Well, discutian un asunto de jurisdiccion federal en el pasillo y puse las antenas.

Eran abogados listos, listisimos los dos. Me caian bien y me disgustaba que quisieran marcharse. Tal vez les podria convencer de que cambiaran de opinion. Inmediatamente despues de echarles una buena reprimenda.

A ultima hora del dia, abandone mis papeles y baje a la planta baja. Por el revuelo que oia supe que Mark habia regresado. Por lo general, nos reuniamos todos en la biblioteca al final de la jornada. Supuse que alli estaban y que Mark les obsequiaba con anecdotas belicas del caso Wellroth. «?Oisteis la del jarro de agua fria? Je, je.»

Pero cuando llegue a la puerta abierta de par en par de la biblioteca, me di cuenta de que no se trataba de nuestra reunion habitual. Mark estaba sentado en la mesa de reuniones con Eve a su lado; junto a ella estaba el doctor Haupt de Wellroth y un hombre mayor que reconoci como Kurt Williamson, el asesor principal de la empresa. Iba a pasar de largo para no interrumpir, pero Mark se puso de pie y me hizo un gesto de que entrara.

– Bennie, entra, por favor -dijo amablemente, pero hubo algo en su voz que no me gusto. Se habia quitado la americana y desanudado la corbata-. Tengo buenas noticias para ti.

– ?Buenas noticias? ?Del juicio?

– -No, de otro asunto. Otros asuntos, en realidad. Kurt nos encarga dos de los negocios mas importantes de Wellroth, incluyendo la estructuracion de su sociedad en participacion con Healthco Pharma. Es algo muy importante. -Me enviaba senales desagradables con los ojos, como diciendo «?Y que?» con respecto al desastre de la manana.

– Cuanto me alegro -dije. Quise decir que entonces se trataba de algo lucrativo-. Mark es un estupendo abogado, Kurt, y estoy segura de que hara un gran trabajo.

– -Lo ha hecho hasta ahora --dijo Williamson--. Su informe nos ha dado una nueva perspectiva sobre la sociedad en participacion. -Se inclino sobre la mesa y me paso un grueso monton de papeles.

– Un buen trabajo, creativo -dije hojeando el informe por segunda vez. Ninguno de esos informes salia de R amp; B sin mi revision para garantizar que todo fuera correcto. Habia detectado fallos en el informe preparado por Eve y Renee Butler. Cerre la carpeta y se la devolvi-. Muy creativo.

Eve puso una sonrisa de circunstancias, al igual que el doctor Haupt, o al menos asi me lo parecio. La linea de sus labios se volvio imperfecta.

– Estoy de acuerdo -dijo Williamson-. Uno de los problemas de la industria farmaceutica es controlar el producto una vez que se ha desarrollado, tal como se puede ver en la querella de Cetor. Desarrollar un producto de exito es un proceso complicado que a menudo implica reunir varias patentes. Patentes interdependientes, mas de una docena.

– -?Tantas? --dije, aunque el no creyo necesario darme una respuesta antes de continuar su discurso. A los clientes de empresas les encanta hablar de sus negocios. Escuchalos o algun otro lo hara.

– Incluso mas. En una sociedad en participacion, el meollo es que empresa controlara las patentes en caso de desarrollar un producto de exito. La idea de Mark es que cada socio posea la mitad de las patentes interdependientes. Ninguna patente tendria valor por si misma, sino en combinacion con todas las demas.

– Muy bien -dije, aunque lo recordaba del informe-. De modo que las patentes encajarian.

– Como una llave en su cerradura.

– Sorprendente -balbucee, pese a que yo misma habia inventado el simil. Habia corregido el informe e incorporado la metafora al comparar las patentes con las llaves de una caja de seguridad. No era algo apropiado para un informe de aquella naturaleza, donde se supone que el lenguaje es tan blando que nadie puede luego recordarlo y, mucho menos, hacer responsable a la firma de cualquier contratiempo.

Williamson se puso de pie pasando una mano por su abultada chaqueta.

– Tengo que irme. Debe estar a punto de sonar el telefono y sera mi mujer.

Mark y yo nos reimos en un desafortunado duo. Siempre nos reiamos de las bromas de nuestros clientes, pero intentabamos no parecer demasiado obsequiosos.

