vestia y tambien la puso en el cesto. Fue al bano, abrio el grifo de agua caliente de la ducha todo lo que pudo soportar y se jabono energicamente hasta que le ardio la piel. Cuando acabo, se seco con el mismo vigor y fue hasta su cama, se acosto sobre la colcha y se quedo dormido al instante.

Ya era de noche cuando Loren Smith entro en el hangar con su propia llave. Subio la escalera y camino por el apartamento para buscar a Pitt, porque Rudi Gunn le habia avisado de su regreso. Lo encontro acostado desnudo en la cama, profundamente dormido. En su rostro aparecio una sonrisa sensual mientras se inclinaba para taparlo con una manta.

Cuando Pitt se desperto al cabo de seis horas, vio las estrellas a traves de los tragaluces. Tambien olio el aroma del bistec a la plancha. Al ver que estaba tapado con una manta, sonrio para sus adentros al saber que habia sido Loren quien lo habia tapado. Se levanto y se puso unos pantalones cortos color caqui, una camisa de seda estampada y unas sandalias.

Loren estaba encantadora con unos ajustados pantalones cortos blancos y una blusa de seda a rayas, los brazos y las piernas bronceados por el sol que tomaba en la terraza de su apartamento. Loren exhalo un leve suspiro cuando Pitt le rodeo la cintura con los brazos y le froto el cuello con la nariz.

– Ahora no -dijo ella, con fingida irritacion-. Estoy ocupada.

– ?Como has sabido que llevo sonando con un bistec desde hace cinco dias?

– No hace falta ser adivina para saber que es lo unico que comes. Ahora sientate y haz un pure de patatas.

Pitt obedecio sin rechistar y se sento a la mesa, que estaba hecha con la tapa de la bodega de un viejo carguero. Hizo el pure y lo repartio a partes iguales en sendos platos mientras Loren servia un grueso bistec dividido en dos. Luego puso un bol con ensalada Cesar y se sento a comer mientras Pitt descorchaba una botella de chardonnay Martin Ray bien frio.

– Me han comentado que tu y Al no lo habeis pasado muy bien. -Loren corto un trozo del bistec poco hecho.

– Algunos rasgunos, nada que reclamara atencion medica.

Loren lo miro a los ojos; el violeta se encontro con el verde. Su expresion era suave pero intensa.

– Ya comienzas a no tener edad para meterte en lios. Es hora de que te tomes las cosas con un poco mas de calma.

– ?Quieres que me retire y juegue al golf cinco dias a la semana? No es para mi.

– No tienes por que retirarte. Podrias ocuparte de dirigir expediciones cientificas, que no serian ni de lejos lo peligrosas que han sido tus ultimas misiones.

Pitt le sirvio el vino, se reclino en la silla y la observo mientras ella lo probaba. Miro con atencion sus hermosas facciones y sus cabellos, las delicadas orejas, la nariz perfectamente modelada, la barbilla firme y los pomulos altos. Podria haber tenido a cualquier hombre de Washington, desde los miembros del gabinete del presidente, a los senadores, los congresistas, los ricos miembros de los grupos de presion, los abogados, los grandes empresarios y los dignatarios extranjeros, pero durante veinte anos, a pesar de algunas relaciones esporadicas, nunca habia amado a nadie mas que a Pitt. Se habia apartado en algunas ocasiones y siempre habia vuelto a el.

Ahora era mayor; habia algunas arrugas muy pequenas alrededor de los ojos, y su figura, a pesar del ejercicio, era mas llena. Sin embargo, si la hubiesen puesto en una habitacion con un grupo de jovenes bellezas, todas las miradas masculinas se hubieran centrado en Loren. Nunca habia tenido que preocuparse por la competencia.

– Si, podria quedarme mas tiempo en casa -admitio con voz pausada, sin apartar la mirada de su rostro-. Pero para eso necesitaria tener una razon.

Loren hizo como si no lo hubiese oido.

