Sus lagrimas mojaron la almohada y se reprocho a si misma su debilidad. Habia estado tan segura de sus habilidades, de su capacidad para controlarle… Como habia podido ser tan tonta… El hombre habia mandado matar. Walter Sullivan. Walter Sullivan habia sido asesinado, con el conocimiento, con la bendicion del presidente de Estados Unidos. Cuando se lo conto, a ella le parecio increible. Habia dicho que deseaba mantenerla informada de todo. Tendria que haber dicho aterrorizada. Ella no sabia lo que el hombre se traia entre manos. Russell ya no era una pieza basica de la campana, y dio gracias a Dios por no serlo.
Se sento en la cama, se tapo como pudo con el camison roto. Se estremecio de verguenza. Ahora se habia convertido en su puta particular. Pero tambien era algo mas. Y como una consideracion por esto, lo unico que habia obtenido era la promesa tacita de que no la aplastaria. Pero, ?eso era todo? ?De verdad no habia nada mas?
Se envolvio con la manta y miro la habitacion en penumbras. Ella era una complice. Pero tambien era algo mas. Era un testigo. Luther Whitney tambien habia sido un testigo y ahora estaba muerto. Richmond habia ordenado con toda tranquilidad la ejecucion de uno de sus mas viejos y queridos amigos. Si podia hacer eso, ?que valia su vida? La respuesta estaba clara.
Se mordio una mano hasta que se hizo dano. Miro la puerta por la que el habia salido. ?Estaba alli, escuchando agazapado en la oscuridad? ?Planeaba que hacer con ella? Temblo de miedo. Estaba atrapada. Por una vez en la vida no tenia opciones. Ni siquiera estaba segurar de que sobreviviria.
Jack dejo la caja sobre la cama, se quito el abrigo, miro a traves de la ventana de la habitacion del hotel y despues se sento. Estaba seguro de que no le habian seguido. Habia salido de aquel edificio como alma que lleva el diablo. Habia decidido, en el ultimo momento, abandonar el coche. No sabia quienes eran los perseguidores, pero daba por hecho que contaban con los medios para rastrear el paradero del coche.
Miro la hora. El taxi le habia dejado delante del hotel hacia un cuarto de hora. Era un lugar comun, un hotel donde se alojaba el turismo barato que recorria la ciudad para conocer unos cuantos monumentos historicos antes de regresar a casa. Estaba apartado del centro, cosa que agradecia.
Jack contemplo la caja y decidio que ya habia esperado demasiado. La abrio y un segundo despues miraba el objeto metido en una bolsa de plastico.
?Un cuchillo? Lo miro con mas atencion. No, era un abrecartas de modelo antiguo. Sostuvo la bolsa por las puntas y examino el objeto centimetro a centimetro. No era un especialista forense y por lo tanto no se dio cuenta de que las manchas negras en la empunaduray la hoja eran sangre muy seca. Tampoco advirtio las huellas digitales en el cuero.
Dejo la bolsa con mucho cuidado y se reclino en la silla. Esto tenia algo que ver con el asesinato de la mujer. Estaba seguro. Pero ?que? La miro otra vez. Sin duda era una prueba muy importante. No era el arma asesina; a Christine Sullivan la habian muerto a tiros. Sin embargo, para Luther habia tenido un valor fundamental.
Jack se irguio en la silla. ?Porque identificaba al asesino de Christine Sullivan! Cogio la bolsa y la sostuvo a la luz para escudrinarla a fondo. Ahora las vio, como una espiral de hilos negros. Huellas. El objeto tenia las huellas dactilares de la persona que lo habia utilizado. Jack continuo con el examen. Sangre. Tambien en la empunadura. No podia ser otra cosa. ?Que le habia dicho Frank? Hizo un esfuerzo por recordar. Sullivan habia apunalado al atacante. En el brazo o en la pierna con un abrecartas, el mismo de la foto del dormitorio. Al menos esta era una de las teorias que el detective habia compartido con Jack. El objeto que tenia en la mano parecia sustentar esa teoria.
Guardo la bolsa en la caja y la oculto debajo de la cama.
Se acerco a la ventana para mirar al exterior. Arreciaba el viento. La ventana vibraba y hacia ruidos.
Si Luther se lo hubiese dicho, si hubiese confiado en el. Pero estaba asustado por Kate. ?Como habian convencido a Luther de que Kate estaba en peligro?
Hizo memoria. Luther no habia recibido nada mientras estuvo en el calabozo de la comisaria. Jack estaba seguro. Entonces, ?como? ?Alguien se habia acercado a Luther y le habia dicho tranquilamente: habla y tu hija morira? ?Como habian averiguado que tenia una hija? Los dos no habian compartido una habitacion en anos.
