La victima habia caido sobre el lado izquierdo, en direccion opuesta a la puerta. Las rodillas un tanto recogidas, el brazo izquierdo estirado, el otro contra la cadera derecha. El rostro senalaba al este, perpendicular al borde de la cama; estaba casi en posicion fetal. Frank se rasco la nariz. Del principio al fin, y de vuelta al principio. Nadie sabia nunca cuando iba a dejar el mundo, ?no?

Con la ayuda de Simon, Frank triangulo la posicion del cuerpo; la cinta metrica chirrio al desenrollarse. El ruido sono como un sacrilegio en este cuarto de muerte. Miro el umbral y la posicion del cuerpo. Entre los dos calcularon una trayectoria preliminar de los disparos. El resultado indicaba que los habian efectuado desde el umbral, algo curioso, porque lo logico hubiese sido a la inversa si al ladron le habian sorprendido in fraganti. Sin embargo, habia otra prueba que confirmaba la presunta trayectoria.

Frank se arrodillo una vez mas junto al cuerpo. No habia marcas en la alfombra de que hubieran arrastrado el cadaver, y las manchas de sangre junto con la dispersion de las salpicaduras confirmaban que la victima habia recibido los disparos en el lugar donde estaba. Con mucho cuidado tumbo el cadaver y levanto la falda. Despues del fallecimiento, la sangre se acumula en las partes mas bajas del cuerpo, una condicion que se llama livor mortis. Pasadas entre cuatro y seis horas, el livor mortis se quedaba fijo. En consecuencia, cualquier movimiento del cuerpo no producia cambios en la distribucion de la sangre. Frank dejo el cuerpo boca arriba. Todo confirmaba que Christine Sullivan habia muerto alli.

La dispersion de las salpicaduras reforzaba la conclusion de que la victima miraba hacia la cama cuando murio. Si era asi, ?que diablos miraba? Lo mas logico era que una persona a la que iban a disparar mirara en direccion al atacante, rogara por su vida. Frank estaba seguro de que Christine Sullivan habria rogado. El detective miro el lujoso dormitorio. Ella tenia mucho por que vivir.

Observo la alfombra con mucha atencion, con el rostro a unos centimetros de la superficie. La dispersion de las salpicaduras era irregular, como si hubiese habido algo tendido delante o al costado de la muerta. Esto podia ser importante. Se habia escrito mucho sobre la dispersion de las salpicaduras. Frank comprendia su utilidad, aunque intentaba no ver en ellas cosas que quiza no estaban. Pero si algo habia protegido parcialmente la alfombra de la sangre, queria saber que era. Ademas, la ausencia de manchas en el vestido le intrigaba. Era un detalle que no debia olvidar; quiza tambien significaba alguna cosa.

Simon abrio su maletin y, con la ayuda de Frank, tomo muestras de la vagina. A continuacion revisaron el pelo de la cabeza y el vellopubico en busca de sustancias extranas. Despues guardaron en una bolsa las ropas de la victima.

Frank examino el cuerpo centimetro a centimetro. Miro a Simon. Ella le leyo el pensamiento.

– No habra ninguna, Seth.

– Por favor, Laurie.

Simon cogio el equipo de huellas dactilares y espolvoreo las munecas, los senos, el cuello, y la cara interior de los brazos. Al cabo de unos segundos miro a Frank y le dijo que no con la cabeza. Guardo lo que habian encontrado.

El contemplo como envolvian el cadaver en una sabana, lo metian en una bolsa,y se lo llevaban hasta la ambulancia que transportaria a Christine Sullivan a un lugar donde todo el mundo rezaba para no ir.

Despues estudio la caja fuerte, se fijo en el sillon y el mando a distancia. El polvo del suelo de la camara estaba removido. Simon ya habia cubierto el sector. Habia una mancha de polvo en el asiento del sillon. Sin embargo habian forzado la puerta; habia marcas en ella y en la pared donde estaba la cerradura. Cortarian el trozo para ver si conseguian una huella de la herramienta. Frank miro a traves de la puerta de la caja y sacudio la cabeza. Un espejo de una sola direccion. Muy bonito. Nada menos que en el dormitorio. Cada vez tenia mas ganas de conocer al hombre de la casa.

Volvio al dormitorio, miro la foto sobre el velador. Miro a Simon.

