Pitt noto repentinamente un cosquilleo en la nuca y percibio un movimiento en el agua cuando una figura enorme aparecio en la penumbra y descargo un coletazo contra su hombro antes de desaparecer. Se quedo rigido, y Giordino noto en el acto que la cuerda se aflojaba.
– ?Que pasa? -pregunto.
– Creo que nos ronda un jaqueton toro.
– ?Un tiburon?
– Un tiburon del lago de Nicaragua, con el hocico romo, grande y de color gris, que mide entre dos metros y medio y tres metros.
– ?Los tiburones de agua dulce muerden?
– Muestrame alguno que no sea carnivoro.
Pitt trazo un circulo completo con el rayo de la linterna, pero no se veia mas alla de tres metros en el agua fangosa.
– Lo mejor sera formar un circulo con las carretas.
Giordino comprendio inmediatamente cual era la intencion de su companero. Nado hasta situarse a su lado y luego se apoyaron espalda contra espalda para mirar en direcciones opuestas y asi tener una vision de trescientos sesenta grados. Como si se hubieran leido el pensamiento, ambos desenfundaron el cuchillo que llevaban en la vaina atada a la pantorrilla y lo sostuvieron a modo de espada.
El tiburon no tardo en reaparecer y comenzo a dar vueltas a su alrededor en circulos cada vez mas pequenos. La piel gris hacia juego con el aspecto repulsivo de la enorme bestia, que los miraba con un ojo negro grande como una taza de cafe; la boca entreabierta permitia ver las hileras de dientes triangulares. Se volvio bruscamente y se acerco todavia mas para ver mejor a los buceadores. Nunca habia visto unos peces con apendices, que no se parecian en nada a sus victimas habituales.
Tenia el aspecto de un monstruo gloton que intentaba decidir si los dos extranos peces colados en sus dominios serian un bocado apetitoso. Le llamaba la atencion que sus presas no hicieran el menor intento de escapar.
Pitt sabia que la siniestra maquina asesina aun no estaba del todo preparada para el ataque. Por el momento mantenia la boca entreabierta y los labios no se habian apartado de los dientes como sierras. Decidio que la mejor defensa era el ataque y se lanzo sobre el tiburon. Con un rapido movimiento en diagonal abrio un profundo corte en el hocico del escualo, que era el unico punto blando en la piel, recia como el cuero.
El tiburon se aparto en el acto, con un reguero de sangre en su estela, desconcertado y furioso por la inesperada muestra de resistencia de lo que debia haber sido una presa facil. Despues dio la vuelta, permanecio inmovil durante un par de segundos, para luego mover la cola y lanzarse contra Pitt con la velocidad de un proyectil, dispuesto a destrozarlo.
A Pitt solo le quedaba un truco en la chistera. Enfoco el rayo de luz de la linterna directamente al ojo derecho del tiburon. El destello inesperado cego temporalmente al asesino lo justo para inducirlo a desviarse hacia la derecha, con la boca abierta preparada para morder la carne y los huesos. Pitt movio las piernas con todas sus fuerzas y se giro de lado cuando el tiburon paso como un rayo, al tiempo que se valia de su aleta pectoral para apartarlo. Las mandibulas se cerraron en el agua vacia. A continuacion Pitt asesto una punalada en el ojo negro del monstruo.
Podrian haber pasado dos cosas. El tiburon enfurecido podria haber continuado el ataque sin mas vacilaciones, provocado por el dolor y la rabia, u optar por alejarse, medio ciego, para ir en busca de una presa mas facil.
Afortunadamente, se decidio por lo segundo y se alejo para no volver.
– Eso ha sido lo mas cerca que hemos estado de convertirnos en el plato del dia -comento Giordino, con un tono que aun denotaba la tension.
– Probablemente a mi me habria engullido y a ti te habria escupido por incomible -replico Pitt.
– Nos hemos quedado sin saber si le gustaba la comida italiana.
– Mejor vamonos antes de que aparezca alguno de sus colegas.
