– No se como paso. Deje la vigilancia durante dos, tres minutos como maximo.
– No tendria que haberse ausentado del puesto ni por un segundo, Monroe. -El supervisor, un tipo pequenajo, se encaro con Monroe y el giganton sudaba.
– Ya se lo dije, la senora me pidio que la ayudara con la bolsa, y yo la ayude.
– ?Que senora?
– Se lo dije, una senora. Joven, bonita, bien vestida. -El supervisor le volvio la espalda, enfadado. No podia saber que la senora en cuestion era Kate Whitney, y que ella y Seth Frank estaban ya a cinco manzanas de distancia en el coche de Kate.
– ?Le duele? -Kate le miro sin mucha compasion en las facciones o en la voz.
– ?Lo dice en serio? -Se toco con cuidado el vendaje de la cabeza-. Mi hija de seis anos pega mas fuerte. - Busco algo con la mirada en el interior del coche-. ?Tiene cigarrillos? ?Desde cuando no dejan fumar en los hospitales?
Kate busco en el bolso y le ofrecio un paquete abierto. El teniente cogio uno, lo encendio y despues la miro entre una nube de humo.
– Por cierto, muy buena su actuacion con el guardia. Tendria que trabajar en el cine.
– ?Estupendo! Estoy dispuesta a un cambio de carrera. -?Como esta nuestro muchacho?
– A salvo. Por ahora. Intentemos que siga asi. -Giro en la esquina siguiente y miro con dureza al detective.
– Vera, no entraba dentro del plan permitir que a su viejo se lo cargaran delante mio.
– Lo mismo me dijo Jack.
– ?Pero usted no se lo cree?
– ?Que mas da lo que yo crea?
– Para mi es importante, Kate.
Kate freno al ver el semaforo en rojo.
– Esta bien. Se lo explicare de otra manera. Poco a poco me voy haciendo a la idea de que usted no queria que ocurriera. ?Le parece bien?
– No, pero me conformare por ahora.
Jack doblo en la esquina e intento relajarse. El ultimo frente de tormenta se habia alejado, pero aunque ya no nevaba ni llovia, la temperatura rozaba el bajo cero y el viento soplaba con sana. Se echo el aliento sobre los dedos ateridos y se froto los ojos hinchados por la falta de sueno. Entre los edificios vio la luna en cuarto creciente. Echo una ojeada al lugar. El edificio al otro lado de la calle estaba desierto. El local delante del cual se encontraba habia cerrado las puertas hacia mucho tiempo. Salvo algun que otro transeunte dispuesto a enfrentarse con la inclemencia del viento, Jack estuvo solo la mayor parte del tiempo. Por fin, se refugio en el portal del edificio.
A tres manzanas de distancia, un taxi destartalado se arrimo al bordillo, se abrio la puerta de atras y un par de zapatos de tacon bajo piso la acera de cemento. El taxi arranco sin perder un segundo y, al cabo de un momento, la calle volvio a estar desierta. Kate se cino el abrigo mientras caminaba a paso rapido. En el momento que llegaba a la segunda manzana, un coche, con las luces apagadas, doblo la es-quina y la siguio. Kate, ensimismada en sus pensamientos, no miro atras.
Jack le vio aparecer en la esquina. Miro en todas las direcciones antes de moverse, un habito que acababa de adquirir y que esperaba abandonar cuanto antes. Fue a su encuentro a paso ligero. La calle estaba en silencio. Ninguno de los dos vio asomar el morro del coche por la esquina. En el interior, el hombre enfoco a la pareja con el aparato de vision nocturna que el catalogo de venta por correo anunciaba como el ultimo invento de la tecnologia sovietica. Los ex comunistas no tenian idea de como dirigir una sociedad democratica y capitalista, pero eso no les impedia fabricar productos militares de primera calidad.
– Caray, estas helado. ?Cuanto tiempo llevas esperando? -pregunto Kate que se estremecio al tocarle la mano.
