– Dejalo. La pasare por nuestros archivos. Me quedare toda la noche si es necesario. Podemos pedirle a Fairfax que nos de acceso al afis de la policia estatal, nuestra terminal no funciona. -Simon se referia al sistema automatico de identificacion de huellas digitales instalado en Richmond, donde las huellas encontradas en la escena del crimen se comparaban con las registradas en la base de datos del estado.

– Creo que tengo algo mejor -afirmo Frank.

– ?A que te refieres?

Frank saco una tarjeta del bolsillo, cogio el telefono y marco un numero.

– El agente Bill Burton, por favor.

Burton recogio a Frank y juntos fueron al edificio Hoover del fbi, ubicado en la avenida Pennsylvania. La mayoria de los turistas conocen este edificio mastodontico y bastante feo que forma parte de las visitas obligadas de la capital federal. Alli funciona el Centro Nacional de Informacion Criminal, un sistema de informacion computerizada que maneja catorce bases de datos y dos subsistemas, y que en su conjunto es la mayor base de datos sobre criminales conocidos que funciona en el mundo. El Sistema de Identificacion Automatica (sia) que forma parte del cnic es una herramienta fundamental para el trabajo de la policia. Con decenas de millones de huellas digitales en la memoria, las posibilidades de identificar las que le interesaban a Frank eran muy altas.

Despues de dejar la tarjeta en manos de los tecnicos del fbi -que tenian instrucciones precisas de procesar este encargo con la mayor urgencia posible- Burton y Frank tomaron un cafe junto a la maquina que habia en el vestibulo.

– Esto tardara un poco, Seth. El ordenador dara un monton de probables. Los tecnicos tendran que hacer la identificacion a mano. Me quedare aqui y le avisare en cuanto sepamos algo positivo -dijo Burton.

Frank miro la hora. Su hija menor participaba en una obra escolar que comenzaba dentro de cuarenta minutos. Solo hacia de vegetal, pero ahora mismo era la cosa mas importante del mundo para su pequena.

– ?Esta seguro?

– Solo dejeme un numero de telefono donde pueda localizarle.

Frank se lo dio y se marcho deprisa. La huella podia resultar no ser nada, la de un empleado de alguna gasolinera, pero algo le decia que este no era el caso. Christine Sullivan llevaba muerta bastante tiempo. Las rastros tan frios por lo general se mantenian tan frios como la victima enterrada a un metro ochenta de profundidad, el metro ochenta mas largo al que todos se enfrentarian alguna vez. Pero un rastro frio podia volverse de pronto en una cosa ardiente; si despues se apagaba estaria por verse. Por ahora, Frank disfrutaria del calor. Sonrio, y no solo porque pensaba en su hija de seis anos corriendo por el escenario disfrazada de pepino.

Burton le miro marcharse. El tambien sonreia pero por un motivo muy diferente. El fbi utilizaba un factor de fiabilidad superior al noventa por ciento cuando procesaba las huellas a traves del sia. Esto significaba que el sistema daria como mucho dos probabilidades, y casi seguro una. Ademas, Burton habia obtenido una prioridad de busqueda superior a la que le habia dicho a Frank. Todo esto le permitiria ganar tiempo, un tiempo precioso.

Unas horas mas tarde, Burton miraba un nombre que le era totalmente desconocido.

Luther Albert Whitney

Fecha de nacimiento 5/8/29. Tambien figuraba el numero de la Seguridad Social; los tres primeros digitos eran 179, que correspondian a Pennsylvania. Segun la descripcion fisica, Whitney media un metro setenta de estatura, pesaba sesenta y cinco kilos, y tenia una cicatriz de cinco centimetros en el antebrazo izquierdo. Esto cuadraba con la descripcion de Rogers que habia dado Pettis.

Por medio de la base de datos del Indice de Identificacion Interestatal del cnic, Burton tambien habia conseguido una buena composicion del pasado del hombre. El informe consignaba tres condenas por robo. Luther Whitney tenia antecedentes en tres estados diferentes. Habia estado en la carcel mucho antes, y habia salido en libertad a mediados de los 70. Nada mas desde entonces. Al menos nada que supieran las autoridades. Burton habia conocido a otros hombres como el. Eran autenticos profesionales que cada vez eran mejores en su actividad. Estaba seguro de que Whitney era uno de esos.

Una pega, la ultima direccion conocida correspondia a Nueva York y era de veinte anos atras.

Burton escogio el camino mas facil. Fue a la cabina de telefonos del vestibulo y se hizo con todas las guias de telefono de la region. Primero probo con el distrito capital: no encontro nada. Despues intento Virginia Norte. Habia tres Luther Whitney en el listin. La siguiente llamada telefonica fue a la policia estatal de Virginia, donde tenia un contacto. Se consultaron por ordenador los archivos de la direccion de Trafico. Dos de los Luther Whitney tenian veintitres y ochenta y cinco anos respectivamente. Sin embargo, el Luther Whitney del 1645 East Washington Avenue, Arlington, habia nacido el 5 de agosto de 1929, y el numero de la Seguridad Social, utilizado en Virginia como numero del carne de conducir, confirmaba que era el hombre. Pero ?era Rogers? Habia una manera de averiguarlo.

