debe comprender que la velocidad del ordenador no resuelve el problema. Tiene que contar con la velocidad de respuesta del ordenador del sistema de seguridad a la entrada de todas las combinaciones. Es muy probable que sea mucho mas lenta que la de su equipo. Y entonces se encuentra metido en un buen follon. Si yo fuera uno de esos tipos querria un margen comodo. ?Sabe lo que quiero decir? En su trabajo no hay segundas oportunidades.

Frank miro el uniforme del hombre y despues el panel. Si el tipo estaba en lo cierto, el ya sabia lo que significaba. Ya habia pensado en esa posibilidad cuando vio que la puerta principal no habia sido forzada.

– Me refiero que podemos eliminar esa posibilidad -anadio el representante-. Tenemos sistemas que se niegan a reaccionar hasta la introduccion masiva de combinaciones. Dejan de funcionar. El problema con estos sistemas tan sensibles a las interferencias es que tambien se disparaban cuando los duenos no recordaban los numeros al primer o segundo intento. Joder, recibiamos tantas falsas alarmas que los departamentos de policia comenzaron a multarnos.

Frank le dio las gracias,y se fue a recorrer la casa. El autor de este crimen sabia muy bien lo que hacia. No iba a ser facil resolver el caso. Una buena planificacion previa significaba un buen plan posterior. Pero no habian contado con matar a la senora de la casa.

Frank se apoyo en el marco de una puerta y penso en la palabra utilizada por su amigo el medico forense: heridas.

8

Jack llego temprano. Sobre la una y media. Se habia tomado el dia libre, y dedicado casi toda la manana a decidir que se pondria; algo que nunca le habia preocupado antes, pero que ahora le parecia de una importancia vital.

Se arreglo la americana gris, cosio un boton de la camisa de algodon blanca y se ajusto el nudo de la corbata por enesima vez.

Camino por el muelle y observo a los marineros baldear la cubierta del Cherry Blossom, una nave de recreo que imitaba los viejos barcos del Mississippi. Kate y Jack habian navegado en el durante su primer ano en Washington, en una de las pocas tardes que no habian tenido que trabajar. Intentaban disfrutar de todas las atracciones turisticas. Habia sido un dia templado como el de hoy, pero mas despejado. Ahora llegaban los nubarrones por el oeste; en esta epoca del ano llovia casi todas las tardes.

Se sento en un banco cerca de la pequena casilla del capitan del muelle y se entretuvo contemplando el vuelo lento de las gaviotas sobre las aguas revueltas. Desde esta posicion privilegiada se veia el Capitolio. La estatua de la Libertad, despojada de la capa de mugre acumulada durante ciento treinta anos de vivir al aire libre gracias a una reciente limpieza, se erguia majestuosa en lo mas alto de la famosa cupula. La gente de esta ciudad vivia cubierta de mugre, penso Jack, venia dada por el lugar.

Los pensamientos de Jack se volvieron hacia Sandy Lord, el mas prolifico cuerno de la abundancia, y el ego mas grande de Patton, Shaw. Sandy era toda una institucion en los circulos legales y politicos de la capital. Los otros socios pronunciaban su nombre como si, en aquel mismo momento, acabara de bajar del Sinai con su propia version de los diez mandamientos. El primero decia: «Haras que los socios de Patton, Shaw y LORD ganen todo el dinero posible».

Resultaba ironico, pero Sandy Lord habia sido parte del atractivo cuando Ransome Baldwin le menciono la firma. Lord era uno de los mejores, si no el mas destacado ejemplo de los abogados del poder que habia en la ciudad, y aqui los habia por docenas. Las posibilidades de Jack eran ilimitadas. Si estas posibilidades incluian la felicidad personal, eso estaba todavia por verse.

Tampoco tenia muy claro que esperaba sacar de esta comida. Si, estaba seguro de querer ver a Kate Whitney. Lo deseaba con toda el alma. Tenia la sensacion de que cuanto mas se aproximaba la fecha de la boda, mas se apartaba el emocionalmente. ?Habia mejor refugio que la mujer con la que habia querido casarse hacia cuatro anos? Se estremecio al recordarlo. Le aterrorizaba casarse con Jennifer Baldwin. Le espantaba que su vida se convirtiera en algo irreconocible para el.

