– Quiza tendria que haber seguido su ejemplo -replico Jack, con un tono mordaz-. ?Tienes un problema? Matalo.
La sonrisa de Collin desaparecio como por ensalmo. Sus ojos dirigieron una mirada sombria al abogado.
Burton dejo la cama y comenzo a pasearse por la habitacion. Saco un cigarrillo, pero despues lo aplasto con el puno y guardo los restos en el bolsillo. Se volvio hacia Jack.
– Tendria que haberse largado pitando, Jack -dijo en voz baja-. Quizas habria conseguido escabullirse.
– No con ustedes dos pisandome los talones
– Nunca se sabe. -Burton se encogio de hombros.
– ?Como saben que no envie una de las fotos a la poli?
Burton saco el sobre con las fotos y volvio a contarlas para que Jack lo viera.
– Camara Polaroid. El rollo de pelicula es de diez fotos. Whitney le envio dos a Russell. Usted le envio otra al presidente. Aqui quedan siete. Lo lamento, Jack, mala suerte.
– Quiza le conte a Seth Frank todo lo que se.
– Si lo hubiera hecho mi pequeno pajarito me lo hubiese dicho. -Burton sacudio la cabeza-. Pero si le interesa insistir en el tema podemos esperar a que llegue el teniente y se una a la fiesta.
Jack se levanto de un salto y corrio hacia la puerta. Ya casi tenla la mano sobre el pomo, cuando un puno de hierro le golpeo en los rinones. Jack cayo al suelo. Un instante despues, le levantaron para arrojarle otra vez sobre la cama.
Jack miro el rostro de Collin.
– Ahora estamos a mano, Jack -dijo el agente.
Jack solto un gemido y se tendio de espaldas en la cama, mientras intentaba dominar las nauseas que le habia provocado el golpe. Descanso un momento, y poco a poco recupero el aliento a medida que disminuia el dolor.
Por fin consiguio levantar la cabeza y su mirada busco el rostro del agente Burton. Sacudio la cabeza, con una expresion de incredulidad en el rostro.
– ?Que pasa? -le pregunto Burton que le devolvio la mirada.
– Creia que ustedes eran los buenos -respondio Jack en voz baja.
Burton permanecio en silencio durante un buen rato.
Collin agacho la cabeza y miro al suelo.
Burton respondio finalmente al comentario. Lo hizo con voz debil, como si tuviera algo que le molestara en la garganta.
– Yo tambien, Jack. Yo tambien. -Hizo una pausa, trago con dificultad y anadio-: Por nada en el mundo hubiera deseado verme metido en este lio. Si Richmond hubiese sabido mantener la bragueta cerrada no hubiera ocurrido nada de todo esto. Pero ocurrio. Y nosotros tenemos que arreglarlo. -El agente se puso de pie, y miro su reloj-. Lo siento, Jack, lo lamento de todo corazon. Se que le parecera ridiculo pero es lo que siento.
Miro a Collin y asintio. Collin le indico a Jack que se tendiera en la cama.
– Espero que el presidente aprecie lo que hacen por el -dijo Jack con un tono de amargura.
– Digamos que lo espera, Jack. -Burton mostro una sonrisa triste-. Quiza todos lo hacen, de una manera u otra.
Jack se tendio en la cama sin dejar de mirar el canon del arma que se acercaba cada vez mas a su rostro. Olio el metal. Imagino el humo, el proyectil saliendo del canon a una velocidad que la mirada no podia seguir.
Entonces se sintio el ruido de un impacto tremendo contra la puerta. Collin se dio la vuelta. El segundo golpe echo la puerta abajo y media docena de policias entraron en la habitacion con las armas en las manos.
– Quietos. Todo el mundo quieto. Las armas al suelo. Ya.
Collin y Burton acataron la orden sin perder ni un segundo, y dejaron las pistolas en el suelo. Jack no se movio de la cama; mantuvo los ojos cerrados. Se toco el pecho, el corazon parecia a punto de estallar. Burton miro a los hombres de azul.
– Pertenecemos al servicio secreto de Estados Unidos. Tenemos las placas en el bolsillo interior derecho de las chaquetas. Buscabamos a este hombre. Ha amenazado con atentar contra el presidente. Nos disponiamos a entregarlo a la policia.
Los polis cogieron las placas y comprobaron la identidad de los dos agentes. Otros doy agentes levantaron a Jack de la cama sin muchos miramientos. Uno comenzo a leerle sus derechos mientras el otro le esposaba.
