tunel y retirado todos los equipos, pues los peldanos estaban mohosos y con manchas de oxido. Subio hasta el ultimo y se encontro con una tapa de hierro con cerrojo que sellaba la entrada al pozo de ventilacion.
Paso un brazo por detras del peldano para mantener el equilibrio y utilizo las dos manos para sujetar el cerrojo y tirar. El cerrojo se deslizo sin resistencia. Luego Pitt se puso de lado hasta tener el hombro apoyado contra la tapa y empujo.
Se movio un milimetro como mucho.
– Tendremos que hacerlo entre los dos -grito.
Giordino subio hasta ponerse un peldano por encima de Pitt, para compensar la diferencia de estatura. Era el lobo que equiparaba fuerzas con el oso. Apoyaron los hombros contra la pesada tapa de hierro, y empujaron con todas sus fuerzas.
La tapa se resistio, se movio un par de centimetros y luego se atasco.
– Maldita tapa -mascullo Giordino.
– Vamos a intentarlo de nuevo con ganas -propuso Pitt.
– A la de tres.
Se miraron el uno al otro por un segundo y asintieron.
– A la una, a las dos y a las tres -conto Pitt.
Empujaron con toda la fuerza de que eran capaces. La tapa aguanto durante unos segundos. Luego comenzo a levantarse poco a poco, y con un agudo rechinar se abrio bruscamente del todo y golpeo contra una de las paredes del pozo de ventilacion. Miraron hacia arriba y, aunque reinaba en el la oscuridad mas absoluta, el hueco les parecio una escalera al paraiso.
– Me pregunto donde saldra -murmuro Giordino, entre jadeos.
– No tengo idea, pero vamos a descubrirlo.
Giordino apreto el brazo de Pitt.
– Espera. Por si acaso los gorilas de Specter vienen a buscarnos, vamos a dejarles una pista falsa.
Bajo la escalerilla y subio al coche de los guardias. Con el cinturon de los pantalones cortos, ato el volante para que las ruedas delanteras quedaran fijas en linea recta. Despues desmonto el asiento del conductor y le dio la vuelta para hacer que el borde superior del respaldo mantuviera apretado a fondo el acelerador. Por ultimo, se bajo del coche y dio el contacto.
El coche se alejo como un proyectil por el tunel, con los faros trazando extranas trayectorias en la oscuridad. Cien metros mas alla golpeo contra una de las paredes del tunel, se desvio hacia el otro lado, donde choco de nuevo, y siguio su marcha en zigzag, golpeando con una pared y la otra hasta que desaparecio en la distancia acompanado por el estrepito de los golpes.
– Me pregunto que le dira Specter al perito de la compania de seguros -dijo Giordino.
Se volvio para mirar a su companero, pero Pitt ya habia comenzado a subir.
Pitt no habia advertido hasta entonces como la tension y los esfuerzos de las ultimas horas habian afectado a sus musculos. Subio poco a poco, dispuesto a conservar las fuerzas. Experimento un amago de claustrofobia mientras subia en la mas total oscuridad. Comenzo a contar los peldanos y se detuvo cada vez que llegaba al numero cincuenta, para recuperar el aliento. Habia una separacion de treinta centimetros entre cada uno, asi que era una simple operacion aritmetica calcular la distancia que habian subido.
Cuando habian bajado por el pozo de ventilacion de El Castillo hasta la cabina de control, la gravedad los habia ayudado; ahora se habian convertido en una desventaja.
Pitt se detuvo en el peldano trescientos cincuenta y espero a Giordino.
– ?Crees que esta escalera tiene un final? -jadeo Giordino.
– Perdona el topico -replico Pitt entre jadeos-, pero hay una luz al final del tunel.
Giordino miro hacia arriba y vio un debil resplandor a lo lejos. Le parecio que estaba como a diez kilometros.
– ?Hay alguna posibilidad de que se acerque?
– Solo ruega para que no se aleje.
