mas de lo habitual. A su manera, ella habia triunfado, y si se daba la ocasion de verse las caras, deseaba demostrarle que, a pesar del abandono paterno, ademas de sobrevivir habia prosperado.
La llave seguia en el mismo lugar donde Jack le habia dicho que la encontraria hacia ya muchos anos. Resultaba ironico que un ladron consumado dejara su propiedad tan accesible. Abrio la puerta y entro despacio, sin advertir la aparicion de un coche que se detuvo al otro lado de la calle o fijarse en el conductor que la miraba atentamente y que ya habia escrito el numero de su matricula.
La casa tenia el olor a moho tipico de un lugar abandonado hacia tiempo. En ocasiones, ella se habia imaginado como seria la casa por dentro. Habia imaginado un lugar limpio y ordenado y no estada desencaminada.
Se sento en una silla de la sala a oscuras, sin darse cuenta de que era la favorita de su padre e ignorante de que Luther habia hecho lo mismo cuando habia visitado su apartamento.
La foto estaba sobre la repisa de la chimenea. Tendria unos treinta anos. Kate, en los brazos de su madre, abrigada de pies a cabeza, solo unos cabellos negros visibles debajo del casquete rosa; habia nacido con mucho pelo. Su padre, el rostro sereno y con sombrero, estaba junto a la madre y la hija; la mano musculosa acariciaba los dedos de Kate.
La madre de Kate habia conservado aquella foto sobre el tocador hasta que murio. Kate la habia tirado el dia del funeral, mientras maldecia la intimidad entre padre e hija que reflejaba la imagen. La habia tirado inmediatamente despues de que el padre se presentara en la casa donde ella le habia atacado con una furia que se habia hecho cada vez mas descontrolada a medida que el no respondia, no contraatacaba, sino que se limitaba a aceptar los improperios. Y cuanto mas callado habia estado el, mas furiosa se habia puesto ella hasta abofetearlo, con las dos manos, hasta que intervinieron otros y la apartaron. Y solo entonces su padre se habia puesto el sombrero, habia dejado sobre la mesa las flores que habia traido y, con el rostro inflamado por las bofetadas y los ojos llenos de lagrimas, se habia marchado, cerrando la puerta con mucha discrecion.
Ahora, sentada en la silla del padre, Kate penso que tambien el habia sufrido aquel dia. Habia sufrido por una mujer a la que aparentemente habia amado durante buena parte de su vida y que desde luego le habia querido. Sintio un nudo en la garganta y se apresuro a contenerlo con la presion de los dedos.
Se levanto para recorrer la casa. Espiaba en las habitaciones y se apartaba, cada vez mas nerviosa a medida que se adentraba en los dominios de su padre. La puerta del dormitorio estaba entreabierta, y por fin se decidio a abrirla del todo. Al entrar se arriesgo a encender la luz, y mientras sus ojos se acomodaban al cambio se fijo en la mesa de noche. Se acerco y acabo por sentarse en la cama.
La coleccion de fotos era, en esencia, un pequeno relicario dedicado a ella. Desde el nacimiento en adelante, alli estaba recapitulada toda su vida. Cada noche cuando su padre se iba a dormir ella era lo ultimo que veia. Pero lo que le sorprendio mas fueron las fotos de mayor. Las de su graduacion en el instituto y en la facultad de Derecho. Desde luego su padre no habia sido invitado a ninguno de estos acontecimientos, pero alli estaban registrados. Ninguna de las fotos era estatica. Aparecia caminando, saludando a alguien o sola sin darse cuenta de la presencia de la camara. Miro la ultima foto. Bajaba las escaleras del palacio de justicia de Alexandria. Su primer dia en los tribunales, comida por los nervios. Un caso de hurto, una nimiedad para el tribunal general del distrito, pero la sonrisa en su rostro proclamaba la victoria total.
Se pregunto como era que no le habia visto. Y entonces penso que quiza si se habia dado cuenta de su presencia pero se habia negado a admitirlo
La reaccion inmediata fue de enojo. Su padre la habia estado espiando todos estos anos. En todos los momentos especiales de su vida. Los habia violado. La habia violado con su presencia furtiva.
La segunda reaccion fue mas sutil. Y al tomar conciencia de la misma se levanto de un salto y corrio hacia la puerta.
Ese fue el momento en que topo con el gigante.
– Le ofrezco disculpas una vez mas, senora. No pretendia asustarla.
