en sus ojos. Le acaricio el pelo y apoyo una mano contra su mejilla.
– Por mi no lo sabra.
– Lo se, Tim, te creo. Pero ?que pasara si el, esta persona, intenta comunicarse directamente con el presidente?
– ?Por que iba a hacer algo asi? -pregunto Collin intrigado.
Russell se acomodo en el borde de la cama, dejo que los pies le colgaran a unos cuantos centimetros del suelo. Por primera vez, Collin vio la pequena marca de nacimiento roja y ovalada en la nuca. Entonces se dio cuenta de que temblaba a pesar del calor que hacia en el dormitorio.
– ?Por que iba a hacer algo asi, Gloria? -repitio Collin. Ella le dio la respuesta a la pared.
– ?Se te ha ocurrido pensar que ese abrecartas es en este momento uno de los objetos mas valiosos del mundo? -Ella se volvio, le meso el pelo, y sonrio al ver como cambiaba de expresion a medida que llegaba a la unica conclusion posible.
– ?Chantaje?
Ella asintio.
– ?Como se hace para chantajear al maldito presidente?
Ella se levanto, se echo una bata sobre los hombros y se sirvio otra copa de la botella casi vacia.
– Ser presidente no te hace inmune a los intentos de chantaje, Tim. Joder, tienes mucho mas que perder o ganar.
Russell hizo girar la bebida en la copa sin prisas, se sento en el sofa y se bebio la copa de un trago. Sintio el calor reconfortante de la bebida que le llegaba al estomago. Desde hacia un tiempo bebia mas de lo habitual. Hasta ahora no afectaba a su rendimiento, pero tendria que vigilarlo, sobre todo en este nivel, en este momento critico. Pero decidio que lo vigilaria a partir de manana. Esta noche, con el peso de un desastre politico a punto de caerle encima y con un hombre joven y apuesto en su cama, beberia. Se sentia quince anos mas joven. Cada momento con el la hacia sentir mas hermosa. No olvidaba su objetivo, pero ?donde estaba escrito que no podia divertirse?
– ?Que quieres que haga?
Russell esperaba esta pregunta. Su joven y apuesto agente del servicio secreto. Un moderno caballero blanco como aquellos que aparecian en las novelas que leia siendo nina. Ella le miro sosteniendo la copa con la punta de los dedos mientras que con la otra mano se quitaba la bata y la dejaba caer al suelo. Habia tiempo de sobra, sobre todo para una mujer de treinta y siete anos que nunca habia tenido una relacion seria con un hombre. Tenia tiempo para todo. La bebida disipo los temores, la paranoia. Y tambien la cautela que tanta falta le hacia. Pero no esta noche.
– Hay algo que puedes hacer por mi. Te lo dire por la manana. -Sonrio, se tendio en el sofa y tendio una mano. El se levanto obediente y fue hacia ella. Unos instantes despues solo se oian los gemidos y el chirriar de los resortes sobrecargados del sofa.
A media manzana de la casa de Russell, Bill Burton permanecia sentado en el Bonnevilla de su esposa, con una lata de gaseosa sin calorias entre las rodillas. De vez en cuando echaba una ojeada a la casa donde habia entrado su companero a las doce y cuarto de la noche y habia atisbado a la jefa de gabinete con un atuendo poco adecuado para una visita de trabajo. Con la camara equipada con teleobjetivo habia sacado dos fotografias de aquella escena que Russell habria matado por tener. Las luces se habian encendido sucesivamente en todas las habitaciones hasta llegar al lado este, cuando todas las luces se apagaron al unisono.
Burton miro los faros traseros apagados del coche del colega. El chico habia cometido un error al venir aqui. Se jugaba la carrera, quiza no solo el, sino tambien Russell. Burton recordo otra vez aquella noche. Collin que corria de regreso a la casa. Russell blanca como una sabana. ?Por que? En medio de la confusion Burton se habia olvidado preguntar. Y despues habian corrido a traves de un maizal persiguiendo a alguien que no tenia que estar alli, pero que estaba.
