– Encerraron a unos cuantos en el almacen, al final del pasillo.

El cientifico no habia acabado de responderle cuando Pitt ya corria hacia la puerta del almacen. El agua que inundaba el pasillo le llegaba a los tobillos. La puerta era demasiado solida para derribarla a puntapies.

– ?Apartense de la puerta! -grito.

Luego apunto a la cerradura con el canon de mano de Giordino y disparo. El proyectil destrozo la cerradura y Pitt abrio la puerta con un violento empellon. Se encontro con diez personas, seis hombres y cuatro mujeres, que lo miraban horrorizadas.

– ?Vamos, todo el mundo fuera! ?Abandonen el barco! ?Se esta hundiendo!

Despues de ayudar al ultimo de los cientificos a subir la escalerilla y cuando ya se disponia a seguirlo, una segunda explosion mucho mas potente lo lanzo de espaldas contra un mamparo. El impacto le vacio el aire de los pulmones y comenzo a jadear mientras un chichon del tamano de un huevo aparecia como por arte de magia en la parte de atras de su cabeza. Lo vio todo negro.

Cuando recupero el sentido, al cabo de dos minutos, se encontro sentado con el agua a la altura del pecho. Dolorido de pies a cabeza, se levanto para ir hasta la escalerilla y la subio trabajosamente.

Quedaba menos de un minuto antes de que el transbordador se hundiera hasta el fondo del lago. Escucho un extrano martilleo por encima del ruido del agua. ?Que habria pasado con las personas que habia enviado a cubierta? ?Se habrian ahogado? ?El canon de la patrullera los habia matado, como si fuesen peces en un barril? ?Que seria de Al? ?Habria ayudado a los supervivientes?

Todavia mareado por el golpe contra el mamparo, apelo a sus ultimas reservas de energia y saco medio cuerpo por encima de la escotilla. La popa del transbordador estaba a punto de sumergirse, el agua barria la cubierta y entraba como una tromba por la escotilla. El martilleo sonaba cada vez mas fuerte y al mirar hacia arriba vio a Giordino sujeto a un arnes, que parecia flotar en el aire. Luego vio el helicoptero.

Bendito sea Dios, Nash ha cambiado de opinion, penso con su mente obnubilada.

Se abrazo a la cintura de Giordino y su companero lo sujeto por debajo de los hombros. El transbordador desaparecio debajo de sus pies y se hundio bajo las olas, en el mismo momento en que a el lo levantaban por los aires.

– ?Los cientificos? -le pregunto a Giordino entre jadeos. No veia a ninguno en el agua.

– Estan sanos y salvos, a bordo del helicoptero -grito Giordino por encima del ruido del viento y el estruendo de los rotores-. Los guardias dieron media vuelta y escaparon en la patrullera en cuanto Nash y su equipo hicieron acto de presencia.

– ?Han sacado a todos de la isla? -le pregunto a Nash, que estaba en cuclillas a su lado.

– Hemos evacuado hasta los perros y los gatos -afirmo el teniente coronel con una sonrisa de complacencia-. Acabamos la operacion antes de la hora prevista y despues vinimos a ayudarles. Cuando no aparecio en el agua con todos los demas, lo dimos por perdido, pero Al no lo creyo. Antes de que pudiera impedirselo, bajo por el cable del torno hasta la cubierta del transbordador. Fue entonces cuando lo vimos salir por la escotilla.

– Ha sido una suerte para mi que llegaran en el momento oportuno.

– ?Cuanto falta para el gran final? -pregunto Giordino.

– En cuanto acabamos de sacar a todos de Ometepe y de llevarlos hasta la costa, los trasladaron en camiones y autocares hasta las zonas altas, junto con los que viven en un radio de tres kilometros del lago. -Nash consulto su reloj-. Calculo que tardaran otros treinta y cinco minutos en llegar a las zonas seguras. En el momento en que me avisen que han terminado, le dare la senal al piloto para que suelte la bomba.

– ?Sus hombres tuvieron que enfrentarse a un pequeno ejercito de mujeres uniformadas? -pregunto Pitt.

Nash lo observo con curiosidad y despues sonrio.

– ?Unas mujeres vestidas con unos monos de colores?

– Lavanda y verde.

