Habia tres policias en recepcion. Ni el negro ni el rubio, eran otros. Con ellos estaba un hombre de traje oscuro a quien reconoci en el acto. El detective Meehan, de la Division de Homicidios.
Contuve la respiracion. No podia salir. Estaba demasiado asustada para fingir ser Linda Frost. De cualquier modo, no funcionaria con Meehan. Estaria acabada.
Quise salir del edificio. Al otro lado del vestibulo estaba el ascensor de carga. Lo habia usado una vez cuando me fui de Grun. Conducia al sotano y al aparcamiento.
Sali, camine junto a la pared de marmol, entre en el ascensor de carga y pulse el primer boton que encontre.
31
Sali del ascensor de carga en el piso mas bajo del aparcamiento. Mi mente era un torbellino. ?Habian encontrado a Sam? ?Meehan iba tras de mi? ?Donde estaba Azzic? Tenia que desaparecer, pero no queria irme de la ciudad. Tenia que seguirle los pasos a Renee Butler.
Con las bolsas al hombro me apresure a cruzar el garaje medio vacio, en busca de alguna salida. De repente, se oyo un estruendo de sirenas policiales. Empece a correr. Los unicos sonidos eran mis tacones, el jadeo y las sirenas.
Tenia que encontrar una salida. Adelante un letrero de ABONADOS mensuales y gire a la izquierda. Me encontre con una rampa de salida en espiral. La cogi y empece a subir hasta que me senti mareada y las flechas amarillas parecian desaparecer de mi vista.
Una luz de neon indicaba salida al otro lado del aparcamiento. Me lance en esa direccion y casi habia llegado a la cabina de pago cuando me detuve en seco.
En el interior de la cabina habia un policia de uniforme charlando con la cajera y un guardia de seguridad con chaqueta roja. Gire bruscamente y regrese al aparcamiento. Las sirenas resonaron mas cerca.
Me escondi entre un Taurus azul y una furgoneta. Avance agachada por entre los coches fuera de la vista de la cabina. No sabia que hacer. Me ensucie una rodilla con una mancha de aceite que habia en el suelo. En cualquier momento, llegarian mas policias. Trate de abr el Ford pero estaba cerrado con llave. Mire en derredor pero no tenia escapatoria. Entonces, lo vi.
Dos plazas de aparcamiento mas alla, en el techo del garaje, habia un gran agujero cuadrado entre las vigas del techo. Un agujero negro excavado en el cemento inmundo del techo. ?Un agujero donde esconderse! Habria prorrumpido en carcajadas de no haber estado muerta de miedo.
Tenia que llegar al agujero y al coche estacionado debajo, pero no veia ningun lugar donde esconderme mientras avanzaba hacia alli. Seria presa facil. Las sirenas ululaban. Se me hizo un nudo en el estomago. Tenia que hacer un esfuerzo porque aqui me encontrarian. Me arrime a un lateral del Taurus y eche una ojeada. El policia y el guardia aun estaban en la cabina. Espere a que el policia me diera la espalda y me lance hacia el coche.
Lo alcance jadeando fuertemente, mas por el miedo que por el esfuerzo. No oi pasos ni gritos, por lo que supuse que nadie me habia visto. Me apoye en el coche, aliviada. Era un Range Rover verde y lo senti muy firme contra mi hombro. Asi tenia que ser, porque era mi trampolin hacia el agujero.
Alce la cabeza y espie la cabina a traves de las ventanillas del coche. El agente bromeaba con la bonita cajera. Ahora. Vete.
Me ergui y puse la ropa y el portafolios en el techo del coche. Luego coloque la punta del pie a un lado del vehiculo y me encarame hacia el techo. Tan pronto llegue alli, me eche cuan larga era y contuve la respiracion. Hasta aqui, bien. No se oian voces ni gritos. Mire el agujero. Mi salvacion. Calcule la distancia entre el techo del coche y el agujero. Casi mi propia estatura. Podia conseguirlo.
Eche una mirada ansiosa a la cabina, pero el policia coqueteaba con la cajera. Recogi la cartera y la arroje dentro de la oscuridad del agujero. La cartera aterrizo en el interior con un ruido sordo y entonces arroje el portafolios. Hizo un ruido un poco mas fuerte. Ninguno de los dos objetos salio rodando, de modo que pense que habria lugar para mi.