Continuaron subiendo, en un silencio cada vez mas siniestro. El resplandor se hacia mas intenso y grande con una lentitud desesperante. El agua chorreaba por las paredes y los escalones. Tenian las manos desolladas y sangrantes por el roce con los escalones.
Por fin, el resplandor se convirtio en una luz brillante y la proximidad les dio nuevos brios. Pitt comenzo a subir los peldanos de dos en dos, sin preocuparse de ahorrar fuerzas. Ahora solo les quedaban un par de metros.
Con un esfuerzo final que lo llevo al borde del agotamiento, llego a la tela metalica que tapaba la salida del pozo. Se sujeto con las manos llagadas y sangrantes, mientras recuperaba el aliento.
– Hemos llegado -anuncio.
Giordino no tardo en llegar a su lado.
– No me veo con fuerzas para cortar los alambres -jadeo.
En cuanto se le normalizo la respiracion y se aliviaron los calambres, Pitt metio la mano en la mochila, saco el corta alambres y ataco la tela metalica.
– Lo haremos por turnos.
Habia cortado apenas unos veinte centimetros cuando tuvo que parar porque ya no podia con los brazos. Se hizo a un lado y le paso la herramienta a Giordino. Debido a la sangre en las manos, casi se le resbalo de los dedos. Pitt contuvo el aliento, pero Giordino alcanzo a sujetarla antes de que se perdieran de vista en la oscuridad del pozo.
– Sujetala bien -dijo Pitt, con una sonrisa severa-. No creo que te agrade tener que bajar a buscarla y subir de nuevo.
– Antes me suicido -murmuro Giordino.
Trabajo durante diez minutos antes de permitir que su companero lo relevara.
Tardaron casi una hora en abrir un hueco lo bastante amplio para colarse. Una vez pasada la tela metalica que ocultaba la luz exterior, Pitt se quedo ciego, por unos momentos, ante la fuerza del sol. Se puso las gafas para protegerse los ojos hasta que se habituaran al cambio, despues del tiempo pasado en la oscuridad.
Cuando miro en derredor comprobo que se encontraba en una habitacion redonda con las paredes de cristal. Mientras Giordino pasaba por el agujero, Pitt camino alrededor de la habitacion de cristal y disfruto de la magnifica vision panoramica de un enorme lago salpicado de islas.
– ?Donde hemos salido? -pregunto Giordino.
Pitt se volvio y lo miro con una expresion risuena.
– No vas a creerlo, pero estamos en lo alto de un faro.
– ?Un faro! -exclamo Sandecker cuando escucho la descripcion que le ofrecia Pitt a traves del telefono. Su voz revelaba el entusiasmo que experimentaba al saber que ambos estaban sanos y salvos.
– Si, senor. -Un eco acompanaba la voz de Pitt-. Specter lo construyo como decorado.
– ?Decorado?
– Una estructura construida para que parecieran las ruinas de un viejo castillo, o algun otro edificio antiguo -le explico Gunn. Se inclino sobre el telefono-. ?Nos estas diciendo que construyeron el faro para ocultar un pozo de ventilacion que llega hasta el tunel?
– Exactamente -asintio Pitt.
Sandecker cogio uno de sus puros y lo hizo rodar entre los dedos.
– Tu historia suena a cuento de hadas.
– Es verdad hasta la ultima palabra -replico Pitt.
– ?Una tuneladora capaz de perforar un kilometro y medio de roca al dia?
– Solo asi se explica que pudieran excavar cuatro tuneles, cada uno de casi doscientos cincuenta kilometros de largo, en el tiempo en que lo hicieron.
– Si no es para un ferrocarril, ?para que son? -pregunto Gunn.
– A nosotros no nos lo preguntes. No tenemos idea. Las estaciones de bombeo en cada extremo de los tuneles sugieren que la intencion es llenarlos con agua, pero eso no tiene mucho sentido.
– He grabado tu informe -dijo Sandecker-, y se lo pasare a Yaeger para que busque algunas posibles