– Ya lo hice, Seth -le informo ella. Frank asintio y recogio la foto. Una mujer hermosa, penso, muy hermosa, con una expresion de ven-y-follame. La foto la habian tomado en esta habitacion, con la difunta sentada en un sillon junto a la cama. Entonces advirtio la marca en la pared. La habitacion tenia paredes enlucidas de verdad en lugar del tipico carton yeso, pero la marca era profunda. Tambien vio que la mesa de noche estaba fuera de su sitio; los pelos de la alfombra senalaban la posicion original. Se volvio hacia Magruder

– Al parecer alguien choco contra esto.

– Quiza durante la pelea.

– Quiza.

– ?Han encontrado la bala?

– Una todavia la tiene ella, Seth.

– Me refiero a la otra, Sam. -Frank meneo la cabeza impaciente. Magruder senalo la pared junto a la cama, donde habia un pequeno orificio apenas visible. Frank asintio-. Corta el trozo,y deja que los chicos del laboratorio la saquen. No intentes sacarla tu.

El ano pasado en dos ocasiones las pruebas de balistica no habian servido para nada porque un agente llevado por el entusiasmo habia escarbado las balas de la pared y estropeado las estrias.

– ?Algun casquillo?

– Nada. Si el arma asesina expulso los casquillos, los recogieron.-Magruder se dirigio a Simon-. ? La Evac ha encontrado algun tesoro?

La aspiradora de evidencias era una maquina muy potente, dotada de una serie de filtros, que se utilizaba para aspirar de las alfombras y otros materiales, pelos, fibras y otros objetos pequenos que muchas veces daban buenos resultados, porque como los malhechores no los veian, no los quitaban.

– Ojala mi alfombra estuviese tan limpia -bromeo Magruder.

– ?Habeis encontrado algo, gente? -pregunto Frank a los miembros de la unidad criminal. Todos se miraron sin saber si Frank pretendia hacer un chiste. Todavia se lo preguntaban cuando el salio del dormitorio para ir a la planta baja.

Un representante de la compania de seguridad conversaba con un agente en la puerta de la casa. Un tecnico de la unidad guardaba la tapa y los cables del control de la alarma en bolsas de plastico. El tecnico le mostro a Frank el punto minusculo donde estaba saltada la pintura y una viruta casi microscopica, pruebas de que habian quitado la tapa. En los cables habia unas muescas como dientes. El representante contemplo admirado el trabajo del ladron. Magruder se sumo al grupo; ya no estaba tan palido.

– Si, es probable que utilizaran un contador -comento el representante-. Es lo que parece.

– ?A que se refiere? -le pregunto Seth.

– Un metodo asistido por ordenador para cargar un numero masivo de combinaciones en la memoria del sistema hasta dar con la combinacion correcta. Es muy parecido a lo que hacen para romper las claves de acceso a los ordenadores.

Frank miro el control destripado y despues al hombre.

– Me sorprende que una casa como esta no tenga un sistema mas sofisticado.

– Es un sistema sofisticado -afirmo rapidamente el representante a la defensiva.

– Muchos ladrones utilizan ordenadores en estos tiempos.

– Si, pero la cuestion es que este juguete tiene una base de quince digitos, y un tiempo de espera de cuarenta y tres segundos. Si no la acierta, se arma la de Dios es Cristo.

Frank se rasco la nariz. Tendria que volver a su casa y ducharse. El olor a muerto calentado durante varios dias en una habitacion calida dejaba un rastro indeleble en la ropa, el pelo, y la piel. Tambien en la nariz.

– ?Y? -pregunto Frank.

– Vera, los modelos portatiles que podria usar en un trabajo como este no pueden procesar el numero suficiente de combinaciones en solo treinta segundos. Mierda, en una configuracion basada en quince digitos hay un billon de combinaciones posibles. No creo que el tipo cargara con un ordenador normal.

– ?Por que treinta segundos? -quiso saber Magruder.

– Necesitaba unos segundos para quitar la tapa, Sam -contesto Frank. Miro al hombre de seguridad-. ?Decia?

– Digo que si el tipo abrio el sistema con un portatil es que debio eliminar varios de los digitos posibles. Quiza la mitad, o mas. Esto significa que se puede conseguir un sistema que lo haga bien, o que se inventaron algo capaz de romper el sistema. Pero no hablamos de ordenadores baratos, ni de unos rateros de la calle que entran en una tienda y salen con una calculadora. Cada dia hacen los ordenadores mas pequenos y mas rapidos pero

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