sentencia que se ejecuto en Brasil. DeVoe, el de la derecha, fue condenado a una pena de cincuenta a noventa y nueve anos de prision, en la carcel naval de Portsmouth, New Hampshire.
– ?Cual es su relacion con el
– El
– Y estuvieron a bordo hasta el final.
– Si.
– ?No hay otras fotos de la tripulacion?
– Probablemente las habra en albumes de familia y en otros sitios privados, pero estas son las unicas que tengo en mi biblioteca.
– Cuentame los sucesos que precedieron a la desaparicion.
– ?De palabra o por escrito?
– ?Puedes escribirlo y hablar al mismo tiempo?
– Lo siento, pero solo puedo hacer una cosa tras otra. ?Con que prefiere que empiece?
– De palabra.
– Esta bien. Deme un momento para recopilar datos.
– Pitt empezaba a sentirse sonoliento. Habia sido un dia muy largo. Aprovecho la pausa para telefonear a Yaeger y pedirle una taza de cafe.
– ?Como te va con Esperanza?
– Casi empiezo a creer que es real -respondio Pitt.
– Con tal que no empieces a fantasear sobre su cuerpo inexistente…
– Todavia no he llegado a este estado.
– Se que conocerla es amarla.
– ?Que tal te va a ti con LeBaron?
– Lo que me temia -dijo Yaeger-. Borro el rastro de una gran parte de su pasado. No hay nada sobre su personalidad, sino solamente estadisticas, hasta el momento en que se convirtio en el numero uno de Wall Street.
– ?Algo interesante?
– En realidad, no. Procedia de una familia bastante rica. Su padre poseia una cadena de ferreterias. Me parece que Raymond y su padre no se llevaron bien. En ninguna de las biografias que publicaron los periodicos despues de convertirse en magnate financiero se hace la menor mencion de su familia.
– ?Has averiguado como empezo a ganar dinero en cantidad?
– No hay muchos datos al respecto. El y un socio que se llamaba Kronberg tuvieron una compania de rescates maritimos a mediados de los anos cincuenta. Parece que fueron tirando durante unos pocos anos, hasta que quebraron. Dos anos mas tarde, Raymond lanzo su periodico.
– El
– Exacto.
– ?Hay alguna mencion de quien le presto apoyo?
– Ninguna -respondio Yaeger-. A proposito, Jessie es su segunda esposa. La primera se llamaba Hillary. Murio hace pocos anos. No hay datos sobre ella.
– Sigue buscando.
Pitt colgo cuando Esperanza le dijo:
– Tengo los datos del ultimo viaje del
– Oigamoslos.
– Zarpo de Rio de Janeiro el 16 de febrero de 1918, con rumbo a Baltimore, Maryland. Iban a bordo su tripulacion regular de 15 oficiales y 231 marineros, 57 hombres del crucero
– ?No hubo ningun otro contacto? -pregunto Pitt.
– Veinticuatro horas mas tarde, un carguero que transportaba madera, llamado
– ?Nada mas?
– Esto es todo.
– ?Dio el
– Si, veintitres grados treinta minutos de latitud norte por setenta y nueve grados veintiun minutos de longitud oeste, lo cual le situaba a unas veinte millas al sudeste de un banco de arrecifes llamado Anguilla Keys.
– ?Se perdio tambien el
– No; segun los datos, pudo llegar a La Habana.
– ?Se encontro algun resto del naufragio del
– La Marina efectuo una busqueda en un amplio sector y no encontro nada.
Pitt vacilo cuando Yaeger entro en la sala de proyecciones y dejo una taza de cafe junto a la consola, retirandose en silencio. Tomo unos sorbos y pidio a Esperanza que volviese a mostrarle la foto del
Descolgo el telefono, marco un numero y espero. El reloj digital de la consola marcaba las once cincuenta y cinco, pero la voz que le respondio parecio animada y alegre.
– ?Dirk! -exclamo el doctor Raphael O'Meara-. ?Que diablos sucede? Me has pillado en un buen momento; esta manana acabo de regresar de una excavacion en Costa Rica.
– ?Has encontrado otro camion de tiestos?
– El mas rico escondrijo de arte precolombino descubierto hasta la fecha. Unas piezas sorprendentes, algunas de las cuales se remontan a trescientos anos antes de Cristo.
– Lastima que no puedas quedartelas.
– Todos mis hallazgos van a parar al Museo Nacional de Costa Rica.
– Eres muy generoso, Raphael.
– Yo no las regalo, Dirk. Los gobiernos de los paises donde hago mis hallazgos se los quedan como parte del patrimonio nacional. Pero no quiero aburrir a un vejestorio como tu. ?A que debo el placer de tu llamada?