atronador. Sintio que la situacion se le escapaba de las manos. No sabia que hacer. Pero tenia que decir algo.
– Venga, Kate, estamos hechos una sopa. Vamos a cambiarnos y despues al cine. No, mejor al campo. ?Recuerdas el Windsor Inn? Ella le miro atonita ante sus palabras.
– Jack, ?por casualidad se te ha ocurrido discutir esto con la mujer con quien te vas a casar?
Jack agacho la cabeza. ?Que debia contestar? ?Que no estaba enamorado de Jennifer Baldwin aunque le habia pedido que se casara con el? Ahora mismo ni siquiera recordaba si habia llegado a pedirselo.
– Solo quiero estar un rato contigo, Kate. Nada mas. ?Que tiene de malo?
– Todo. Absolutamente todo, Jack. -Kate metio la llave en el contacto, pero el le aparto la mano.
– No quiero convertir esto en una pelea.
– Jack, tu tomaste una decision. Ahora es un poco tarde para cambiarla.
– Perdona -replico el asombrado-. ?Mi decision? Yo tome la decision de casarme contigo hace mas de cuatro anos. Esa fue mi decision. Tu decidiste acabar con el asunto.
– Esta bien, fue decision mia. -Kate se aparto el pelo mojado de los ojos. ?Y ahora que?
El se volvio en el asiento, la sujeto por los hombros.
– Escucha, se me ocurrio anoche, asi sin mas. ?No, mentira! Lo pienso cada noche desde que te marchaste. Se que fue un error, ?maldita sea! Ya no soy un defensor publico. Tienes razon. Ya no defiendo a los criminales. Llevo una vida respetable. Yo, nosotros… -Miro el rostro atonito de Kate, y se quedo en blanco. Le temblaban las manos. La solto y se derrumbo en el asiento.
Se quito la corbata mojada, la guardo en un bolsillo y miro el reloj del tablero. Ella se fijo en el velocimetro inmovil, y despues miro a Jack. Le hablo con dulzura, aunque el dolor era evidente en sus ojos.
– Jack, la comida ha estado muy bien. Me alegro verte. Pero eso es lo mas lejos que podemos llegar. Lo siento. -Se mordio el labio inferior, un gesto que el no vio porque se bajaba del coche.
– Te deseo lo mejor, Kate -dijo Jack que asomo la cabeza antes de cerrar la puerta-. Si alguna vez necesitas cualquier cosa, llamame.
Ella se fijo en las espaldas anchas de Jack mientras el se alejaba bajo la lluvia, se metia en el coche y se marchaba. Permanecio inmovil durante unos minutos. Una lagrima corrio por su mejilla. Se la quito con un movimiento brusco, arranco el coche y se alejo en la direccion opuesta.
A la manana siguiente, Jack cogio el telefono y despues lo volvio a dejar. No tenia ningun sentido. Llevaba en la oficina desde las seis, habia sacado todo el trabajo urgente, y ahora se ocupaba de los proyectos que llevaban semanas pendientes. Miro a traves de la ventana. El sol se reflejaba en los edificios de cemento y ladrillo. Le molesto el resplandor y bajo la persiana.
Kate no iba a reaparecer de pronto en su vida y tenia que comprenderlo. Habia pasado la noche dandole vueltas a todas las situaciones posibles, la mayoria inverosimiles. Se encogio de hombros. Lo mismo le pasaba a hombres y mujeres cada dia en todos los paises del mundo. Algunas veces las cosas no funcionaban. Aunque se desearan por encima de todo lo demas. No se podia obligar a una persona amar a otra. Habia que seguir adelante. El tenia donde ir. Quizas era hora de disfrutar del futuro que le esperaba.
Volvio a sentarse y se ocupo de otros dos proyectos: una cuenta de participacion que necesitaba un estudio previo, y el otro para su unico cliente aparte de Baldwin, Tarr Crimson.
Crimson, propietario de una pequena compania audiovisual, era un genio en graficos e imagenes generadas por ordenador y se ganaba muy bien la vida con las conferencias audiovisuales para companias de la industria hotelera. Viajaba en moto, vestia tejanos cortados a medida, fumaba de todo, incluido algun canuto de vez en cuando, y parecia el drogata mas pasado del mundo.
Se habian conocido cuando un fiscal amigo de Jack acuso a Tarr de ebriedad y desorden en la via publica, y perdio el caso. Tarr se presento en el juicio vestido con traje y chaleco, maletin de ejecutivo, y la barba y el pelo bien cortados y peinados. Habia argumentado con mucha persuasion que el testimonio del agente de policia era parcial porque le habia detenido a la salida de un concierto de los Grateful Dead, que la prueba era inadmisible porque el poli no le habia comunicado las advertencias legales pertinentes y, por ultimo, que el alcoholimetro utilizado en la prueba no funcionaba correctamente.