Jack se tendio en la cama y cerro los ojos. No, estaba equivocado. Habia habido un momento en que aquello hubiera sido posible. El dia que arrestaron a Luther. Aquella habia sido la unica vez que padre e hija habian estado juntos. ?Era posible que, sin decir una palabra, alguien le transmitiera el mensaje a Luther, solo con la mirada, y nada mas? Jack habia tenido casos en que los testigos tenian miedo de declarar. Nadie les habia dicho nada. Era unicamente una amenaza tacita. Un terror silencioso, no tenia nada de nuevo.
Entonces, ?quien habia estado alli y fue capaz de hacerlo? ?Transmitir un mensaje que habia hecho cerrar la boca a Luther como si se la hubiesen cosido? Pero las unicas personas presentes, por lo que Jack sabia, eran polis. A menos que fuera la persona que habia disparado contra Luther. Si era el, ?por que se habia quedado? ?Como habia podido esa persona entrar en el lugar, acercarse a Luther, y transmitirle el mensaje con la mirada, sin que nadie se diera cuenta?
Jack abrio los ojos.
A no ser que esa persona fuera un poli. El pensamiento inmediatamente posterior fue como un punetazo en el pecho.
Seth Frank.
Lo descarto en el acto. No habia ningun motivo. Por mucho que le diera vueltas, no podia imaginar al detective y a Christine Sullivan metidos en una aventura amorosa, porque ese era realmente el motivo. El amante de Sullivan la habia matado y Luther lo habia visto todo. No podia ser Seth Frank porque contaba con el hombre para salir de esta situacion. Pero ?que pasaria si manana Jack le entregaba a Frank el objeto que habia estado buscando con tanta desesperacion? Se le cae, abandona la habitacion, Luther sale de la caja fuerte, lo recoge y escapa. Era posible. El lugar estaba tan limpio que solo lo podia haber hecho un profesional. Un profesional. Un detective de homicidios con experiencia, que sabia como limpiar la escena del crimen.
Jack sacudio la cabeza. ?No! ?Maldita sea, no! Tenia que creer en algo, en alguien. Tenia que ser otra cosa. Otra persona. Ahora estaba cansado. Comenzaba a desvariar. Seth Frank no era un asesino.
Volvio a cerrar los ojos. Por ahora estaba a salvo. Al cabo de unos minutos se hundio en un sueno intranquilo.
El frio de la manana era tonificante. La tormenta de la noche habia barrido el aire viciado y humedo.
Jack estaba despierto; habia dormido vestido y las prendas lo evidenciaban. Se lavo la cara en el bano, se peino un poco, apago la luz y regreso al dormitorio. Se sento en la cama y miro la hora. Frank no tardaria mucho en llegar a su oficina. Saco la caja de debajo de la cama, la dejo a su lado. Tenia la sensacion de estar sentado junto a una bomba de relojeria.
Encendio el pequeno televisor de color que habia en un rincon. Emitian el primer informativo de la manana. La rubia vivaracha, sin duda con la ayuda de grandes cantidades de cafeina mientras esperaba su oportunidad en la hora de maxima audiencia, resumia los titulares.
Jack esperaba ver la letania habitual de las crisis mundiales. Oriente Medio merecia un minuto cada manana. Quizas un nuevo terremoto en el sur de California. La disputa del presidente con el congreso.
Pero hoy solo habia una noticia. Jack presto toda su atencion cuando aparecio en la pantalla un lugar que conocia muy bien.
Patton, Shaw amp; Lord. El vestibulo de PS amp;L. ?Que decia la mujer??Gente muerta? ?Sandy Lord asesinado? ?Muerto a tiros en su despacho? Jack cruzo la habitacion de un salto y subio el volumen. Vio atonito como sacaban dos camillas del edificio. Un foto de Lord aparecio en la esquina superior derecha de la pantalla. Ofrecieron un rapido resumen de su brillante carrera. Pero estaba muerto. Alguien le habia asesinado en su oficina.
Jack volvio a sentarse en la cama. ?Sandy habia estado alli anoche? ?Quien era la otra persona? ?La que habian sacado cubierta conuna sabana? No lo sabia. No podia saberlo. Pero creia saber lo que habia pasado. El hombre que le perseguia, el hombre con la pistola. Vaya a saber como, Lord se habia tropezado con el. Ellos iban a por Jack y Lord se habia cruzado en el camino.
Apago el televisor, fue hasta el bano y se lavo la cara con agua fria. Le temblaban las manos, tenia la garganta seca. Todo lo ocurrido le resultaba inverosimil. Demasiado inesperado. No era culpa suya, pero se sentia culpable por la muerte de su socio. Culpable, como Kate. Era una emocion aplastante.
Cogio el telefono y marco el numero.