– Lucharon como unas amazonas -respondio Nash, con un tono donde se reflejaba un resto de incredulidad-. Tres de mis hombres resultaron heridos cuando vacilaron en responder a los disparos efectuados por las mujeres. No pudimos hacer otra cosa que defendernos.

Giordino miro el edificio del cuartel general cuando el helicoptero paso a su lado. No quedaba ni un cristal en las ventanas y salia una densa columna de humo por las ventanas del decimo piso.

– ?Cuantas murieron en la refriega?

– Contamos nueve cadaveres. -Nash parecia desconcertado-. La mayoria eran unas bellezas. A mis hombres les resulto muy duro. Algunos tendran que recibir asistencia psicologica cuando volvamos a casa. No estan entrenados para disparar contra mujeres civiles.

– ?Una de ellas vestia un mono dorado? -quiso saber Pitt.

Nash hizo memoria y luego sacudio la cabeza.

– No, no vi a ninguna que responda a esa descripcion. -Hizo una pausa-. ?Era pelirroja?

– Si, tiene los cabellos rojos.

– Como todas las que murieron, el mismo color en todas ellas. Combatieron como fanaticas. Fue algo increible.

El helicoptero continuo sobrevolando la isla. Nash recibio el aviso de que la evacuacion se habia completado dentro del plazo. Sin perder ni un segundo, transmitio al piloto del B52 la autorizacion para que lanzara la bomba.

El avion volaba a tal altura que nadie podia verlo ni tampoco la bomba que caia desde veinte mil metros de altura. Nadie vio tampoco como la bomba penetraba profundamente en la ladera del volcan mas arriba de las instalaciones de Odyssey. Unos segundos mas tarde, se escucho algo parecido a un trueno desde las profundidades de la ladera del volcan Concepcion. El sonido fue muy diferente del de una bomba que estalla en la superficie: fue algo asi como si hubieran golpeado el suelo con un martillo gigante. Luego se escucho otro sonido, similar al trueno que se pierde en la distancia, cuando la ladera del volcan comenzo a desprenderse para despues ir aumentando de velocidad a medida que bajaba, hasta alcanzar los ciento treinta kilometros por hora.

Visto desde el aire parecia como si todos los edificios, los muelles y la pista de aviacion se hundieran debajo de la superficie del lago como una moneda enorme arrojada por la mano de un gigante. Nubes de escombros y polvo se elevaron en el aire, al tiempo que se generaba una ola monstruosa de mas de sesenta metros de altura. Despues la cresta se curvo y comenzo a cruzar el lago a una velocidad de vertigo, para acabar estrellandose contra las costas y arrasando todo lo que encontraba a su paso, hasta que se agoto su energia y comenzar el retroceso de vuelta al lago.

En el tiempo en que se tarda en pasar dos paginas de un libro, el gran centro de investigacion y desarrollo creado por Specter, sus ejecutivas y el imperio Odyssey habian desaparecido junto con los tuneles desmoronados.

La corriente ecuatorial sur no iria a parar al Pacifico. La corriente del Golfo continuaria teniendo la misma temperatura del ultimo millon de anos, y la costa oriental de Estados Unidos y el continente europeo no se cubririan de hielo hasta la siguiente era glacial.

45

Un fuerte resplandor blanco empezo a penetrar en la capa de niebla negra. La miriada de estrellas que giraban en el interior de su cabeza se redujeron a unas pocas cuando Dirk recobro lentamente la conciencia. Noto el frio humedo. Atontado por el dolor de cabeza, se levanto sobre los codos y miro en derredor.

Descubrio que se encontraba en un calabozo de reducidas dimensiones, de un metro y medio por algo menos de un metro. El suelo, el techo y tres paredes eran de cemento. La cuarta la ocupaba una puerta de hierro oxidada. No habia manija por dentro. Un ventanuco del tamano de un plato de postre abierto en el techo permitia que la luz se filtrara para iluminar debilmente su pequeno mundo gris. No habia jergon ni mantas, y las instalaciones sanitarias se limitaban a un agujero en el suelo.

Nunca habia tenido una resaca comparable con el dolor que notaba. Tenia un chichon encima de la oreja que debia de ser del tamano del raton del ordenador. Ponerse de pie fue un notable esfuerzo de voluntad. Aunque solo

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