– Pertenecemos a la agencia que lo contrato -respondio Pitt-. Mi amigo y yo trabajamos en la
El piloto aparto una mano de los controles y la extendio por encima del hombro.
– Marvin Huey.
– Ah, norteamericano. De Montana, a juzgar por el acento.
– Cerca. Me crie en un rancho de Wyoming. Despues de veinte anos de pilotar estos cacharros para la fuerza aerea, y de que mi mujer me dejara por un petrolero, me vine aqui para montar una pequena empresa de vuelos charter.
Pitt le estrecho la mano mientras le echaba una ojeada superficial. Parecia de baja estatura, con el cabello pelirrojo ralo y grandes entradas. Vestia unos Levi's destenidos, una camisa estampada y botas vaqueras. Los ojos eran de un color azul claro y parecian haber visto demasiado. Le calculo cincuenta y tantos anos.
Huey miro a Pitt sin disimular la curiosidad.
– No me ha dicho a que ha venido la gran escapada.
– Vimos algo que no debiamos ver -contesto Pitt, sin dar mas explicaciones.
– ?Que hay que ver en un faro abandonado?
– El faro no es lo que parece.
Huey no le creyo, pero no insistio en el tema.
– Aterrizaremos en nuestro campo en Managua dentro de veinticinco minutos.
– Cuanto antes mejor. -Pitt senalo el asiento vacio del copiloto-. ?Le importa?
– En absoluto.
– ?Cree que podria hacer una pasada sobre las instalaciones de Odyssey en la isla?
El piloto se volvio solo un poco para obsequiar a Pitt con la mirada que se reserva para los locos.
– Bromea, seguramente. Ese lugar esta mas vigilado que el Area 51 de Groom Lake, en Nevada. No podria acercarme a menos de diez kilometros sin que un avion de vigilancia me ordenara dar media vuelta.
– ?Que pasa alla abajo?
– Nadie lo sabe. Las instalaciones son tan secretas que los nicaraguenses niegan que existan. Lo que comenzo como un muelle y un par de edificios se ha ido convirtiendo en los ultimos cinco anos en eso que vemos ahora. Las medidas de seguridad son extremas. Construyeron unas naves inmensas, y lo que algunas personas creen que son areas de montaje. Los rumores hablan de alojamientos con capacidad para tres mil personas. Los nativos cultivaban cafe y tabaco en las islas. Altagracia y Moyogalpa, las principales ciudades, fueron demolidas e incendiadas despues de que el gobierno obligara a los habitantes a abandonar sus tierras y los reinstalara en las montanas del este.
– Al parecer, el gobierno ha invertido mucho en el complejo.
– Eso no lo se, pero si que han cooperado al maximo para que Odyssey trabaje sin interferencias.
– ?No hay nadie que haya conseguido burlar las medidas de seguridad de Odyssey? -pregunto Pitt.
En el rostro de Huey aparecio una sonrisa tensa.
– Nadie que haya vivido para contarlo.
– ?Tan dificil es entrar?
– Vehiculos equipados con los mas modernos equipos de vigilancia recorren todas las playas. Las patrulleras navegan dia y noche alrededor de la isla, con el apoyo de helicopteros. Hay sensores de movimiento en todos los senderos y caminos que conducen al complejo. Se dice que los ingenieros de Odyssey han perfeccionado unos equipos capaces de oler a cualquier ser vivo que se acerque a los edificios, y diferenciar entre humanos y animales.
– Habra fotografias tomadas por satelites, ?no? -insistio Pitt.
– Se las puede comprar a los rusos, pero no le serviran para saber lo que ocurre en el interior de los edificios.
– Tiene que haber rumores.
– Oh, claro, todos los que quiera. El unico quiza con algo de cierto es el de que se trata de un complejo dedicado a la investigacion y el desarrollo. Que investigan es harina de otro costal.
– Pero tendra un nombre…
– Solo el que le ha puesto la gente de aqui.
– ?Cual es? -tuvo que preguntar Pitt.
– La casa de los invisibles -acabo por responder el piloto.
– ?Y por que?
– Porque a todos los que entran alli no los vuelven a ver nunca mas.
– ?Las autoridades locales nunca investigan las desapariciones? -pregunto Pitt.
Huey sacudio la cabeza.
– Los burocratas nicaraguenses siguen la politica de no intromision. Dicen que la gente de Odyssey ha comprado a todos los politicos, jueces y jefes de policia del pais.
– ?Que pasa con los chinos comunistas? ?Estan involucrados?
– En estos tiempos estan metidos en toda Centroamerica. Contrataron a Odyssey hace cosa de tres anos para construir un canal en la costa oeste del lago de Nicaragua, en Penas Blancas, para permitir que los barcos de ultramar pudieran entrar y salir.
– La economia nacional ha tenido que salir beneficiada.
– La verdad es que no. La mayoria de los barcos que utilizan el canal pertenecen a una flota china.
– ?Cosco?
– Si, esa -asintio el piloto-. Siempre atracan en los muelles de Odyssey.
Pitt paso el resto del viaje en silencio, ocupado en analizar la multitud de contradicciones y misterios de Odyssey, su extrano fundador y sus todavia mas extranas actividades. En cuanto Huey aterrizo delante del hangar de la compania, a tres kilometros de Managua, Pitt se bajo de helicoptero y llamo a Sandecker.
Fiel a su estilo, el almirante fue directamente al grano.
– ?Todavia no has salido para Washington?
– No, y no lo haremos -contesto Pitt.
Sandecker comprendio que Pitt tenia algo en mente y adopto un tono mas neutro.
– Supongo que tendras una buena razon.
– ?Sabia que Odyssey es propietaria de un enorme complejo secreto, que construyo en una isla del lago de Nicaragua y esta directamente encima de los tuneles?
– Todo lo que se es que Odyssey construyo un canal entre el oceano y el lago para permitir el paso de barcos de ultramar -Sandecker hizo una pausa-. Ahora que lo pienso, el informe tambien hacia vagas referencias a unas instalaciones que los nicaraguenses estaban construyendo en el puerto de Granada, a unos pocos kilometros al este de Managua.
– El informe era vago porque las instalaciones portuarias las construyeron en el complejo de Odyssey en la isla de Ornetepe, para su uso exclusivo.
– ?Que te traes entre manos? -pregunto Sandecker, como si le hubiese leido el pensamiento.
– Propongo que Al y yo entremos en el complejo para investigar que hacen.
– Despues de escapar por los pelos de los tuneles, me parece que es abusar de vuestra suerte -comento Sandecker.
– Nos hemos convertido en unos expertos en intrusiones.
– No me hace ninguna gracia -replico el almirante con tono desabrido-. Las medidas de seguridad deben de ser espectaculares. ?Como pretendes entrar?
– Desde el agua.
– ?No crees que deben tener instalados sensores submarinos?
– La verdad es que me sorprenderia mucho si no los tuviesen -manifesto Pitt.
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