la abrazaba otra vez, ella se inclino sobre el, le tironeo de la chaqueta, comenzo a deshacerle el nudo de la corbata. Las manos del hombre buscaron la cremallera del vestido y poco a poco bajaron hacia la cintura. El vestido negro cayo al suelo y ella salio del mismo, solo con las bragas negras y medias hasta el muslo; no llevaba sujetador.
Tenia el tipo de cuerpo que pone celosas a todas las mujeres que no lo poseen. Cada curva estaba en el lugar adecuado. Una cintura que Luther hubiese podido cenir con las dos manos. Mientras se inclinaba hacia un lado para quitarse las medias, Luther observo los pechos grandes y redondos. Las piernas eran delgadas y musculosas, sin duda el resultado de muchas horas de ejercicio bajo la mirada atenta de un entrenador personal.
El hombre se quito el traje y la camisa, y, en calzoncillos, se sento en el borde de la cama. Contemplo a la mujer, que se tomo su tiempo para quitarse las bragas. Tenia el trasero redondo y firme, de un blanco cremoso que resaltaba con el perfecto bronceado. Al verla por fin desnuda del todo, el hombre sonrio. Los dientes blancos y bien alineados. A pesar del alcohol, los ojos aparecian claros y enfocados.
Ella sonrio ante su atencion y avanzo sin prisa. En cuanto la tuvo a su alcance, el la sujeto entre los brazos, la apreto contra su cuerpo. La mujer se froto arriba y abajo contra su pecho.
Una vez mas, Luther comenzo a desviar la mirada. Deseaba mas que nada en el mundo que el espectaculo acabara lo antes posible y que estas personas se marcharan. Solo tardaria unos minutos en regresar al coche, y el recuerdo de esta noche permaneceria en su memoria como una experiencia unica, aunque hubiera podido resultar desastrosa.
Pero entonces el hombre sujeto las nalgas de la mujer y despues comenzo a azotarlas, una y otra vez. Luther torcio el gesto ante el dolor ajeno; la piel blanca se veia ahora roja. Sin embargo, la mujer estaba demasiado bebida como para sentir el dolor o bien gozaba con este tratamiento, porque mantuvo la sonrisa. Luther sintio la tension en las tripas al ver como los dedos del hombre se clavaban en la carne suave.
La boca del hombre bailo sobre su pecho; ella paso los dedos por la espesa cabellera al tiempo que situaba el cuerpo entre sus piernas. La muchacha cerro los ojos, sonrio de placer mientras echaba la cabeza hacia atras. Despues abrio los ojos y le beso.
Los dedos fuertes del hombre abandonaron las nalgas maltratadas y comenzaron a masajearle la espalda con suavidad. Entonces volvio a clavarle los dedos hasta que la mujer se aparto con una mueca. Ella esbozo una sonrisa y el se detuvo mientras la joven le tocaba los dedos con los suyos. El volvio a dedicarse a los senos y le chupo los pezones. Cerro los ojos y sus jadeos se convirtieron en un gemido. El hombre la beso en el cuello. Tenia los ojos bien abiertos y miraba hacia donde estaba sentado Luther pero sin imaginar que pudiera estar alli.
Luther miro al hombre, a aquellos ojos, y no le gusto lo que vio.
Pozos de sombras rodeados por una aureola roja, como algun planeta siniestro visto a traves de un telescopio. De pronto penso que la mujer desnuda estaba en poder de algo no tan gentil, no tan carinoso como esperaba.
Por fin la mujer se impaciento y empujo a su amante sobre la cama. Se monto a horcajadas ofreciendole a Luther una vision por detras de algo que deberia haber estado reservado a su ginecologo y a su marido. Ella intento moverse, pero entonces con un impulso brutal el la tumbo a un lado y se subio encima de la mujer, la cogio de las piernas y se las levanto hasta que quedaron perpendiculares a la cama.
Luther se quedo rigido en el sillon ante el siguiente movimiento del hombre. El la cogio del cuello y le metio la cabeza entre sus piernas. Lo repentino del acto la hizo boquear, sus labios casi pegados al pene. Entonces el se rio al tiempo que le soltaba las piernas. Un tanto mareada, ella atino a sonreir y se levanto apoyada en los codos mientras el la dominaba con su altura. El se cogio el pene con una mano y con la otra le separo las piernas. Mientras ella se tendia con languidez para aceptarlo, el la miro con una mirada salvaje.
Pero en lugar de penetrarla, el le cogio los pechos y se los apreto, al parecer con demasiada fuerza, porque, por fin, Luther escucho un grito de dolor y la mujer le dio una bofetada. El la solto y le devolvio el golpe con sana. Luther vio brotar sangre por una de las comisuras de la boca y derramarse por los labios, cubiertos por una espesa capa de carmin.
