– ?Senor?
– Asi quedaria justificado lo que le ocurrio. Que no fue solo una coincidencia. No creo en el destino, teniente. Para mi, todo tiene un proposito. Supongo que queria convencerme a mi mismo de que Christine habia tenido un motivo para quedarse.
– Ah.
– Le pido perdon si las tonterias de un viejo han dado pie a una curiosidad injustificada.
– En absoluto, senor Sullivan.
Frank colgo el telefono y se paso cinco minutos con la mirada puesta en la pared. ?A que diablos venia toda esta historia?
Atento a la sugerencia de Bill Burton, Frank habia comenzado a averiguar con mucha discrecion la posibilidad de que Sullivan hubiese contratado a un asesino profesional para que el presunto autor de la muerte de su esposa no llegara vivo al juicio. La investigacion avanzaba lentamente; habia que tener mucho cuidado en este terreno. Frank tenia que pensar en su carrera y en su familia, los hombres como Walter Sullivan tenian un legion de amigos muy influyentes en el gobierno que podian hundir en un visto y no visto a un detective profesional.
Al dia siguiente del asesinato de Luther Whitney, Frank habia indagado de inmediato las actividades de Sullivan, aunque no pensaba que el viejo hubiera apretado el gatillo del canon que habia enviado a Luther al otro mundo. Pero contratar a un asesino era un acto muy perverso y si bien quizas entendia las razones del multimillonario, la verdad era que, probablemente, se habian equivocado de tipo. La conversacion que acababa de tener con Sullivan le planteaba nuevas preguntas sin darle ninguna respuesta.
Seth Frank se sento mientras se preguntaba si en algun momento se acabaria esta pesadilla.
Media hora mas tarde, Sullivan llamo a una de las emisoras de television locales de la que era accionista mayoritario. Su peticion fue sencilla y concreta. En menos de una hora, un mensajero llego a su casa con un paquete. En cuanto una de las criadas le entrego la caja cuadrada, el anciano cerro la puerta con llave, y apreto un boton en una de las paredes. Una tapa corrediza se deslizo en silencio y quedo al descubierto un equipo de sonido y un televisor de pantalla panoramica. Christine habia visto el equipo en una revista y se habia encaprichado en tenerlo, aunque sus gustos en materia de video se centraban exclusivamente en la pornografia,y los culebrones, dos temas que sacaban muy poco partido de las capacidades sonoras y visuales de los aparatos de alta tecnologia.
Sullivan desenvolvio con mucho cuidado la cinta y la inserto en el lector; la puerta se cerro automaticamente y el aparato se puso en marcha. Sullivan escucho con atencion. Cuando oyo las palabras sus facciones no cambiaron de expresion. Las esperaba. Le habia mentido con todo descaro al detective. Gozaba de una memoria excelente. No podia decir lo mismo de su vision. Porque en realidad se habia comportado como un ciego ante esta realidad. La emocion que por fin penetro en la linea inescrutable de su boca y en las profundidades de sus ojos grises era furia. Una furia que no habia experimentado en muchos anos. Ni siquiera ante la muerte de Christy. Una furia que solo podia aliviarse a traves de la accion. El multimillonario creia que la primera andanada debia ser tambien la ultima, habia que acabar con el enemigo antes de que el enemigo acabara con uno, y el no solia perder.
El funeral se realizo en un marco muy discreto y solo tres personas ademas del sacerdote asistieron al mismo. Se habian tomado todas las precauciones para evitar la presencia de los reporteros. El feretro de Luther estaba cerrado. La vision de la cabeza destrozada no era un recuerdo que los seres queridos hubiesen deseado llevarse consigo.
Ni los antecedentes del difunto ni la causa de su muerte tenian importancia para el sacerdote, y el servicio tuvo la dignidad apropiada. El trayecto hasta el cementerio cercano fue tan corto como el cortejo. Jack y Kate fueron en el mismo coche, escoltados por Frank. El detective habia estado en los ultimos bancos de la iglesia, avergonzado e incomodo. Jack le habia estrechado la mano; Kate ni siquiera le habia mirado.
Jack se apoyo contra el coche y contemplo a Kate sentada en una silla plegable junto a la tumba donde yacia su padre. Jack miro el entorno. Aqui no habia grandes mausoleos. Solo habia un punado de lapidas verticales, la mayoria eran planas; un rectangulo oscuro con el nombre del dueno y las fechas de llegada y salida del mundo de los vivos. Algunas incluian «a la memoria de», pero en la mayoria nadie habia dejado un epitafio.