Continuaron nadando pero con mayor precaucion que antes, y se sintieron mucho mas tranquilos cuando las luces del muelle les permitieron ver a una distancia de diez metros. Por fin llegaron a los pilotes debajo del muelle y nadaron entre ellos antes de salir a la superficie y mirar las traviesas de madera mientras aprovechaban para descansar y ver si su presencia habia sido detectada por los sensores. Flotaron durante unos minutos, sin escuchar pasos ni voces que delataran la llegada de los guardias.
– Seguiremos el recorrido del muelle hasta la orilla, antes de salir a la superficie.
Esta vez Giordino ocupo la vanguardia y Pitt lo siguio. El fondo ascendio bruscamente y dieron las gracias cuando encontraron una playa de arena libre de rocas. Agachados bajo el muelle, que los protegia de las luces, se quitaron el equipo y los trajes de buceo. Luego sacaron de las mochilas los monos y los cascos de Odyssey. Se pusieron los calcetines y los zapatos, y comprobaron que las tarjetas de identificacion estuviesen en la posicion correcta antes de salir a campo abierto.
Un unico guardia ocupaba la garita junto a la carretera pavimentada, en la entrada del muelle. Estaba viendo una vieja pelicula norteamericana doblada al espanol que daban por television. Pitt miro a un lado y al otro, pero no habia mas guardias a la vista.
– ?Ponemos a prueba nuestra presencia? -le pregunto Pitt a Giordino, cara a cara por primera vez desde que se habian zambullido en el agua.
– ?Quieres observar su reaccion cuando pasemos por delante de la garita?
– Esta es nuestra unica oportunidad para descubrir si podremos movernos sin tropiezos por las instalaciones.
Pasaron por delante de la garita con toda naturalidad. El guardia, que vestia el mono negro de los hombres, capto el movimiento por el rabillo del ojo y se apresuro a salir a la carretera.
– ?Alto! -grito, en espanol.
– ?Que ha dicho? -pregunto Giordino.
– Quiere que nos detengamos.
– ?Que hacen aqui? Deberian estar en sus cuartos.
– Aqui tienes la oportunidad para utilizar tu espanol -dijo Giordino, al tiempo que apoyaba la mano en la culata de la pistola debajo del mono.
– ?Que espanol? -pregunto Pitt risuenamente-. No recuerdo casi nada de lo que me ensenaron en el instituto.
– Intentalo. ?Que ha dicho?
– Quiere saber que estamos haciendo aqui, y luego dijo que deberiamos estar en nuestros alojamientos.
– No esta mal. -Giordino sonrio. Se acerco al guardia con la mayor tranquilidad-. Yo no hablo espanol -dijo con una voz aguda que pretendia imitar la de una mujer.
– Muy bien -lo felicito Pitt.
– He estado en Tijuana. -Giordino miro al guardia y se encogio de hombros para recalcar lo dicho antes-. Somos canadienses.
El guardia fruncio el entrecejo mientras observaba a Giordino. Si alguien hubiese podido leer sus pensamientos, habria sabido que en su opinion la mujer del mono blanco era un autentico espanto. Despues la expresion cenuda dio paso a una sonrisa.
– Ah, si, canadienses. Yo hablo ingles.
– Se que deberiamos estar en los barracones -dijo Pitt, devolviendole la sonrisa-. Solo queriamos dar un paseo antes de irnos a dormir.
– No, no, eso no esta permitido, amigos -les recordo el guardia-. No se les permite salir de la zona asignada despues de las ocho.
Pitt levanto las manos como si quisiera disculparse por la falta.
– Lo siento, amigo, estabamos hablando y no nos dimos cuenta de que habiamos entrado en un sector no autorizado. Ahora nos hemos perdido. ?Podria indicarnos el camino de regreso a los barracones?
El guardia se acerco para iluminar con la linterna las tarjetas de identidad y comprobar que fuesen correctas.
– ?Ustedes trabajaban en los tuneles?
– Si, trabajamos en las excavaciones. Nuestro jefe nos ha dado permiso para que descansemos unos dias en