– Dentro de poco acabare con mi mandato, y ya sabes que he informado de que no me presentare a la reeleccion.

– ?Has pensado en lo que haras cuando tengas libre todo el tiempo del mundo?

La congresista sacudio la cabeza.

– He recibido varias ofertas para dirigir diversas organizaciones, y al menos cuatro grupos de presion y tres firmas de abogados me han pedido que me una a sus filas. Pero prefiero retirarme. Viajare un poco, comenzare el libro sobre los entresijos del Congreso que siempre he querido escribir, y dedicare un poco mas de tiempo a la pintura.

– Has errado tu vocacion -senalo Pitt, que le toco la mano-. Tus paisajes son muy profesionales.

– ?Y que me dices de ti? -replico ella, segura de la respuesta-. ?Tu y Al continuareis yendo de un lado a otro, coqueteando con la muerte para salvar los mares del mundo?

– No puedo hablar por Al, pero para mi se han terminado las guerras. Me dejare crecer la barba y jugare con mis coches antiguos hasta que tengan que llevarme al asilo en silla de ruedas.

– Eso es algo que soy incapaz de imaginarme. -Se echo a reir.

– Confiaba en que tu quisieras venir conmigo.

Loren se puso tensa y lo miro con los ojos como platos.

– ?Se puede saber de que estas hablando?

Pitt le cogio la mano y se la apreto con fuerza.

– Hablo, Loren Smith, de que creo que ha llegado el momento de pedir tu mano en matrimonio.

Ella lo miro con una expresion de la mas absoluta incredulidad.

– ?No… no estaras…? No sera una broma, ?no? -La emocion la hizo tartamudear.

– Hablo muy en serio -afirmo Pitt, que veia las lagrimas en sus ojos violeta-. Te quiero, te quiero desde hace mil anos, y quiero que seas mi esposa.

Loren temblaba como un flan. La dama de hierro de la Camara de Representantes, la mujer que nunca se echaba atras por muy fuertes que fueran las presiones politicas, la que era igual o mas fuerte que cualquier hombre en Washington. Aparto la mano y se la llevo a los ojos mientras lloraba a moco tendido.

Pitt se levanto y fue al otro lado para abrazarla.

– Perdoname, no pretendia inquietarte.

Loren lo miro con el rostro banado en lagrimas.

– Tonto. ?Tienes idea de cuanto tiempo llevo esperando escuchar estas palabras?

Esta vez fue Pitt quien la miro sorprendido.

– Cada vez que ha salido el tema, siempre has dicho que el matrimonio quedaba descartado porque ambos estabamos casados con nuestros trabajos.

– ?Siempre crees todo lo que dicen las mujeres?

Pitt la levanto de la silla y la beso en los labios.

– Perdoname por haber tardado tanto y haber sido un tonto redomado. Pero la pregunta es valida. ?Te casaras conmigo?

Loren le echo los brazos al cuello y le cubrio el rostro con sus besos.

– Si, tonto -dijo como una colegiala-. ?Si, si, si!

42

Cuando Pitt desperto por la manana, Loren ya se habia marchado a su apartamento para ducharse y vestirse para otro dia de lucha en el Congreso. Experimento una sensacion de placer al recordar el calor de sus brazos durante la noche. Aunque tenia que asistir a una reunion en la Casa Blanca, no estaba de humor para vestirse de traje y hacer el papel de un burocrata. Ademas, ya estaba decidido a retirarse asi que no le parecio que fuese necesario impresionar a los consejeros presidenciales. Por lo tanto, se vistio con un pantalon, un polo y una americana.

Otro Lincoln negro, conducido por un agente del servicio secreto, lo estaba esperando cuando salio del hangar. El conductor, un tipo de hombros anchos pero con una barriga considerable, no se molesto en bajarse para abrirle la puerta ni lo saludo. El viaje hasta el apartamento de Al lo hicieron en silencio.

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