Las sirenas seguian sonando. Se oian justo fuera del edificio. Me puse la ropa en la nuca como si de una capa de Batman se tratara, luego me levante y salte hacia el agujero negro cogiendo con ambas manos los bordes dentados, y me di el impulso necesario para elevar el torax. Luego repte sobre los codos hasta que introduje las piernas. Ya estaba completamente dentro.
No tenia la menor idea de por que habia este agujero, pero apestaba. Avance incapaz de ver nada en medio de una total oscuridad y deseando haber tenido una linterna o algo mas util que la foto de una perra en mi llavero. Segui avanzando entre la oscuridad y el hedor; alcance mi cartera y un poco mas adelante el portafolios, hasta que me di cuenta de que se trataba de un tunel de algun tipo. Un tunel pestilente. Al poco rato, el olor se me hizo insoportable y avanzaba sobre algo frio. Algo viscoso. Asqueroso.
?Que era? Cogi una muestra y me la lleve a la nariz apoyandome en los codos. No pude ver nada, pero olia a mierda. Volvi a oler y me di cuenta de que se trataba. No eran excrementos, sino estiercol. Fertilizante. Senti una nausea de asco, pero no podia dar marcha atras. ?Por que habria fertilizante en un aparcamiento? Entonces recorde el bosque artificial de tilos en el atrio del edificio. Sus raices debian estar entre el suelo del atrio y el aparcamiento, de ahi la existencia de este tunel. Estaba hundida en la mierda. Y no era ninguna broma.
De repente oi voces masculinas en las inmediaciones. Me dio un vuelco el corazon y me olvide rapidamente del mal olor. Las voces se acercaron por debajo del tunel. Contuve la respiracion. Estaban exactamente debajo de mi. Un guardia contaba el chiste de la hija del granjero. No le preste atencion. Las voces se alejaron y luego desaparecieron. Respire con alivio y escupi las inmundicias que tenia en la boca.
A partir de alli, era cuesta abajo. Pase la noche en ese agujero inmundo mirando pasar los minutos en los brillantes digitos verdes de mi reloj. Hacia las cinco y media, no habia dormido nada; me sentia sucia y cansada. Tenia las rodillas en carne viva y calambres en la espalda. El pelo me olia a estiercol y podian crecerme setas en la boca. Pero las sirenas ya no se oian y yo estaba a salvo. El silencio era una bendicion. Pero todavia debia salir del tunel antes de que empezara el dia.
Mire por encima del hombro hacia el cuadrado iluminado de la boca del tunel. Trate de cambiar de direccion, pero el espacio era demasiado estrecho, de modo que cogi mis cosas y me arrastre de espaldas hacia la luz. Llegue a la boca, me sente en el borde y mire. El Range Rover verde aun estaba alli. ?Y los policias? Volvi a otear el horizonte.
No habia agentes ni guardias a la vista; solo la cajera limandose las unas frente a un televisor en el interior de la cabina. Era hora de marcharse.
Recogi mis cosas y las baje hasta el techo del coche. Nadie se acerco corriendo, de modo que respire hondo y sali del agujero. Aterrice sobre el techo del Rover con un ruido sordo y me tendi cuan larga era apenas tome contacto. Eche una ultima mirada a la cajera, que veia la television, luego me deslice por el lateral del coche, cogiendo mis cosas en el ultimo momento, y llegue al suelo envuelta en fragantes aromas.
Me quede alli sentada unos segundos esforzandome por mantener la calma y parpadeando en la subita luz.
Estaba hecha un desastre. Suciedad y estiercol cubrian el vestido. Tenia las bragas desgarradas y una rodilla ensangrentada y mugrienta. Olia que apestaba. Levante la mirada y me senti una vagabunda.
Entonces tuve una idea. La salvacion. El proximo paso. Podia ser una pordiosera, una ruina de mujer maloliente con bolsas de plastico y una cartera inmunda. Me rompi el vestido y me maquille la cara con estiercol venciendo mi propio disgusto. En dos minutos, estaba lista. Me asegure de que no habia policias a la vista y me encamine a la salida arrastrando los pies. Me palpitaba fuertemente el corazon bajo la blusa manchada.
Avance hacia la salida. El corazon me latia con mas fuerza a cada paso que me acercaba a la cajera, pero no tenia otra opcion. No podia retroceder ni podia correr porque entonces ella llamaria a la policia con total seguridad.
Desvio la mirada del televisor y me vio desde su mesa esmerilada. Entrecerro los ojos. No era ninguna idiota y no le gusto lo que veia.
Sin embargo, yo segui caminando y cuando me acerque lo suficiente se me ilumino el cerebro.