32

Esconderse a plena luz del dia. Se estaba convirtiendo en mi segunda naturaleza. Fui directamente a la cabina arrastrando los pies y las bolsas de plastico. Me detuve frente a la ventanilla y golpee el cristal.

– Escucha, escucha -le chille a la cajera. Sabia muy bien como hacerme pasar por loca. Lo llevaba en la sangre-. ?Tienes algo para mi? ?Tienes algo para mi?

La cajera se echo para atras, alarmada, y meneo la cabeza.

– -?Se que tienes pasta, carino! Lo se. --Extendi una mano--. Dame algo, dame algo.

– Vayase de aqui o llamo a la policia -grito ella tras el grueso cristal.

Ay, Dios santo. La salude con la mano y me aleje de la cabina, cruce el pavimento que llevaba a la rampa de salida y subi por el carril de entrada. Respire con mas tranquilidad mientras subia tratando de calmar el embate de adrenalina. Llegue al final de la rampa y sonrei cuando respire el aire de la madrugada en la calle de atras del edificio. Estaba a salvo. Y libre, aunque oliera a mierda.

Entonces vi que el hedor no provenia solo de mi. En la oscuridad, habia inmensos contenedores oxidados llenos a rebosar de basura a un lado de los negros almacenes del edificio. La acera estaba sucia y llena de inmundicias. Un vagabundo dormia hecho un ovillo contra el muro y senti un remordimiento que reprimi al instante. Tenia que irme. Se estaba haciendo de dia. Como los vampiros. Cruce la calle hasta la pared trasera de otro edificio de oficinas y me sumi en las sombras.

De repente, resono la sirena de un coche patrulla en la calle; se oyeron otras sirenas y vi luces rojas intermitentes. Me pegue a la pared y casi me cai de espaldas. Era una puerta abierta, agrietada, metalica y como de un viejo acorazado. SOLO PARA PERSONAL, decia, pero estaba abierta, ya fuera porque la habian forzado durante el fin de semana o porque la habian cerrado mal. Otra sirena ululo al final de la calle. Entre antes de que pasara el segundo coche patrulla y cerre la puerta a mis espaldas.

Me encontre en un pasillo caluroso y sucio que olia a orines. Era como una gira por los lavabos de Filadelfia. Con la puerta cerrada, quede en la penumbra, pero vislumbre una luz al fondo, de donde provenia un sonido mecanico y retumbante.

Levante mis cosas, que cada vez pesaban mas, y avance cautelosamente por el pasillo tocando las paredes para guiarme. La pared estaba fria y rugosa, hecha de bloques de hormigon.

El pasillo daba a otra puerta solo definida por la luz que delineaba su perimetro, brillando a traves de la grieta entre la puerta y la jamba. Trate de abrirla y el picaporte giro. Sin llave. Aguarde un momento antes de entornarla. No se oia nada del otro lado, pero ?que haria si habia gente? Mentir como una cosaca. ?Que podia ser peor que la policia? Contuve el aliento y abri la puerta.

Una escalera iluminada, vacia. Ninguna puerta de salida. No habia otra posibilidad que bajar, de modo que alli me dirigi. Descendi los escalones hacia el ruido que retumbaba, cada vez mas fuerte; tambien aumentaba el calor. En cada rellano habia una bombilla de poca potencia recubierta por una malla de alambre. Las sirenas se perdian en la lejania mientras bajaba, pero aun tenia los nervios de punta. Quiza no tendria que haberme ido de Grun. Tal vez no tendria que haberle devuelto la pistola a Grady. El muy idiota me quito el destornillador.

La escalera terminaba en una puerta gris, menos vieja que la anterior y medio abierta. Un rayo de luz amarilla la traspasaba. Me quede quieta y escuche. No se oia ningun ruido, ni radios, ni pasos, ni chistes verdes. Nada mas que el zumbido incesante de la maquinaria; debia ser el sotano del edificio. Tenia la blusa empapada y los nervios a flor de piel. El calor aumentaba. Abri la puerta del todo.

Nada. Nada mas que otro pasillo mejor iluminado que el anterior. Sobre la pared habia un letrero que decia: ?LOS RESULTADOS CUENTAN! ?HAZ CORRECTAMENTE TU TRABAJO! Mire al lado de la puerta, pero no habia nadie. Aqui el aire era mas caluroso, mas denso. Costaba respirar. Me caia el sudor por la frente. Me senti acechada, como si alguien estuviera a mis espaldas. Mire por encima del hombro. Nada.