– Le acompano -dijo Mark levantandose para ayudar a recoger los papeles de Williamson. El doctor Haupt tambien se puso de pie y Eve lleno la carpeta con movimientos delicados.

– Gracias una vez mas, Kurt -le dije a Williamson. Le estreche la mano cuando se retiraba hacia la puerta y me apreto un brazo.

– Aun practicas el remo, ?verdad? -me dijo sonriente-. Yo hace anos que no lo hago. Me estoy volviendo viejo.

– -?Usted tambien? Que coincidencia.

Williamson se rio mientras Mark le daba uno de esos codazos que se consideran de intimidad empresarial; Williamson se dejo mimar. El doctor Haupt le siguio en silencio y nos dejo a Eve y a mi a solas en la biblioteca. Decidi mostrarme simpatica con ella.

– -Felicidades por el nuevo negocio, Eve.

Continuaba recogiendo papeles, pero fruncio el entrecejo.

– -Son unos sexistas, incluso el doctor Haupt. No me han prestado la mas minima atencion.

– -Hola, Eve --dijo una voz juvenil detras de mi. Era Wingate, un tipo calvo con mejillas enjutas, ojos grisaceos y hundidos y una palidez a la ultima moda. Entro en la biblioteca vestido con una camiseta en la que ponia JERRY y pantalones verde oliva, y tomo asiento al lado de la ventana-. ?Como va el juicio Wellroth?

Eve oculto su malhumor.

– De maravilla -dijo, y preferi no llevarle la contraria.

– Bien -dijo Wingate-. ?Te dejo Mark que interrogaras a un testigo?

– Claro. Interrogue a dos y discuti una mocion a ultima hora. Una mocion sobre pruebas.

– -Mierda --dijo Wingate frotandose el pelo bastante largo-. Me he pasado el dia atareado con un solo escrito. ?Cuando me va a dejar trabajar en un juicio? En dos anos he hecho mas de cincuenta actas. Considero que ya estoy preparado, ?no crees? -Golpeo con sus tacones negros contra la pared dejando dos marcas en mi pintura.

– Wingate, basta ya -le dije.

Me miro como un nino ofendido.

– ?Cuando voy a tener un poco de experiencia en un tribunal, Bennie? Estoy preparado. Puedo hacerlo.

– Preguntaselo a Mark. No quisiste trabajar para mi.

– El siempre lo pospone.

– Entonces, insiste.

Wingate se hundio en el asiento mientras Eve se sentaba jugueteando con su brazalete, un medallon de oro, una llave de plata, un corazon diminuto. Me pregunte si Mark le habria regalado el brazalete; a mi nunca me habia dado algo tan caro.

– -Me parece que ha ido bastante bien --dijo Mark, que regreso con aires de conquistador-. ?Eve?

– -Bien --dijo ella--. Ha ido muy bien.

– -?Que ha ido bien? --pregunto Grady Wells haciendo acto de presencia en la biblioteca; vestia un traje gris y una corbata. Liberty. Llevaba gafas de montura dorada; ostentaba tambien una sonrisa agradable y una mata de pelo ensortijado imposible de desenredar. Era lo unico rebelde que habia en Grady, un tipo muy alto de Carolina del Norte con modales del sur y un acento que enganaba a los abogados de la parte contraria haciendoles creer que era medio tonto. Nada mas lejos de la realidad.

– Hablabamos del juicio Wellroth -dijo Wingate-. Eve interrogo a dos testigos. Pero ?de que te has vestido, Wells?

Grady se miro el traje.

– De abogado, creo.

– Pero ?esta noche no es la gran fiesta del club? ?La ultima noche de la temporada?

– Me la pierdo. Ceno con un cliente.

Wingate refunfuno.

– -Tal vez esta no sea la ultima noche de la temporada. Acaso cada noche es la ultima. Tu eres el chico de oro, Wells, dimelo.

– ?Renee! --exclamo Mark, y se mostro radiante cuando aparecio Renee Butler con una camisa holgada de tela Kente-. Entra y celebremoslo. Wellroth nos encarga un negocio de primera magnitud, incluyendo un caso

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