Burton saco su libreta. Frank habia sido muy amable al dejarle leer el expediente de la investigacion. El telefono sono tres veces y ala cuarta respondio Jerome Pettis. Sin precisar mucho, Burton se hizo pasar como alguien de la oficina de Frank, y formulo la pregunta. Durante los cinco segundos siguientes, Burton intento controlar los nervios mientras escuchaba el jadeo del hombre al otro extremo de la linea. La respuesta bien valio la corta espera.

– Caray, asi es. El motor casi se agarroto. Alguien habia dejado flojo el tapon del aceite. Le dije a Rogers que lo hiciera porque estaba sentado sobre la lata de aceite que llevabamos en la parte de atras.

Burton le dio las gracias y colgo. Miro la hora. Todavia disponia de tiempo antes de dejarle a Frank el mensaje. A pesar de las constancias cada vez mayores, Burton no tenia la certeza absoluta de que Whitney hubiera sido el tipo de la caja fuerte, pero el instinto le decia que Whitney era el hombre. Y aunque no habia ningun motivo para que Luther Whitney hubiese vuelto a su casa despues del asesinato, Burton queria conocer mejor al tipo y quizas encontrar alguna pista sobre el lugar donde habia ido. La mejor manera de hacerlo era visitar la casa donde vivia. Antes que lo hiciera la policia. Marcho a paso rapido a buscar el coche.

El tiempo volvia a ser frio y lluvioso mientras la madre Naturaleza se entretenia en jugar con la ciudad mas poderosa del planeta. Los limpiaparabrisas hacian todo lo posible por quitar el agua del cristal. Kate no tenia muy claro por que estaba alli. Habia visitado el lugar solo una vez en todos estos anos. En aquella ocasion se habia quedado en el coche mientras Jack entraba a verle. A decirle que el y la unica hija de Luther iban a casarse. Jack habia insistido, a pesar de las protestas de ella en el sentido de que al hombre le importaba un pimiento. Al parecer, se habia equivocado. El habia salido a la galeria, le habia mirado, sonriente, e incluso habia insinuado un movimiento como si quisiera acercarse a ella. Con ganas de felicitarla, pero sin saber muy bien como hacerlo dadas las circunstancias tan peculiares. El habia estrechado la mano de Jack, le habia dado una palmada en la espalda, y despues habia vuelto a mirarla como si diera la aprobacion.

Ella habia mantenido la mirada al frente, los brazos cruzados, hasta que Jack volvio al coche y se marcharon. Por el espejo lateral habia visto la pequena figura mientras se alejaban. Parecia mucho mas pequeno de lo que recordaba, casi diminuto. En la memoria, su padre siempre seria un monolito enorme que encarnaba todo lo que ella odiaba y temia en el mundo, que llenaba todo el espacio a su alrededor y le quitaba la respiracion con su tamano sobrecogedor. Aquella criatura era una ficcion, pero se negaba a reconocerlo. Pero si bien no habia querido tratar nunca mas con aquella imagen, fue incapaz de desviar la mirada. Durante mas de un minuto, a medida que el coche aceleraba, mantuvo los ojos en el reflejo del hombre que le habia dado la vida para despues quitarsela junto con la de la madre con una finalidad brutal.

A medida que el coche se alejaba, el habia continuado mirandola, con una mezcla de tristeza y resignacion en las facciones que la sorprendio. Pero Kate la racionalizo, la atribuyo a otra de sus tretas para hacerle sentirse culpable. Ninguna de sus acciones merecia una calificacion benigna. Era un ladron. No tenia ningun respeto a la ley. Un barbaro en una sociedad civilizada. En el no existia la sinceridad. Entonces doblaron en la siguiente esquina y la imagen desaparecio bruscamente, como si hubiesen dado un tiron a un hilo imaginario que la sujetaba.

Kate aparco en el camino de entrada. La casa estaba a oscuras. El reflejo de los faros en el maletero de un coche aparcado delante le molestaba en los ojos. Apago las luces, respiro hondo para calmar los nervios y abandono el coche.

La nevada habia sido escasa, y los pocos restos que quedaban crujieron bajo sus pies mientras avanzaba hacia la puerta. La temperatura prometia heladas durante la noche. Apoyo una mano en el costado del coche para no perder el equilibrio mientras caminaba. Aunque no esperaba encontrar al padre en casa, ella se habia peinado con esmero, se habia puesto uno de los trajes que solo usaba en los juicios e incluso se habia maquillado un poco

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