que alguien la odiaba. La camarera del pub recuerda haberla visto con una mujer americana… usted. Tambien recuerda que discutieron. Eve salio corriendo y usted la siguio.

– ?La perdi en la puerta de El Cordero y la Rosa!

– ?Tiene testigos?

– No.

– Una lastima. La policia llamo a la casa de Eve en Margate y hablo con el jardinero. El hombre la recuerda y le dio a Eve su mensaje por telefono. Y todavia tiene el trozo de papel con su nombre y el hotel.

– Se lo di para que ella pudiera llamarme.

– Para la policia tiene usted un motivo evidente. Venganza. Descubrio que Geoffrey Fontaine era bigamo y decidio vengarse. Esas son las pruebas.

– ?Pero yo no la mate!

– ?No?

– Tiene que creerme.

– ?Por que?

– Porque nadie mas me cree -el miedo y la soledad la envolvieron sin previo aviso como una marea-. Nadie me cree…

Nick la observo con una mezcla de emociones. ?Parecia tan asustada! Vio un trozo de camison azul a traves de la bata abierta. El pelo rojizo le caia por la cara. Era la primera vez que se lo veia suelto y lo encontraba muy hermoso. Toda la rabia que sentia hacia ella se evaporo de repente. Le habia hecho dano y se sentia como un monstruo. Le toco la cabeza con suavidad.

– Sarah. Sarah. Todo se arreglara -murmuro-. Todo ira bien.

Se acuclillo y atrajo el rostro de ella hacia su hombro. Su cabello era suave, sedoso… el aroma calido y femenino de su piel resultaba intoxicante. Sabia que lo que sentia en ese momento era peligroso, pero no podia evitarlo. Deseaba sacarla de alli, protegerla y darle calor. Y no podia mostrarse objetivo.

Se aparto de mala gana.

– Hablame, Sarah. Cuentame por que crees que tu marido esta vivo.

La mujer respiro hondo y lo miro con ojos humedos.

– Me llamo hace dos dias -dijo-. La tarde del funeral.

– Espera. ?Te llamo?

– Me dijo que fuera con el. Duro muy poco… ni siquiera dijo quien era…

– ?Era larga distancia?

– Estoy segura.

– ?Y por eso te subiste a un avion? ?Pero por que a Londres?

– Un presentimiento. Esta era su ciudad. Tenia que estar aqui.

– ?Y cuando te enteraste de lo de Eve?

– Cuando llegue aqui. La conserje del hotel me enseno una direccion que dejaba Geoffrey. Era la de la casa de Eve en Margate.

Nick asimilaba los datos nuevos con una sensacion creciente de confusion. Se sento en una silla y la miro con atencion.

– Esa llamada de Geoffrey parece tal disparate que empiezo a pensar que estas diciendo la verdad.

– Estoy diciendo la verdad. ?Cuando vas a creerme?

– Esta bien. Te dare el beneficio de la duda. Por el momento.

Empezaba a creerla. Y eso significaba mucho para ella. Empezo a llorar. Movio la cabeza con irritacion.

– ?Que es lo que tiene usted, senor O'Hara? -pregunto-. Siempre que estoy con usted me echo a llorar.

– No importa -repuso el-. Es tipico de las mujeres. Supongo que forma parte de su esencia.

Sarah lo miro y vio que sonreia. ?Que transformacion tan sorprendente! De extrano a amigo. Habia olvidado lo atractivo que era. No solo fisicamente. En su voz habia una gentileza nueva que no sabia explicarse.

Se inclino hacia ella y la joven se estremecio. Nick se quito la chaqueta y se la echo por los hombros. Olia a el; parecia calida como una manta. La apreto contra si y la envolvio una calma especial: la sensacion de que no podia ocurrirle nada malo mientras tuviera la chaqueta de Nick O'Hara sobre los hombros.

– La sacaremos de aqui en cuanto llegue nuestro hombre del consulado -dijo el.

– ?Pero no se ocupa usted de esto?

– Me temo que no. Este no es mi territorio.

– Pero entonces, ?que hace aqui?

Antes de que pudiera contestar se abrio la puerta.

– ?Nick O'Hara! -dijo un hombre bajo-. ?Que demonios haces tu aqui?

El interpelado se volvio hacia el umbral.

– Hola, Potter -dijo, despues de una pausa incomoda-. Cuanto tiempo.

– No lo suficiente.

Potter entro en la estancia y examino a Sarah con mirada critica de la cabeza a los pies. Lanzo su sombrero sobre el maletin de Nick.

– Asi que usted es Sarah Fontaine.

La joven miro confusa a Nick.

– El senor Roy Potter -dijo este con sequedad-. El… ?como te llaman ahora? ?El agregado politico de la Embajada?

– Tercer secretario -comento Potter.

– Encantador. ?Donde esta Dan Lieberman? Pense que vendria el.

– Me temo que nuestro consul no ha podido venir. Vengo en su lugar -Potter le estrecho la mano a Sarah-. Espero que la hayan tratado bien, senora. Siento que haya tenido que pasar por esto, pero lo arreglaremos enseguida.

– ?Como? -pregunto Nick con suspicacia.

Potter se volvio hacia el.

– Quiza deberias irte. Seguir con tus… vacaciones.

– No. Creo que me quedo.

– Esto es un asunto oficial. Y si no me equivoco, ya no estas con nosotros, ?verdad?

– No comprendo -Sarah fruncio el ceno-. ?Como que ya no esta con ustedes?

– Significa que me han dado vacaciones indefinidas -aclaro Nick con calma-. Veo que las noticias viajan deprisa.

– Cuando se trata de temas de seguridad nacional, si.

Nick hizo una mueca.

– No sabia que era tan peligroso.

– Digamos que tu nombre esta en una lista poco halagadora. Yo en tu lugar procuraria no mancharlo mas. Es decir, si quieres conservar tu puesto.

– Mira, vamos al grano. El caso de Sarah, ?recuerdas?

Potter miro a la joven.

– He hablado con el inspector Appleby. Dice que las pruebas contra usted no son tan solidas como el quisiera. Esta dispuesto a dejarla marchar, siempre que yo me responsabilice de su conducta.

Sarah lo miro atonita.

– ?Estoy libre?

– Asi es.

– ?Y no hay nada que…?

– Han retirado los cargos -le tendio la mano-. Felicidades, senora Fontaine. Esta libre.

La mujer se la estrecho con calor.

– Muchisimas gracias, senor Potter.

– De nada. Pero no se meta en mas lios, ?vale?

– De acuerdo -miro a Nick con alegria, esperando ver una sonrisa en su rostro. Pero el no sonreia. Parecia mas bien receloso-. ?Algo mas? -pregunto a Potter-. ?Algo que deba saber?

– No, senora. Puede salir de aqui ahora mismo. De hecho, la llevare personalmente al Savoy.

– No te molestes -intervino Nick-. Ya la llevo yo.

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