Collin habia vuelto a la casa por algun motivo y Burton decidio que ya era hora de saber cual era. Tenia el presentimiento de que se gestaba una conspiracion. Dado que le habian excluido, llego a la conclusion de que el no se beneficiaria de la misma. Ni por un momento habia creido que a Russell solo le interesaba lo que habia detras de la bragueta de su companero. Ella no era de esa clase, ni de lejos. Todo lo que hacia tenia un proposito, un proposito importante. Un buen polvo no era suficiente.
Pasaron otras dos horas. Burton miro la hora y entonces se puso alerta al ver salir a Collin de la casa, bajar poco a poco por la calle, y subir al coche. Cuando paso a su lado, Burton se agacho, un poco avergonzado por vigilar las actividades de otro agente. Vio la senal del intermitente cuando el Ford doblo por la calle que le sacaba de la zona residencial.
Burton miro otra vez hacia la casa. Se encendio una luz en la que debia ser la sala de estar. Era tarde, pero la senora de la casa funcionaba a tope. Su vigor era legendario en la Casa Blanca. Burton se pregunto si en la cama mostraria la misma resistencia. Dos minutos mas tarde la calle quedo desierta. La luz en la casa continuo encendida.
12
El avion aterrizo y con un poderoso rugido de los motores se detuvo en la corta faja de asfalto que era la pista principal del aeropuerto Nacional, doblo por otra inmediatamente a la izquierda a unos centenares de metros de pequena cala que la multitud de navegantes de fin de semana utilizaba para acceder al Potomac, y carreteo hasta la puerta numero nueve. El guardia de seguridad del aeropuerto que respondia las preguntas de un grupo de turistas no se fijo en el hombre que paso a toda prisa junto a el. Tampoco tenia motivos para pedir su identificacion.
El viaje de regreso de Luther habia seguido el mismo circuito de la partida. Una escala en Miami, y despues Dallas/Fort Worth.
Cogio un taxi y contemplo el trafico cada vez mas denso que se dirigia hacia el sur por la avenida George Washington a medida que la gente regresaba a sus casas. El cielo prometia mas lluvia y el viento sacudia los arboles de la avenida que corria paralela al Potomac. Cada pocos minutos pasaba un avion que giraba a la izquierda y desaparecia rapidamente entre las nubes.
Una nueva batalla llamaba a Luther. La imagen del presidente Richmond en el estrado embargado por una justa indignacion mientras pronunciaba un apasionado discurso contra la violencia, con su presumida jefa de gabinete a su costado, era una constante en la vida de Luther. El hombre viejo, cansado y temeroso que habia escapado del pais ya no estaba cansado ni tenia miedo. La sensacion de culpa por haber permitido la muerte de una mujer joven habia dado paso a un odio tremendo, a una furia que le brotaba por todos los poros del cuerpo. Se convertiria, por decirlo de alguna manera, en el angel vengador de Christine Sullivan. Realizaria esa tarea con todas las energias y el ingenio que le quedaba.
Luther se acomodo en el asiento, y mientras masticaba una de las galletas que habia guardado de la comida en el avion, se pregunto que tal seria Gloria Russell jugando al gato y al raton.
Seth Frank miro a traves de la ventanilla del coche. Las entrevistas personales con la servidumbre de Walter Sullivan habian revelado dos cosas de interes, la primera de las cuales era la empresa delante de la cual Frank estaba ahora; la segunda podia esperar. Albergada en un gran edificio gris en una zona comercial de Springfield, apenas pasada la carretera de circunvalacion, el cartel de la Metro Steam Cleaner proclamaba que llevaba en funcionamiento desde 1949. Esta estabilidad no significaba nada para Frank. Eran muchas las empresas legitimas de toda la vida que ahora se habian convertido en fachadas para el blanqueo de dinero para el crimen organizado como la Mafia, las triadas chinas y sus versiones locales. Y un limpiador de alfombras que atendia casas ricas estaba en la posicion ideal para estudiar los sistemas de alarma, averiguar donde guardaban el dinero y las joyas y saber cuales eran los habitos de las futuras victimas y sus servidumbres. Frank no sabia si se enfrentaba a un solitario o a toda una organizacion. Lo mas probable era que se estuviera metiendo en un cajellon sin salida, pero nunca se sabia. Habia dos coches de policia aparcados a tres minutos del lugar, solo como una medida de precaucion. Frank salio del coche.