diretes de la historia.

– ?Y eso que tiene que ver con que Graham entrara aqui para matarlos?

– No digo que fuera premeditado. Los horas que aparecen en las grabaciones muestran que el difunto llego aqui varias horas antes de que apareciera Graham.

– ?Entonces?

– Asi que los dos no sabian que el otro estaba aqui, o quiza Graham vio la luz encendida en la oficina de Lord cuando pasaba por la calle. La oficina da a la calle, cualquiera hubiera podido ver si habia alguien.

– Si, excepto si el hombre y la mujer estaban follando. No tengo claro que quisieran mostrarse al resto de la ciudad. Seguramente tenian las persianas cerradas.

– Correcto, pero escucha, Lord no estaba muy en forma asi que dudo que estuvieran follando todo el tiempo. La luz de la oficina estaba encendida cuando les encontraron y las persianas estaban subidas un poco. En cualquier caso, por accidente o no, los dos se encontraron. Resurge la discusion. Se calientan los animos, quiza se amenazan. Y entonces, bam. Un pronto. Quiza Lord saco un arma. Pelean. Graham le quita la pipa al viejo. Dispara. La mujer lo ve todo, tambien recibe un balazo. Todo se acaba en segundos.

– Perdona que te lo diga, Craig, pero suena muy cogido de los pelos.

– ?Ah, si? Tenemos al tipo saliendo de aqui mas blanco que una sabana. La camara lo filmo de frente. Vi la pelicula, ni gota de sangre en la cara del tipo, Seth, te lo juro.

– ?Como es que no aparecieron los de seguridad?

– ?Seguridad? -Miller solto una carcajada-. Mierda. La mitad del tiempo esos tipos ni siquiera miran los monitores. Graban las cintas y tienes suerte si alguna vez las ven. En estos edificios de oficinas, la gente entra como Pancho por su casa, fuera del horario de trabajo.

– Entonces, quizas alguien lo hizo.

– No lo creas, Seth. -Miller sonrio mientras movia la cabeza-. Ese es tu problema. Buscas una respuesta dificil cuando tienes lo mas obvio delante de las narices.

– Entonces, ?como aparecio el arma?

– Hay mucha gente que tiene armas en la oficina.

– ?Mucha? ?Cuanta, Craig?

– Te sorprenderias, Seth.

– ?Quiza! -replico Frank.

– ?Que mosca te ha picado con este asunto? -pregunto Miller curioso.

Frank no miro a su amigo. Observo la mesa.

– No lo se. Ya te lo dije. Conozco al tipo. No tiene pinta de asesino. ?Sus huellas estaban en el arma?

– Dos huellas perfectas. El pulgar y el indice derecho. Nunca habia visto unas huellas tan claras.

Algo en las palabras de su amigo sacudio a Frank. Contemplaba la mesa. En la superficie pulida aparecia una marca de agua.

– Entonces, ?donde esta el vaso?

– ?El que?

– El vaso que dejo esa marca. -Frank la senalo-. ?Lo tienes tu?

– No he mirado en la cocina, si es eso lo que quieres saber. Ahora iremos.

Miller se volvio para firmar un informe. Frank aprovecho para mirar la mesa mas de cerca. En el medio de la mesa habia un pequeno cuadrado de polvo. Alli habia habido algo. Cuadrado, de unos diez centimetros de ancho. El pisapapeles. Frank sonrio.

Seth Frank se marcho al cabo de unos minutos. El arma tenia impresas unas huellas perfectas. Demasiado perfectas. Frank tambien habia visto el arma y el informe de la policia. Un arma del calibre 44, con los numeros de serie borrados, imposible de identificar. Como el arma encontrada junto al cadaver de Walter Sullivan.

El teniente se permitio una sonrisa. Habia acertado en lo que habia hecho, o mejor dicho en lo que no habia hecho.

Jack Graham le habia dicho la verdad. No habia matado a nadie.