Jack volvio a mirar a Kate y vio a Frank que caminaba hacia ella; entonces, el detective cambio de opinion y se acerco al Lexus. Frank se quito las gafas de sol.
– Bonito servicio -comento.
– No hay nada bonito en que te maten -replico Jack. Aunque no compartia la postura de Kate en el tema, no habia perdonado del todo a Frank por la muerte de Luther Whitney.
Frank guardo silencio, admiro el acabado del Lexus, saco un cigarrillo, lo guardo otra vez en el paquete, metio las manos en los bolsillos y miro a lo lejos.
Habia asistido a la autopsia de Luther Whitney. El agujero hecho por la bala era enorme. La onda expansiva se habia disipado radialmente a partir de la trayectoria y desintegrado la mitad del cerebro de la victima. No era de extranar. La bala extraida del asiento de la furgoneta de la policia era un monstruo. Una Magnum calibre 460. El forense informo a Frank que era la municion utilizada en la caza mayor. El proyectil habia golpeado la cabeza de Luther con fuerza superior a los cuatro mil kilos. Era como si alguien hubiese dejado caer un camion sobre el pobre tipo. Caza mayor. Frank sacudio la cabeza en un gesto de cansancio. Y habia ocurrido durante su turno, delante mismo de sus narices. Nunca lo olvidaria.
Frank contemplo el amplio campo verde donde estaban enterradas mas de veinte mil personas. Jack siguio la mirada del teniente.
– ?Alguna pista?
– Algunas. Pero no conducen a ninguna parte. -Frank escarbo el suelo con la punta del zapato.
Ambos se irguieron cuando Kate dejo la silla, coloco un pequeno ramo de flores sobre la tumba y despues permanecio inmovil con la mirada perdida en la distancia. Ya no soplaba viento,,y aunque hacia frio, el sol era brillante y calido. Jack se abrocho el abrigo.
– ?Y ahora que? ?Caso cerrado? Nadie le culpara.
Frank sonrio mientras sacaba un cigarrillo.
– Ni lo piense, jefe.
– Entonces, ?que piensa hacer?
Kate se volvio y camino hacia el coche. Frank se puso el sombrero y saco las llaves de su coche.
– Muy sencillo. Buscare al asesino.
– Kate, se como te sientes, pero creeme. El no te culpaba. Nada de esto fue culpa tuya. Tu misma reconoces que te viste involucrada de forma involuntaria. No querias que ocurriera. Luther lo tenia muy claro.
Viajaban de regreso a la ciudad en el coche de Jack. El sol estaba cada vez mas bajo. Habian estado en el cementerio aun otras dos horas porque ella no queria marcharse. Como si creyera que esperando el tiempo suficiente, el acabaria por salir de la tumba para reunirse con ellos.
Kate abrio un poco la ventanilla y el aire frio entro en el coche, disipando el olor a nuevo con el de la humedad que presagiaba tormenta.
– El detective Frank no ha cerrado el caso, Kate. Esta decidido a dar con el asesino de Luther.
– No me importa lo que diga que piensa hacer -replico ella. Se toco la nariz, que tenia roja, hinchada y le dolia muchisimo.
– Vamos, Kate. El tipo no queria que mataran a Luther.
– ?De veras? ?Que tenian? Un caso que se habria venido abajo en el juicio dejando a todos los implicados, incluido el detective a cargo, como un hatajo de idiotas. En cambio, ahora tienen un cadaver y un caso cerrado. Ahora dime, ?que quiere el gran detective?
Jack detuvo el coche ante un semaforo rojo. Sabia que Frank era sincero, pero tambien comprendia que no tenia manera de convencer a Kate. Cambio el disco y reanudo la marcha. Miro la hora. Tenia que ir al despacho, si es que aun lo tenia.
– Kate, pienso que no tendrias que estar sola en estos momentos. ?Que te parece si me quedo en tu casa durante un par de noches? Tu preparas el cafe por la manana y yo me encargo de las cenas. ?Que dices?
Jack se esperaba una negativa instantanea y rotunda, e incluso tenia preparada la replica. Sin embargo, le