cuando ambos comprendieron que ella lo haria con o sin Luther, Edwina le pidio a Luther que cuidara de su hija. Que no dejara que la volvieran a llevar a la prision.
Por fin busco los anuncios personales del periodico y solo tardo unos segundos en encontrar lo que queria. Lo leyo muy serio. Como Bill Burton, Luther no creia que Gloria Russell tuviese ninguna cualidad que la redimiera.
Rogo para que ellos creyeran que hacia esto unicamente por dinero. Cogio una hoja de papel y comenzo a escribir.
– Rastree la cuenta. -Burton estaba sentado delante de la jefa de gabinete en el despacho de esta.
– Es lo que hago, Burton. -Russell volvio a colarse el pendiente mientras colgaba el telefono.
Collin permanecia sentado en un rincon sin decir palabra. La jefa de gabinete no se habia dado por enterada de su presencia aunque el joven habia entrado con Burton hacia ya unos veinte minutos.
– ?Cuando dijo que queria el dinero? -pregunto Burton.
– Si la transferencia no llega a la cuenta a la hora del cierre de las operaciones, no habra manana para ninguno de nosotros. -Russell se fijo por un segundo en Collin y despues en Burton.
– Mierda. -Burton se puso de pie.
– Pensaba que usted se ocupaba de esto, Burton -le reprocho Russell con una mirada de furia.
– ?Como entregara el paquete? -pregunto Burton sin hacer caso de la mirada.
– En el momento que reciba el dinero comunicara el lugar donde estara el objeto.
– ?Asi que tenemos que confiar en el?
– Asi es.
– ?Como sabe que usted recibio la carta? -Burton comenzo a pasearse arriba y abajo.
– La encontre en el buzon esta manana. El reparto de correo en mi zona es por la tarde.
– ?En su buzon! -Burton se dejo caer sobre una silla-. ?Quiere decir que estuvo delante mismo de su casa?
– Dudo mucho que hubiera confiado la entrega de este mensaje tan especial a cualquier otra persona.
– ?Como se le ocurrio mirar en el buzon?
– La bandera estaba levantada. -Russell casi sonrio.
– El tipo tiene cojones. Eso se lo reconozco, jefa.
– Al parecer mucho mas grandes que cualquiera de ustedes dos. -La mujer remato el comentario con una larga mirada a Collin que, avergonzado, agacho la cabeza.
Burton sonrio para si mismo ante el enfrentamiento. No pasaba nada, el chico se lo agradeceria dentro de unas semanas. Por haberle salvado de las redes de la viuda negra.
– Ya nada me sorprende, jefa. Ya no. ?Y a usted? -Miro primero a la mujer y despues a Collin.
– Si no se hace la transferencia -senalo Russell, sin hacerle caso-, entonces podernos esperar que haga publica la informacion en cualquier momento. ?Que haremos al respecto?
La tranquilidad de la jefa del gabinete no era una farsa. Habia decidido dejar de llorar, de vomitar cada vez que se acordaba, y que ya le habian herido y avergonzado para el resto de sus dias. Lo que pudiese pasar a partir de ahora le traia un poco sin cuidado. Era una sensacion agradable.
– ?Cuanto pide? -quiso saber Burton.
– Cinco millones.
– ?Y usted tiene tanto dinero? -exclamo Burton, atonito-. ?Donde?
– Eso no es asunto suyo.
– ?El presidente lo sabe? -Burton hizo la pregunta aunque sabia la respuesta.
– Eso tampoco es asunto suyo.
– Me parece bien -comento Burton-. Respecto a la pregunta de antes, le dire que estamos haciendo algo. Yo en su lugar intentaria recuperar ese dinero. Cinco millones de dolares no le serviran de mucho a alguien que este muerto.
– No se puede matar lo que no se encuentra -replico Russell.
– Muy cierto, jefa, muy cierto. -Burton se acomodo en la silla y recapitulo su conversacion con Seth Frank.
Kate abrio la puerta ya vestida, convencida de que la entrevista se prolongaria si lo hacia en bata, y que pareceria mas vulnerable con cada nueva pregunta. Lo ultimo que deseaba era parecer vulnerable, que era como se sentia ahora.