Algo le hizo volver la cabeza, sin ningun motivo aparente. Entonces la descubrio mirandole desde el borde del muelle. El viento le apretaba la falda larga contra las piernas, el sol luchaba contra los nubarrones, pero daba luz suficiente para brillar sobre su rostro cuando ella se aparto el mechon de pelo de los ojos. Tenia las pantorrillas bronceadas y la blusa amplia dejaba al descubierto los hombros con las pecas y la pequena marca de nacimiento en forma de media luna que Jack tenia la costumbre de recorrer con el dedo despues de hacer el amor, cuando ella dormia y el la miraba.

Jack sonrio mientras ella se acercaba. Sin duda habia ido a su casa a cambiarse. Era obvio que esas prendas presentaban un lado femenino de Kate Whitney que sus oponentes legales nunca llegarian a conocer.

Entraron en el pequeno restaurante, pidieron y dedicaron los primeros minutos a mirar por la ventana el inicio de la tormenta que azotaba los arboles, y a intercambiar miradas timidas, como si esta fuese la primera cita y les diera verguenza mirarse a los ojos.

– Gracias por venir, Kate.

– Me gusta el lugar. -Encogio los hombros-. Hace anos que no venia por aqui. Es agradable poder salir. Casi siempre como en el despacho.

– ?Galletas y cafe? -El sonrio y le miro los dientes. El colmillo que se curvaba un poco hacia dentro, como si quisiera abrazar al vecino. Le gustaba ese diente. Era la unica imperfeccion que tenia.

– Galletas y cafe. -Kate le devolvio la sonrisa-. Pero ahora solo fumo dos cigarrillos al dia.

– Felicidades.

La lluvia llego al mismo tiempo que el primer plato.

Kate miro por un instante la comida, despues a traves de la ventana y, por ultimo, con un gesto brusco, a Jack. Le sorprendio mirandola. Jack sonrio con timidez y se apresuro a beber un trago.

Ella dejo la servilleta sobre la mesa.

– El Mall es un lugar muy grande como para tropezar con alguien por casualidad.

– Desde hace un tiempo tengo una racha de buena suerte -replico el con la cabeza gacha. Pero despues se enfrento a su mirada. Ella espero. El hundio los hombros, derrotado.

– Esta bien. No fue casual, sino algo premeditado. Pero no puedes discutir el resultado.

– ?Cual es el resultado? ?Comer aqui?

– No miro al futuro. Solo doy un paso a la vez. Me he prometido cambiar. Cambiar es bueno.

– Al menos ya no defiendes a violadores y asesinos -senalo ella con un tono bastante desdenoso.

– Ni ladrones -replico el y lo lamento en el acto.

El rostro de Kate se puso gris.

– Lo siento, Kate. No queria decir eso.

Ella saco el paquete de cigarrillos, encendio uno y le lanzo el humo a la cara. Jack aparto la nube con la mano.

– ?El primero o el segundo del dia?

– El tercero. No se por que siempre me haces sentir atrevida. -Ella miro al exterior, cruzo las piernas. Uno de sus pies toco la rodilla de Jack y se apresuro a apartarlo. Aplasto el cigarrillo en el cenicero y se levanto al tiempo que cogia el bolso.

– Tengo que volver al trabajo. ?Cuanto te debo?

– Te invite a comer. Cosa que no has hecho.

Ella saco un billete de diez, lo arrojo sobre la mesa y se dirigio hacia la salida.

Jack anadio otros diez y la siguio.

– ?Kate!

La alcanzo un metro mas alla de la puerta. Diluviaba y a pesar deque Jack utilizo la chaqueta a modo de paraguas se empaparon en un segundo. Ella no se dio ni cuenta. Se metio en el coche. Jack dio la vuelta y se sento en el asiento del pasajero. Ella le miro.

– Tengo que volver a la oficina.

Jack inspiro con fuerza, se enjugo el rostro. En el interior del coche el repiqueteo de la lluvia resultaba

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