Devolvieron las placas a los agentes.
– Bien, agente Burton, tendra que esperar hasta que nosotros hayamos acabado con el senor Graham aqui presente. El asesinato tiene prioridad incluso sobre las amenazas al presidente. Quiza la espera resulte un poco larga a menos que este tipo tenga nueve vidas.
El policia miro a Jack y despues a la maleta sobre la cama.
– Tendria que haber escapado cuando tuvo la oportunidad, Graham. Aunque tarde o temprano habriamos dado con usted. -Hizo una senal a sus hombres para que se llevaran al detenido. Despues miro a los agentes boquiabiertos y sonrio de buena gana-. Recibimos un chivatazo. La mayoria de los chivatazos no sirven para una mierda. Pero este si. Este me conseguira el ascenso que me merezco desde hace tanto tiempo. Que pasen un buen dia, caballeros. Delen recuerdos al presidente de mi parte.
Los policias se marcharon con el detenido. Burton miro a Collin y despues saco el sobre con las fotos. Ahora Graham no tenia nada. Podia contarle a la policia todo lo que le habia dicho y ellos le meterian en una celda acolchada. Pobre cabron. Una bala hubiera sido mucho mejor que el destino que le esperaba. Los dos agentes recogieron las armas y salieron de la habitacion.
La habitacion quedo en silencio. Al cabo de diez minutos, se abrio la puerta que comunicaba con la habitacion vecina y entro un hombre. El desconocido se acerco al televisor y desmonto la tapa trasera. El aparato parecia un televisor normal pero no lo era. El hombre metio las manos en el interior y saco una camara. Despues empujo el cable de conexion por un agujero de la pared hasta que desaparecio de la vista.
El hombre volvio a la otra habitacion. Habia un magnetofono sobre una mesa arrimada a la pared. Recogio el cable y lo guardo en una bolsa. Por ultimo saco la cinta de video del magnetofono.
Diez minutos mas tarde el hombre, cargado con una mochila de grandes dimensiones, salio por la puerta principal del Executive Inn, doblo a la izquierda y camino hasta el final del aparcamiento donde habia un coche con el motor al ralenti. Tarr Crimson paso junto al coche y sin mirar arrojo la cinta de video a traves de la ventanilla abierta sobre el asiento delantero. Siguio su marcha hasta donde estaba aparcada su Harley-Davidson 1200, la nina de sus ojos; se monto en la moto, la puso en marcha y se alejo a todo gas. Instalar el sistema de video habia sido un juego de ninos. Una camara activada por la voz. Casete de video VHS. No sabia que habia grabado en la cinta, pero debia ser algo importante. Jack le habia prometido un ano de servicios legales gratis por hacerlo. Mientras volaba por la autopista, Tarr sonrio al recordar el ultimo encuentro en el que Jack se habia quejado de los avances en vigilancia electronica.
En el aparcamiento, el conductor del coche arranco con una mano en el volante y la otra sobre el videocasete. Seth Frank tomo la calle principal. No era muy aficionado al cine pero se moria de ganas por ver esta pelicula.
Bill Burton estaba en el dormitorio pequeno y acogedor que habia compartido con su esposa mientras criaban a sus cuatro hijos tan queridos. Veinticuatro anos juntos. Aqui habian hecho el amor mil veces. En el rincon junto a la ventana, Burton se habia sentado en la vieja mecedora para darle el biberon a sus cuatro retonos antes de marcharse al trabajo, para dejar que su esposa se tomara unos pocos minutos del descanso que tanto necesitaba.
Habian sido anos muy buenos. Nunca habia ganado mucho dinero, pero no le habia dado mucha importancia. Su esposa habia vuelto a estudiar para acabar la carrera de enfermeria despues de que el hijo menor entrara en el instituto. Tener mas ingresos no estaba mal, pero lo mejor era ver que alguien que habia sacrificado sus metas personales a beneficio de los demas, por fin habia hecho algo para si mismo. En su conjunto habia sido una vida muy buena. Un casa bonita en un barrio tranquilo y seguro, alejado de las guerras de pandillas que se extendian por otras partes. Siempre habia habido gente mala. Y tambien siempre habia habido gente buena como Bill Burton para combatirlos. O gente como habia sido Burton.
Miro a traves de la ventana del dormitorio. Hoy era su dia libre. Vestido con vaqueros, una camisa de franela roja y borceguies Timberland, podia pasar facilmente por un rudo lenador. Su esposa estaba descargando el