– No se muy bien que quiere de mi.
– Solo informacion, nada mas, senora Whitney. Se que pertenece a la fiscalia y, creame, no me gusta hacerle pasar por esto, pero en este momento su padre es mi sospechoso numero uno en un caso muy importante. -Frank le dirigio una mirada de preocupacion.
Estaban sentados en la pequena sala de estar. Frank habia sacado su libreta. Kate se mantenia bien erguida en el filo del sofa intentando parecer tranquila, aunque la denunciaban sus dedos, que no dejaban de retorcer la cadena que le rodeaba el cuello.
– Por lo que me ha dicho, teniente, no tiene gran cosa. Si yo fuera el fiscal asignado al caso pensaria que no dispongo de motivos suficientes para pedir una orden de arresto, y mucho menos conseguir que aprobaran la orden de acusacion.
– Quiza no, quien sabe. -Frank la miro jugar con la cadena. No estaba aqui para recoger informacion. Probablemente sabia mas de su padre que ella. Pero debia conseguir que entrara en la trampa. Porque, cuanto mas lo pensaba, mas le parecia eso, una trampa. Para cazar a otro. Ademas, ?a ella que mas le daba? En realidad le hacia sentirse mejor pensar que a ella no le importaba.
– Sin embargo, le citare algunas coincidencias interesantes -anadio el teniente-. Encontramos una huella dactilar de su padre en el vehiculo de la compania de limpieza que si sabemos que estuvo en la mansion de los Sullivan poco antes del asesinato. En realidad sabemos que el estuvo en la casa y en el dormitorio donde se cometio el asesinato, poco antes de que sucediera. Tenemos dos testigos. Ademas, su padre utilizo el alias, una direccion falsa y un numero de la seguridad social tambien falso cuando solicito el trabajo. Sin contar que ahora al parecer ha desaparecido.
– Tiene antecedentes -replico Kate-. Es logico suponer que no utilizo los datos autenticos por temor a que no le dieran el trabajo. Dice que ha desaparecido. ?No se le ha ocurrido pensar que quizas este de viaje? Incluso los ex presidiarios se toman vacaciones. -El instinto de abogado criminalista la habia llevado automaticamente a defender al padre, algo increible. Sintio un dolor agudo en la cabeza. Se froto la sien.
– Otro descubrimiento interesante es que su padre era muy amigo de Wanda Broome, la doncella personal y confidente de Christine Sullivan. Lo comprobe. Su padre y Wanda Broome tuvieron el mismo agente de libertad condicional en Filadelfia. Segun algunas fuentes se mantuvieron en contacto durante todos estos anos. Me jugaria el cuello a que Wanda conocia la existencia de la caja fuerte en el dormitorio.
– ?Y?
– Asi que hable con Wanda Broome. Era obvio que ella sabia mas del tema de lo que estaba dispuesta a admitir.
– Entonces, ?por que no habla con ella en lugar de estar sentado aqui? Quizas ella es la autora del crimen.
– En aquel momento se encontraba fuera del pais. Hay un centenar de testigos para corroborarlo. -Frank hizo un pausa para carraspear-. Ademas, no puedo hablar con ella porque se suicido. Dejo una nota diciendo que lo lamentaba.
Kate se levanto y miro sin ver a traves de la ventana. Tenia la sensacion de que algo helado le rodeaba.
Frank espero unos segundos sin dejar de mirarla, al tiempo que se preguntaba cuales serian sus emociones ante las evidencias contra la persona que le habia dado la vida para despues abandonarla. ?Todavia le quedaba algo de amor? El detective esperaba que no. Al menos, lo deseaba desde el punto de vista profesional. Como padre de tres hijas, se pregunto si ese sentimiento desapareceria alguna vez, pasara lo que pasara.
– ?Senora Whitney, se siente bien?
Kate se aparto lentamente de la ventana y miro al policia. -?Podemos ir a alguna parte? Hace horas que no pruebo bocado y aqui no hay comida.