Despues escribio un codigo en el teclado. En cuestion de segundos la figura en tres dimensiones de una atractiva mujer vestida con una blusa estampada y falda a juego se materializo en el cilindro. Se trataba de un holograma creado por Yaeger que reproducia a su esposa, capaz de hablar y pensar y con personalidad propia.
– Hola, Max -dijo Yaeger-. ?Preparada para hacer un pequeno trabajo de investigacion?
– Estoy a tu servicio, mi amo y senor -respondio Max con voz ronca.
– ?Ves el objeto que he colocado a tus pies?
– Lo veo.
– Quiero que lo identifiques y me des una fecha aproximada de su fabricacion y la cultura que lo hizo.
– ?Ahora jugamos a ser arqueologos?
– El objeto lo encontro una biologa de la NUMA en una caverna de coral en el arrecife de la Natividad -anadio Yaeger.
– Podrian haberse esforzado un poco mas en limpiarlo -comento Max con un tono severo, mientras miraba la urna con restos de las incrustaciones.
– Lo hicieron deprisa y corriendo.
– Eso es obvio.
– Ve a dar una vuelta por las redes de las escuelas universitarias de arqueologia, a ver si encuentras algo que concuerde.
Max lo miro con una expresion de picardia.
– Ya sabes que me estas coercionando para que cometa un acto delictivo, ?no?
– Piratear en los archivos ajenos con fines historicos no es un acto punible.
– Nunca deja de asombrarme la capacidad que tienes para legitimar tus actividades absolutamente infames.
– Lo hago llevado por mi benevolencia natural.
La mujer puso los ojos en blanco.
– No me vengas con esas.
Yaeger apreto una tecla y Max desaparecio lentamente como si se vaporizara mientras la urna se hundia en un receptaculo debajo del suelo. En aquel instante sono el telefono azul que habia entre otros aparatos de colores. Yaeger atendio la llamada sin dejar de escribir en el teclado.
– Digame, almirante.
– Hiram -dijo la voz del almirante Sandecker-, necesito el archivo de aquella monstruosidad flotante que esta anclada frente al cabo San Rafael, en la Republica Dominicana.
– Ahora mismo se lo llevo a su despacho.
James Sandecker, que tenia sesenta y un anos, estaba haciendo flexiones cuando su secretaria hizo pasar a Yaeger al despacho.
Era bajo, de apenas un metro sesenta, y llevaba una barba a lo van Dyke que combinaba con su cabellera pelirroja. Miro a Yaeger con sus ojos azules, que eran como canicas. Fanatico de la vida sana, salia a correr todas las mananas y dedicaba parte de la tarde a ejercitarse en el gimnasio de la NUMA. Tambien era vegetariano. Su unico vicio eran los grandes puros que le preparaban a pedido. Miembro desde hacia muchos anos de Beltway, el grupo dirigente de Washington, habia convertido a la NUMA en una organizacion modelica dentro de la burocracia gubernamental. Si bien la mayoria de los presidentes a cuyas ordenes habia servido como director de la NUMA nunca lo habian considerado parte de su equipo, su impresionante historial y la admiracion del Congreso le aseguraban la permanencia en el puesto de por vida.
Se levanto de un salto mientras le indicaba a Yaeger una silla delante de su mesa que habia sido parte del mobiliario del camarote del capitan del
Un minuto mas tarde, se les unio Rudi Gunn, el subdirector de la agencia. Gunn media solo un par de centimetros mas que el almirante. Hombre de una inteligencia brillante y antiguo comandante de la Marina que habia servido a las ordenes de Sandecker, Gunn miraba el mundo a traves de unas gafas con unos cristales muy gruesos. El trabajo principal de Gunn consistia en supervisar los numerosos proyectos de investigacion oceanica de la NUMA en todo el mundo. Saludo a Hiram con un gesto y se sento en una silla a su lado.
Yaeger se incorporo a medias para dejar un abultado expediente sobre la mesa del almirante.
– Aqui esta todo lo que disponemos sobre el
Sandecker abrio el expediente y miro los planos del lujoso edificio que habia sido disenado y construido para servir de hotel flotante. Provisto de todos los servicios como una ciudad en miniatura, lo remolcarian a diferentes lugares exoticos del mundo, donde permaneceria fondeado durante un mes hasta que lo llevaran al siguiente fondeadero pintoresco. Despues de leer las especificaciones, el almirante miro a Yaeger con una expresion grave.
– Esta cosa es una catastrofe en ciernes -opino.
– Estoy de acuerdo -manifesto Gunn-. Nuestros ingenieros han analizado cuidadosamente la estructura interior y han llegado a la conclusion de que el hotel no esta en condiciones de resistir los embates de una tempestad.
– ?Que los ha llevado a semejante conclusion? -pregunto Yaeger con un tono inocente.
Gunn se levanto para desplegar sobre la mesa el plano correspondiente a los cables de amarre, que se sujetaban a unos pilotes de cemento enterrados en el fondo marino para anclar el hotel. Senalo con un lapiz el punto donde los cables estaban asegurados con unos ganchos de grandes dimensiones por debajo de la construccion.
– Un huracan de fuerza cinco podria arrancar los amarres.
– Segun las especificaciones, esta construido para soportar vientos de hasta doscientos cuarenta kilometros por hora -senalo Yaeger.
– Aqui el viento no es lo mas importante -replico Sandecker-. Como el hotel esta anclado en mar abierto en lugar de tierra firme, esta a merced de la fuerza de las olas, que pueden llegar a ser arboladas cuando llegan a aguas poco profundas y hacer pedazos la estructura y acabar con las vidas de los huespedes y el personal.
– ?Como es que esto no fue tomado en consideracion por los arquitectos? -pregunto Yaeger.
En el rostro del almirante aparecio una expresion de disgusto.
– Les senalamos el problema, pero el propietario de la empresa que lo explota no nos hizo caso.
– Se quedo satisfecho con el dictamen de un equipo de ingenieros internacional, que lo considero seguro - anadio Gunn-. Dado que Estados Unidos no tiene jurisdiccion sobre una empresa extranjera, no pudimos hacer nada para impedir que lo construyeran.
Sandecker guardo las hojas de las especificaciones en el expediente y lo cerro.
– Confiemos en que el huracan que se esta gestando frente a las costas de Africa no se acerque al hotel o no llegue a convertirse en uno de categoria cinco.
– Ya me he puesto en comunicacion con el capitan Barnum -dijo Gunn-, que presta apoyo al
– Nuestro centro en Key West esta controlando la gestacion de uno ahora mismo -indico Yaeger.
– Mantenedme informado -ordeno Sandecker-. No es el momento mas oportuno para tener que enfrentarnos a un desastre por partida doble.
Una luz verde parpadeaba en el panel cuando Yaeger volvio al centro informatico. Se sento frente a la consola y tecleo la orden para que Max apareciera en el interior del cilindro y se elevara la plataforma donde estaba la urna. Espero a que el holograma estuviera completo antes de preguntar:
– ?Has analizado la urna del
– Por supuesto -respondio Max sin vacilar.
– ?Que has encontrado?
– La gente del