– ?Sabes, Burton? Estoy un poco cansado de dedicar tanto tiempo y atencion a este asunto. Por si lo has olvidado, te recuerdo que tengo que dirigir un pais. -Richmond se sento en una silla del despacho Oval delante de la chimenea. Mantenia los ojos cerrados y las manos unidas formando una piramide. Antes de que Burton pudiera responder, el presidente anadio-: En lugar de tener el objeto a buen recaudo, solo has conseguido darle mas trabajo a los detectives de homicidios, y el abogado de Whitney sigue suelto por alli con una prueba que nos hundira a todos. Me emociona tanta eficacia.

– Graham no ira a la policia a menos que le guste la comida de la carcel y quiera tener a un giganton peludo como novia durante el resto de su vida. -Burton miro al presidente inmovil. El se estaba jugando el culo para salvarlos a todos, y el muy cabron se quedaba tranquilamente en la retaguardia. Y ahora encima criticaba. Como si al agente secreto le encantara haber visto a otras dos personas inocentes asesinadas.

– En eso te tengo que felicitar -senalo Richmond-. Demuestras buenos reflejos. Sin embargo, no creo que podamos fiarnos de ello como una solucion a largo plazo. Si la policia arresta a Graham, el les entregara el abrecartas, si es que lo tiene.

– Pero he conseguido un poco mas de tiempo.

El presidente se levanto para apoyar las manos en los hombros fuertes de Burton.

– Se que aprovecharas ese tiempo para encontrar a Jack Graham y persuadirle de que emprender cualquier accion en contra de nuestros intereses resultara muy perjudicial para los suyos.

– ?Quiere que se lo diga antes o despues de volarle la cabeza?

– Eso lo dejo a tu juicio profesional. -Richmond sonrio antes de volver a su mesa.

Burton miro la espalda del presidente. Por un instante, Burton se imagino disparando con su arma contra la nuca de Richmond. La mejor manera de acabar con este asunto ahora mismo. Si alguien se merecia un tiro, era este tipo.

– ?Tienes alguna idea de donde puede estar?

– No, pero tengo una fuente bastante segura. -Burton no menciono la llamada de Jack a Seth Frank a primera hora de la manana. Tarde o temprano, acabaria por decirselo al detective. Y entonces Burton entraria en accion.

El agente inspiro con fuerza. No habia mejor desafio que este para los amantes de las situaciones peligrosas. Era como patear un penalty. ?Meteria la pelota entre los palos o la mandaria a las gradas?

Mientras salia del despacho, parte de el deseo que ocurriera esto ultimo.

Seth Frank esperaba impaciente en su oficina, sin apartar la mirada del reloj. En el momento que el segundero pasaba las doce sono el telefono.

Jack estaba en una cabina. Dio gracias a Dios porque en el interior hiciera tanto frio como afuera. El grueso anorak que habia comprado al salir del hotel encajaba a la perfeccion con la multitud. Sin embargo, no conseguia librarse de la sensacion de que todo el mundo le miraba.

Frank atendio la llamada, y en el acto oyo el ruido de fondo.

– ?Donde cono esta? Le dije que no saliera de donde se hallaba. Jack no respondio.

– ?Jack?

– Oiga, Seth, no me gusta quedarme sentado a esperar que me maten. Tampoco estoy en una situacion como para confiar a fondo en nadie. ?Entendido?

Frank abrio la boca para protestar, pero despues se echo atras. El tipo tenia mas razon que un santo.

– Muy justo. ?Quiere saber como hicieron el montaje?

– Le escucho.

– Habia un vaso en la mesa. Al parecer, usted se habia servido algo de beber. ?Lo recuerda?

– Si, una gaseosa, ?y que?

– Si no me equivoco el que le perseguia se tropezo con Lord y la mujer tal como usted dijo y tuvo que matarles. Usted se escapo. Sabian que en el video del garaje apareceria saliendo del edificio mas o menos a la hora de la muerte de ambos. Levantaron las huellas del vaso y las transfirieron al arma.

– ?Se puede hacer?

– Claro que se puede, si se sabe como hacerlo y se tiene el equipo necesario, algo que probablemente

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