Nada salvo yo y el zumbido de la maquina. Si ahi habia gente de mantenimiento, por la noche no trabajaba. Seguramente llegarian por la manana. Me di animos para seguir adelante y entrar en la sala. El aire era cada vez mas sofocante.

Oi un ruido sordo detras de mi y me quede de piedra. Me gire a tiempo para ver una sombra gris que pasaba precipitadamente por la pared. ?Que asco! Retrocedi hasta que llegue a una puerta abierta, de donde provenia el ruido de maquinas. Una placa decia: sala del transformador. Entre y me dirigi hacia el ruido.

Al instante senti que mi interior parecia vibrar. No era miedo, era otra cosa. Era un zumbido de baja frecuencia que llenaba el espacio. Mire en derredor buscando la fuente, pero no encontre nada. Inmensas cajas grises y metalicas rodeaban cada costado de la habitacion. VOLTAJE PELIGROSO, decia una de las cajas con roja luz brillante, causa lesion grave o muerte. Ya habia tenido mi buena cuota de lesiones graves y de muertes. Sali de alli a toda prisa.

Cruce la estancia y pase a la siguiente, donde el ruido era todavia mas fuerte. La puerta que habia entre ambas decia: SALA DE enfriamiento, pero lo cierto es que hacia mucho calor. Alli no habia donde esconderse, todo estaba a la vista. El sudor me empapaba la ropa y renovaba el hedor que llevaba conmigo. Me seque las mejillas con la falda evitando tocarme los ojos. Cuando me detuve, me encontre ante una imponente maquina de color marron.

Parecia un gran cubo metalico y decia DUNHAMBUSH. Sus termometros redondos tenian agujas que marcaban 42 grados. Supuse que enfriaba el agua, acaso para el aire acondicionado. Tubos de varios colores circulaban por el techo. Me di cuenta de que cada color tenia un significado. El rojo significaba fuego, el azul, agua, y un tubo amarillo decia: respiradero de descarga refrigerante. De pronto oi un ruido metalico y por si acaso me parapete tras el gran cubo dunhamush. Detras habia otra sala pequena, con una puerta destartalada y abierta.

Contra la pared habia un catre combado con periodicos en el suelo a un lado. Un poster arrugado en la pared desplegaba gran parte de la anatomia de una morenaza, junto a una fregona gris y sucia. Oi otro clang intempestivo, de modo que me escondi tras la puerta. Tal vez el ruido formaba parte de la algarabia reinante. Tan pronto como reuni fuerzas, sali del escondite y puse mis cosas sobre el catre.

El lugar olia ligeramente a marihuana. Habia dos latas vacias de Coca-Cola sobre un cajon naranja en un extremo del catre. Recogi el diario del suelo. Era tan antiguo que mi caso ni aparecia, de modo que supuse que el sitio no era utilizado con demasiada frecuencia. Lo podia usar como campamento base, al menos por el momento. Me imagine los coches patrulla encima de mi cabeza, buscandome.

Realmente, habia descendido al subsuelo del mundo.

Me eche en el estrecho catre junto a mis cosas tratando de decidir cual seria el proximo paso. A medida que me relajaba, el agotamiento empezo a apoderarse de mi. Senti que me dejaba ir y casi empece a dormitar. Mire la hora. Las cinco y cuarto. Pronto llegaria el turno de la manana. Ahora no podia dormir. Tenia que ponerme en movimiento.

Me imagine que estaba remando en el rio. Un lustroso esquife de madera deslizandose por el rio azul, abriendose paso al brillante sol de la manana. Estaba exhausta, pero aun me quedaban fuerzas. Las potentes paladas hacia la linea de meta. El remo me habia ensenado que cuando creias no tener mas energias, aun se podian dar diez paladas mas. Una reserva de energia. Energia utilizable. Solo habia que sacarla. Insistir.

Me levante y me estire. Estaba mareada, desorientada y agotada. Calcule que el proximo tratamiento de mi madre seria hoy, pero era demasiado arriesgado aparecer por el hospital. Tenia que dejarla en manos de Hattie.

Fui hasta el fregadero y me quite la mierda de la cara con una barra disecada de jabon Lava. Me puse champu en el pelo y luego lo seque con toallas de papel. Luego me volvi a maquillar, escondi mis ropas en un rincon inmundo bajo el catre e hice lo que todo el mundo hace el lunes por la manana.

Vestirse para ir al trabajo.

33

El edificio de oficinas estaba en la otra punta de la ciudad si la referencia era el Silver Bullet, pero bien podria haber estado en la otra punta del universo. La recepcion diminuta olia a tabaco y el suelo granulado destrozaba

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