– Maldito cabron.
Ella rodo sobre la cama y se sento en el suelo. Se paso los dedos por la boca, probo el gusto de su sangre, por un momento su cerebro borracho recupero la lucidez. Las primeras palabras que Luther acababa de escuchar con toda claridad hasta ahora le golpearon con la fuerza de un martillo. Dejo el sillon y avanzo hacia el espejo.
El hombre sonrio. Luther se quedo rigido al ver la sonrisa. Se parecia mas a la mueca de una bestia dispuesta a matar y no la de un ser humano
– Maldito cabron -repitio ella, la voz un poco mas baja, las palabras farfulladas.
En el momento que ella se levantaba, el le cogio un brazo, se lo retorcio hasta tumbarla en el suelo. El hombre se sento en la cama con una expresion de triunfo.
Con la respiracion agitada, Luther permanecio casi pegado al espejo, abrio y cerro las manos mientras miraba. Rogo para que los demas aparecieran. Echo un rapido vistazo al mando sobre el sillon y despues miro el dormitorio.
La mujer se habia medio levantado del suelo; poco a poco recuperaba el aliento. Se habian esfumado los sentimientos romanticos. Luther lo vio en sus movimientos, cautelosos y deliberados. Al parecer, su companero no advirtio el cambio en los movimientos ni el destello furioso en los ojos azules, porque si no no se hubiese puesto de pie, tendiendo una mano para que ella se cogiera, cosa que ella hizo.
La sonrisa del hombre desaparecio en el acto cuando el rodillazo hizo blanco entre sus piernas. El impacto le hizo doblarse en dos y acabo con su ereccion. Ni un solo sonido escapo de sus labios mientras se derrumbaba, excepto el de un jadeo. La mujer recogio las bragas y comenzo a ponerselas.
El la sujeto de un tobillo, la hizo caer, con las bragas a media pierna.
– Puta de mierda. -Las palabras sonaron entrecortadas a medida que intentaba recuperar la respiracion, sin soltarle el tobillo, arrastrandola hacia el.
Ella volvio a patearle, una y otra vez. Los pies golpearon las costillas, pero el no la solto.
– Eres una jodida puta del carajo -dijo el hombre.
Al escuchar el tono de amenaza en aquellas palabras, Luther dio un paso hacia el espejo, una de sus manos volo hacia la suave superficie como si quisiera atravesarla, sujetar al hombre, apartarlo.
El hombre se levanto con esfuerzo y a Luther se le puso la piel de gallina al ver su mirada.
Las manos del hombre rodearon la garganta de la mujer.
El cerebro de ella, obnubilado por el alcohol, comenzo a funcionar a toda pastilla. Sus ojos, llenos de miedo, miraron a izquierda y derecha a medida que aumentaba la presion sobre su cuello y no podia respirar. Le arano los brazos, clavandole las unas.
Luther vio la sangre manar de la piel del hombre pero el no aflojo la presion.
Ella le pateo las piernas y se retorcio, pero el pesaba casi el doble;el atacante no cedio.
Luther miro una vez mas el mando a distancia. Podia abrir la puerta. Podia acabar con esto. Pero sus piernas no le respondieron. Miro impotente a traves del espejo, el sudor le corria por la frente, manaba de todos los poros de su cuerpo; jadeaba mientras su pecho subia y bajaba con movimientos espasmodicos. Apoyo las dos manos sobre el cristal.
Luther contuvo la respiracion cuando la mujer se fijo por un instante en la mesilla de noche. Entonces, con un movimiento frenetico, empuno el abrecartas, y de un golpe lo clavo en el brazo del hombre.
El lanzo un grunido de dolor, solto a su victima y se sujeto el brazo ensangrentado. Por un instante terrible se miro la herida como si aquello no fuera posible. Acuchillado por esta mujer.
Cuando volvio a mirar a la mujer, Luther casi escucho el grunido asesino antes de que escapara de los labios del hombre.
Entonces el la golpeo, con una fuerza que Luther nunca habia visto pegarle a una mujer. El puno choco contra la carne suave y la sangre mano de la nariz y la boca de ella.
Luther no supo si atribuirlo a todo el alcohol consumido o a que, pero el golpe que hubiese tumbado a cualquiera, solo sirvio para enfurecerla todavia mas. Con una fuerza convulsiva la mujer consiguio levantarse. Cuando se volvio hacia el espejo, Luther vio el horror reflejado en su rostro al descubrir la subita destruccion de su belleza. Con ojos incredulos toco la nariz hinchada; se metio un dedo en la boca para saber cuantos dientes estaban flojos. Se habia convertido en un retrato emborronado, su mayor atributo habia desaparecido.
La mujer se dio la vuelta para enfrentarse nuevamente al hombre, y Luther vio como se tensaban los