– ?Asustarme? Casi me da un sincope. -Kate se sento en el borde de la cama. Intento dominar los nervios, controlar los temblores, pero el frio en la habitacion no ayudaba.
– Perdone, pero ?por que el servicio secreto esta interesado en mi padre?
Miro a Bill Burton con algo parecido al miedo en los ojos. Al menos el lo interpreto como miedo. La habia observado en el dormitorio mientras intentaba hacer una rapida valoracion de los motivos, de los propositos a partir de los sutiles movimientos corporales. Una habilidad desarrollada a lo largo de anos de observar multitudes en busca de una o dos personas que pudieran representar un peligro autentico. La conclusion: padre e hija distanciados. Por fin ella habia venido a buscarlo. Las cosas comenzaban a aclararse, y quiza de una forma muy favorable para el.
– No estamos muy seguros, senora Whitney. Pero la policia del condado de Middleton lo tiene clarisimo.
– ?Middleton?
– Si, senora. Sin duda esta enterada del asesinato de Christine Sullivan. -No agrego nada mas a la espera de una reaccion. Recibio la esperada. La incredulidad mas total.
– ?Piensa que mi padre esta mezclado en ese asunto? -Era una pregunta legitima, y no formulada a la defensiva. Burton la considero importante y tambien favorable al plan que habia comenzado a elaborar en cuanto la vio.
– Es lo que piensa el detective a cargo del caso. Al parecer su padre, como miembro de un equipo de limpiadores de alfombras, y con un nombre falso, estuvo en la casa de los Sullivan poco antes del asesinato.
Kate contuvo la respiracion. ?Su padre limpiando alfombras? Desde luego, habia estado recogiendo informacion como habia hecho muchas veces antes. Nada habia cambiado. Pero ?asesinato?
– No puedo creer que haya matado a esa mujer.
– De acuerdo, pero considera posible que intentara robar aquella casa, ?no es asi, senora Whitney? Me refiero a que no es la primera vez ni la segunda.
Kate se miro las manos. Despues sacudio la cabeza.
– La gente cambia, senora. No se lo unidos que estaban ustedes en los ultimos tiempos -Burton no paso por alto el estremecimiento en el rostro de la muchacha-, pero las pruebas sugieren que estuvo involucrado. Y la mujer esta muerta. Usted ha conseguido condenas con menos pruebas.
– ?Como sabe quien soy? -Kate le miro con suspicacia.
– Veo a una mujer que se cuela en la casa de un hombre buscado por la policia y hago lo que hace cualquier agente de la ley, paso el numero de matricula por el ordenador. Su reputacion la precede, senora Whitney. La policia del estado la pone por las nubes.
– No esta aqui. -Kate miro la habitacion-. Por lo que parece lleva tiempo sin venir.
– Si, senora, lo se. Por alguna casualidad no sabe donde esta, ?verdad? ?Ha intentado ponerse en contacto con usted?
Kate penso en Jack y su visitante nocturno.
– No. -La respuesta fue demasiado rapida para el gusto de Burton.
– Le convendria entregarse voluntariamente, senora Whitney. Si se encuentra con uno de esos polis a los que les gusta apretar el gatillo… -El agente enarco las cejas en un gesto muy expresivo.
– No se donde esta, senor Burton. Mi padre y yo… llevabamos distanciados… mucho tiempo.
– Pero ahora esta aqui y sabia donde guardaba una llave auxiliar.
– Esta es la primera vez que pongo los pies en esta casa -replico Kate, con la voz un poco mas aguda.
Burton observo la expresion y comprendio que decia la verdad. El desconocimiento de la casa era una prueba de la afirmacion y tambien de que estaban distanciados.
– ?Tiene manera de ponerse en contacto con el?
– ?Por que? No quiero verme involucrada en esto, senor Burton. -Bueno, creo que, hasta cierto punto, ya lo esta. Le convendria colaborar.
Kate se levanto y cogio el bolso.
– Escuche, agente Burton, no me venga con faroles. Llevo muchos anos en este negocio. Si la policia quiere perder su tiempo interrogandome, figuro en la guia telefonica. En las paginas de abogados de la mancomunidad. Hasta la vista.
Camino hacia la puerta.
– ?Senora Whitney?
Ella dio media vuelta, preparada para la discusion. Perteneciera o no al servicio secreto no pensaba aguantar