El viejo emitio un sonido de impaciencia.
– No puedo esperar eternamente. Tenemos que obligarlo a salir.
– ?Como?
– Secuestrala.
– Pero la CIA la esta siguiendo.
– Me encargare de que se ocupen de ellos manana. Entonces te llevas a la mujer.
– ?Y luego?
– Averigua si sabe algo. Si no es asi, tambien podremos usarla. Lanzaremos un ultimatum. Si Dance esta vivo, respondera.
Kronen no estaba tan seguro. A diferencia del viejo, el no tenia fe en algo tan ridiculo como el amor. Ademas, habia visto a Sarah Fontaine y no creia que ningun hombre… -desde luego no Simon Dance- acudiera en su rescate. No, era absurdo arriesgar la vida por una mujer. Y estaba seguro de que Dance no seria tan estupido.
Aun asi, seria un experimento interesante. Y cuando terminara, el viejo le permitiria ocuparse de ella. Su corazon seria mas fuerte que el de Eve Fontaine. Duraria mucho mas. Si, seria un experimento interesante. Le daba algo con lo que sonar.
Sara sono que corria detras de Geoffrey gritando su nombre. Oia sus pasos delante, pero no lo veia, el permanecia siempre fuera de su alcance. Luego, los pasos cambiaron. Estaban detras. Ya no era perseguidora sino perseguida. Corria entre la niebla y los pasos se acercaban cada vez mas. El corazon le latia con fuerza y las piernas se negaban a moverse. Luchaba por seguir avanzando.
Una mujer de ojos verdes le bloqueo el camino. Una mujer que se reia de ella desde el medio de la calle. Los pasos se acercaban. Sarah se volvio.
El hombre que avanzo hacia ella era alguien a quien conocia, alguien de ojos grises cansados. Salio, despacio, de entre la niebla. Y el miedo de ella se evaporo cuando lo vio. Sus pasos resonaban en la calle adoquinada…
Sarah se desperto empapada en sudor. Alguien llamaba a su puerta. Encendio la luz. Eran las cuatro de la manana.
Volvieron a llamar, ahora con mas fuerza.
– ?Senora Fontaine? -dijo una voz de hombre-. Abra, por favor.
– ?Quien es?
– La policia.
Salio de la cama, se puso una bata y abrio la puerta. Fuera habia dos agentes de uniforme acompanados por un conserje del hotel.
– ?Senora Sarah Fontaine?
– Si. ?Que ocurre?
– Lamento molestarla, senora, pero es necesario que nos acompane a Comisaria.
– No comprendo. ?Por que?
– Vamos a arrestarla.
La joven se aferro con ambas manos a la puerta y los miro sorprendida.
– ?A mi? ?Por que?
– Por asesinato. El asesinato de la senora Eve Fontaine.
Seis
Sarah penso que aquello no podia estar sucediendo.
Tenia que ser una pesadilla surgida de los rincones mas oscuros de su inconsciente. Estaba sentada en una silla dura de madera, delante de una mesa de madera desnuda. Unas luces fluorescentes caian sobre ella desde el techo e iluminaban todos sus movimientos. Hacia frio en la habitacion y ella, ataviada solo con camison y bata, se sentia medio desnuda. Un detective de frios ojos azules le lanzaba una pregunta tras otra sin dejarle terminar ni una fase. Le permitio usar el bano despues de que ella se lo pidiera una docena de veces, y solo acompanada por una matrona.
De regreso en la sala de interrogatorios, dispuso de un momento a solas para calibrar su situacion. ?Podia ir a la carcel, acusada de asesinar a una mujer a la que habia conocido la noche anterior!
Dejo caer la cabeza sobre las manos y sintio que sus ojos se llenaban de lagrimas. Se esforzaba tanto por no llorar que apenas se dio cuenta de que se abria la puerta y volvia a cerrarse.
Pero si oyo la voz que pronunciaba su nombre. Y esa unica palabra fue como un rayo de sol. Levanto la vista.
Nick O'Hara estaba de pie ante ella. Algun milagro lo habia transportado a traves del oceano y estaba alli… el unico amigo que tenia en Londres.
?Pero era un amigo?
Enseguida noto que pasaba algo raro. Tenia los labios apretados y los ojos inexpresivos. Busco algo de calor, algun consuelo en su rostro, pero solo vio rabia. Poco a poco capto otros detalles: la camisa arrugada, la corbata suelta, la pegatina de British Airways en el maletin. Acababa de bajar del avion.
Dejo el maletin sobre la mesa y la miro con furia.
– Senora, esta usted en un buen lio -gruno.
– Lo se -musito ella, con voz lastimosa.
– ?No puede decir nada mas?
– ?Va a sacarme de aqui? -musito ella.
– Eso depende.
– ?De que?
– De si lo hizo usted o no.
– ?Claro que no lo hice yo!
Nick parecio sorprendido por la violencia de su grito. Guardo silencio un momento. Cruzo los brazos y se apoyo con irritacion en el borde de la mesa.
Sarah apreto las manos sobre la mesa. No le gustaba que la viera en aquella situacion, y menos aun que hubiera traicionado su confianza en el como amigo.
– ?Que hace usted en Londres? -murmuro.
– Yo podria preguntar lo mismo. Y esta vez espero la verdad.
– ?La verdad? -levanto la vista-. Yo nunca le he mentido.
– ?Oh, vamos! -rugio el. Empezo a andar por la estancia con agitacion-. No me mire con esa cara de inocencia, senora Fontaine. Debe creer que soy muy tonto. Primero insiste en que no sabe nada y luego se larga a Londres. Acabo de hablar con el inspector. Ahora quiero oir su version. Usted conocia a Eve, ?verdad?
– En absoluto. La conoci ayer. Y fue usted el que me mintio, senor O'Hara.
– ?Sobre que?
– Geoffrey. Usted me dijo que estaba muerto y yo lo crei. Y usted lo sabia todo el tiempo.
– ?De que esta hablando?
– ?Geoffrey esta vivo!
La mirada de incredulidad del rostro de el era demasiado autentica. Se pregunto si seria posible que Nick no supiera que Geoffrey estaba vivo.
– Creo que sera mejor que se explique -dijo el-. Y quiero que no omita ningun detalle, porque ya puede imaginar que esta en un buen lio. Las pruebas…
– Todas las prueba son circunstanciales.
– Las pruebas son estas: encontraron el cuerpo de Eve Fontaine alrededor de medianoche en un callejon desierto a pocas manzanas de El Cordero y la Rosa. No describire el estado del cuerpo; solo dire que es evidente