El juez, sobrecargado con mas de cien detenciones realizadas en el mismo concierto, archivo el caso despues de advertir al policia que en el futuro se atuviera estrictamente a las normas. Jack habia contemplado el juicio sin salir de su asombro. Impresionado, Jack salio de la sala en compania de Tarr, tomo una cerveza con el aquella noche, y no tardaron en hacerse grandes amigos.
Excepto por algun roce ocasional y poco importante con la ley, Crimson era un buen, aunque no bienvenido, cliente en las salas de Patton, Shaw. Habia sido parte del trato que a Tarr, que habia despedido a su ultimo abogado, se le permitiera seguir a Jack a Patton, Shaw como si la firma hubiese puesto alguna pega a un futuro socio que aportaba cuatro millones de dolares en trabajos.
Dejo la estilografica y volvio a la ventana mientras sus pensamientos se centraban otra vez en Kate Whitney. Se le paso una idea por la cabeza. Cuando Kate le dejo, Jack fue a ver a Luther. El viejo no tuvo consejos sabios, ni una solucion instantanea al dilema de Jack. En realidad, Luther era la persona menos indicada para aconsejar a nadie sobre como llegar al corazon de su hija. Sin embargo, el siempre habia podido hablar con Luther. De cualquier cosa. El hombre escuchaba. De verdad. No se limitaba a esperar que el otro hiciera una pausa en el relato para endilgarle sus propios problemas. Jack no sabia muy bien que le diria. Pero si estaba seguro de que Luther le escucharia. Con eso ya tendria suficiente.
Una hora mas tarde escucho el zumbido de la agenda electronica. Jack miro la hora y se puso la chaqueta.
Jack camino de prisa por los pasillos. Comeria con Sandy Lord dentro de veinte minutos. Jack se sentia un poco inquieto por tener que comer con el hombre, a solas. Se comentaban muchisimas cosas de Sandy Lord, casi todas ciertas. La secretaria de Jack se lo habia dicho esta manana: el queria comer con Jack Graham. Y lo que Sandy Lord queria iba a misa, le recordo la secretaria con un cuchicheo que molesto a Jack.
Veinte minutos, pero primero Jack tenia que hablar con Alvis de los documentos de Bishop. Jack sonrio al recordar la expresion de Barry cuando deposito los borradores de la fusion sobre la mesa, treinta minutos antes de la hora limite. Alvis les habia echado una ojeada sin disimular el asombro.
«Esto pinta muy bien. Me doy cuenta de que te di un plazo demasiado breve. No es algo que me guste hacer -le habia dicho Barry, sin mirarle a la cara-. Te agradezco el esfuerzo, Jack. Lamento haber estropeado tus planes.»
«No sufras, Barry, para eso me pagan.» En el momento que Jack se disponia a marchar, Barry se habia levantado.
Jack, en realidad tu y yo nunca hemos tenido ocasion de hablar desde que estas aqui. Es una firma muy grande. Espero que un dia de estos podamos ir a comer juntos.»
«Estupendo, Barry. Dile a tu secretaria que le pase a la mia unas cuantas fechas.»
En aquel momento Jack se dio cuenta de que Barry no era mal tipo. Le habia estropeado una fiesta, ?y que? Comparado como trataban los socios a los subordinados, Jack lo habia tenido facil. Ademas, Barry era un abogado de empresas de primera fila y Jack podia aprender mucho con el.
Jack paso por delante de la mesa de la secretaria de Barry, pero Sheila no estaba en su puesto.
Entonces Jack vio las cajas amontonadas contra la pared. La puerta del despacho de Barry estaba cerraba. Jack llamo sin obtener respuesta. Abrio la puerta y se quedo de piedra. Cerro los ojos y los volvio a abrir incredulo. Las librerias estaban vacias, en la pared solo se veian las manchas mas claras donde habian estado colgados los diplomas y certificados.
«?Que diablos?» Ceno la puerta y al volverse choco con Sheila.
La mujer, siempre muy profesional y seria en el trato, sin un pelo fuera de lugar y las gafas bien montadas en el caballete de la nariz, estaba hecha unos zorros. Habia sido la secretaria de Barry durante diez anos. Miro a Jack con un destello de furia en los ojos que desaparecio en un segundo. Le dio la espalda, volvio a su despacho y comenzo a preparar las cajas. Jack la observo atonito.
– Sheila, ?que demonios pasa? ?Donde esta Barry? -Ella no le respondio. Movia las manos cada vez mas rapido hasta que llego un momento en que tiraba las cosas dentro de la caja. Jack se acerco, miro la caja-. ?Sheila? -repitio- Dime que esta pasando. ?Sheila!-El le cogio una mano. Ella le dio una bofetada, algo que la conmovio tanto que se desplomo en la silla. Poco a poco agacho la cabeza hasta apoyarla en la mesa y se echo a