dije rompiendo el silencio-, ?piensas que Mark sabia que eras un drogadicto aunque no se lo hubieras contado?
– -No soy un drogadicto. Tengo un problema quimico.
– No es momento para bromas. Mark te nombro albacea, de modo que supongo que no lo sabia, ?no crees?
Sam parecio dolido.
– -Redacto el testamento hace tres anos y yo no consumia drogas en aquella epoca. Pudo haberlo sospechado, pero nunca me lo dijo. Te engane a ti, y siempre fuiste mas inteligente que el. Siempre.
Respire hondo.
– -Sam, ?mataste tu a Bill Kleeb, el chico que yo representaba? ?El activista en pro de los animales?
– ?Que? ?De ninguna manera! ?Que es esto? No he matado a nadie. La unica violencia que me gusta es la de los comics. Cuando te hacen pedazos y reapareces en la siguiente vineta con cara de enfado y una venda en la frente. -Hizo una pequena equis con los dedos indices-. Como un parche en una llanta.
– Pero ?para que son esos globos que vi en tu escritorio?
– -?La verdad? Los uso para atarlos.
– -?Te refieres a tus brazos?
Puso los ojos en blanco.
– -No, a la picha. Por supuesto que me refiero a los brazos. Y no me mires de ese modo. Conozco a uno que se inyecta en la polla para no dejar pistas. Es medico.
– Bill tenia un globo rojo atado al brazo cuando lo encontre.
– ?Y que? -Entonces se dio cuenta-. ?Por eso piensas que yo lo hice? -Se rio, pero fue como una exhalacion de aire viciado que molesto a Jammie 17-. No soy el unico yonqui que usa globos con otro fin.
– -?Es habitual usar globos?
– Usamos cualquier cosa que funcione. -Se llevo un dedo a la sien-. Veamos. He usado un cinturon, una cinta elastica, un cordon de zapatos. Hasta la corbata Hermes. La que tiene malabaristas.
– Pero era identico a los globos de tu escritorio. Del mismo color.
– -?Se pueden comprar en cualquier tienda! Tendrias que ver a los adictos comprandolos al por mayor. Puedes creerme: ninguno de ellos los usa para fabricar jirafas. No tengo nada que ver con la muerte de ese chico.
– -Tu estabas enfadado con Bill por manifestarse contra la vacuna del sida.
– -?Ni siquiera conocia a ese chico! ?No lo hubiera matado por eso! Tendria que matar entonces a cuantos republicanos se me pusieran por delante.