– Mucho. Me ahogaba en la habitacion del motel. Tenia que salir. Voy a ser un preso terrible. ?Y bien?
Kate abrio el bolso. Habia llamado a Jack desde un telefono publico. No le habia dicho que tenia, solo que tenia algo. Jack compartia la opinion de Edwina Broome. El asumiria todos los riesgos. Kate ya habia hecho mas que suficiente.
Jack cogio el paquete. No era dificil adivinar el contenido. Fotografias.
«Gracias, Luther. No me has desilusionado.»
– ?Estas bien? -Jack miro a la joven.
– Si.
– ?Donde esta Seth?
– Por ahi. Me llevara a casa.
Intercambiaron una mirada. Jack era consciente de que Kate debia irse, quizas abandonar el pais durante un tiempo, hasta que el asunto estuviera aclarado o a el le mandaran a la carcel por asesinato. Si ocurria esto ultimo, entonces las intenciones de Kate de empezar de nuevo en otra parte eran un buen plan.
El no queria que se marchara.
– Muchas gracias. -Las palabras le parecieron poco adecuadas, como si ella acabara de traerle la comida, o la ropa de la lavanderia.
– Jack, ?que piensas hacer ahora?
– Todavia no lo tengo resuelto. Ya lo decidire. Sin embargo, no pienso rendirme sin pelear.
– Si, pero ni siquiera sabes contra quien peleas. No es justo.
– ?Quien dijo que debia ser justo?
Jack sonrio mientras miraba volar las hojas de un periodico arrastradas por el viento.
– Es hora de que te vayas. Este no es un lugar seguro.
– Tengo mi aerosol de defensa personal.
– Buena chica.
Kate se dio le vuelta para marcharse, pero despues le cogio brazo.
– Jack, por favor, ten cuidado.
– Siempre tengo cuidado. Esto es pan comido.
– Jack, no bromeo.
– Lo se. Te prometo que sere el hombre mas precavido del mundo -afirmo Jack. Avanzo un paso y se quito la capucha.
Las gafas de vision nocturna se fijaron en las facciones de Jack. Unas manos temblorosas buscaron el telefono movil.
La pareja se abrazo. Jack deseaba besarla pero, dadas las circunstancias, se conformo con rozarle el cuello con los labios. En cuanto se separaron, Kate sintio las lagrimas en sus ojos. Jack se alejo a paso rapido.
Kate se fue por donde habia venido sin ver el coche hasta que el vehiculo cruzo la calle y freno con las ruedas sobre el bordillo. Retrocedio al ver que la puerta del conductor se abria violentamente. En el fondo sonaban una multitud de sirenas cada vez mas cercanas. Venian a por Jack. En un gesto instintivo miro atras. Habia desaparecido. Cuando se dio la vuelta, se encontro con un hombre que contemplaba con aires de triunfo.
– Nuestros caminos vuelven a cruzarse, senora Whitney. Kate miro al hombre. No le reconocio. Esto parecio desilusionarlo.
– Bob Gavin. Del
Ella se fijo en el coche. Lo habia visto antes. En la calle donde vivia Edwina Broome.
– Me ha estado siguiendo.
– Asi es. Supuse que acabaria por llevarme hasta Graham. -?La policia? -Volvio la cabeza cuando un coche con la sirena en marcha aparecio en la calle-. Usted la llamo.
Gavin asintio, sonriente. Estaba muy complacido consigo mismo.
– Ahora, antes de que los polis lleguen aqui pienso que podremos hacer un trato. Usted me da la exclusiva. Todos los trapos sucios de Jack Graham y yo cambio la historia lo suficiente para presentarla como un testigo inocente de este episodio en lugar de complice de un fugitivo.
Kate miro al hombre. La rabia acumulada en su interior despues de un mes de horrores estaba a punto de estallar. Y Bob Gavin estaba directamente en el epicentro.