– ?Donde estan?
– No lo ha dicho. Estan localizando la llamada.
– ?Van a venir?
– No. Van a esconderse.
Van Dam se inclino sobre la mesa.
– Los quiero, senor Potter. Los quiero pronto. Antes de que alguien mas llegue hasta ellos.
– Senor, tiene miedo. No se fia de nosotros.
– No me sorprende, teniendo en cuenta el ultimo golpe. ?Encuentrelos!
Potter tomo el telefono maldiciendo en silencio a Nick O'Hara.
– ?Tarasoff? ?Tienes el numero? ?Como que esta en algun lugar de Bruselas? Ya se que esta en Bruselas. Quiero la direccion, maldita sea.
– Simple vigilancia -dijo Van Dam-. Ese era su plan, ?no? ?Y que ha pasado?
– Destine a dos buenos agentes a seguir a la senora Fontaine. No se que fallo. Uno de mis hombres sigue desaparecido. Y el otro esta en el deposito…
– No puedo preocuparme por los agentes muertos. Quiero a Sarah Fontaine. ?Que me dice de las estaciones de tren y aeropuertos?
– La oficina de Bruselas esta en ello. Yo volare alli esta noche. Ha habido actividad en sus cuentas bancarias. Retiradas grandes. Parece que piensan estar escondidos mucho tiempo.
– Vigile esas cuentas. Pase sus fotos a la policia, la Interpol, a todos los que cooperen. No la detenga, solo localicela. Y necesitamos un perfil psicologico de O'Hara. Quiero saber cuales son sus motivos.
– ?De O'Hara? -Potter hizo una mueca burlona-. Yo puedo decirle todo lo que necesite saber.
– ?Que cree que hara a continuacion?
– Es nuevo en esto. No sabe como hacerse con otra identidad. Pero habla frances bien. Puede moverse por Bruselas sin levantar sospechas. Y es listo. Puede que nos cueste encontrarlo.
– ?Y la mujer? ?Puede mezclarse igual de bien?
– Que yo sepa no habla idiomas. Ninguna experiencia. Sola estaria perdida.
Tarasoff entro en el despacho.
– Tengo la direccion. Es una cabina del centro de la ciudad. Imposible localizarlo ya.
– ?A quien conoce O'Hara en Belgica?-pregunto Van Dam-. ?Alguien en quien pueda confiar?
Potter fruncio el ceno.
– Tendria que ver su historial…
– ?Y el senor Lieberman del departamento consular? -sugirio Tarasoff-. El conocera a los amigos de O'Hara.
Van Dam le lanzo una mirada apreciativa.
– Buen comienzo. Me alegra que alguien piense. ?Que mas?
– Bueno, senor, me pregunto si deberiamos estudiar otros angulos de la vida de ese hombre… -el agente noto la mirada sombria que le lanzaba Potter-. Claro que el senor Potter lo conoce mejor -termino.
– ?A que tema se refiere usted, senor Tarasoff? -insistio Van Dam.
– No dejo de pensar si… bueno, si trabajara para alguien.
– De eso nada -dijo Potter-. O'Hara es independiente.
– Pero su hombre tiene razon -dijo Van Dam-. ?Y si pasamos algo por alto cuando investigamos a O'Hara?
– Paso cuatro anos en Londres -dijo Tarasoff-. Pudo hacer muchos contactos.
– Mire, yo lo conozco bien -insistio Potter-. Esta solo.
Van Dam no parecia escucharlo. Potter tenia la sensacion de estar hablando en el vacio. ?Por que siempre se sentia como el vagabundo con mostaza en el traje viejo? Habia trabajado duro para ser un buen agente, pero no era suficiente. Para hombres como Van Dam, siempre careceria de estilo.
Tarasoff lo tenia. Y Van Dam llevaba un traje de Savile Row y un Rolex. Habia sido lo bastante listo para casarse por dinero. Por supuesto, eso era lo que deberia haber hecho Potter. Casarse con una mujer rica. Y ahora le pasarian una pension a el, y no al reves.
– Espero resultados pronto, senor Potter -dijo Van Dam, poniendose la gabardina-. Aviseme en cuanto sepa algo. Lo que haga con O'Hara despues es asunto suyo.
Potter fruncio el ceno.
– ?Que significa eso?
– Lo dejo en sus manos. Pero sea discreto -Van Dam salio de la estancia.
Potter miro perplejo la puerta cerrada. Oh, el sabia lo que le gustaria hacerle a O'Hara. Este no era mas que un diplomatico de carrera mas, de los que despreciaban a los espias. Ninguno de ellos apreciaba el trabajo sucio que tenia que hacer Potter. Pero alguien tenia que hacerlo. Cuando las cosas iban bien, nadie se daba por enterado. Pero cuando iban mal, ?a quien le echaban la culpa?
Los insultos que le habia lanzado O'Hara un ano atras le dolian todavia. En parte porque en el fondo sabia que el diplomatico tenia razon. La muerte de Sokolov habia sido culpa suya.
Esa vez no podia permitirse errores. Ya habia perdido dos agentes. Peor aun, habia perdido el rastro de la senora Fontaine. No podia haber mas fallos. Los encontraria aunque tuviera que registrar todos los hoteles de Bruselas.
Jonathan Van Dam estaba igual de decidido a encontrarlos. O'Hara habia conseguido estropear lo que deberia haber sido una operacion sencilla. El era el factor inesperado, el detalle que nadie habia previsto, el tipo de cosas que da pesadillas a los agentes. Y le preocupaba que Tarasoff tuviera razon y O'Hara fuera algo mas que un hombre enamorado. ?Y si trabajaba para alguien?
Van Dam miro su plato de carne asada pensando en esa posibilidad. Estaba solo en su restaurante predilecto de Londres. La comida era buena. Le gustaba la luz de las velas y el rumor apagado de las conversaciones. Le gustaba ver otras personas a su alrededor. Eso lo ayudaba a centrarse en los problemas.
Termino la carne y sorbio despacio un vasito de oporto. Si, el joven Tarasoff tenia cierta razon. Era peligroso asumir que las cosas eran lo que parecian. Y el lo sabia mejor que nadie.
Durante dos anos habia soportado lo que desde fuera se consideraba un matrimonio feliz. Durante dos anos habia compartido la cama con una mujer a la que apenas soportaba tocar. La habia cuidado en sus borracheras, soportado sus ataques de rabia y sus remordimientos posteriores. La muerte de Claudia habia sorprendido a todos, y sobre todo, quiza, a la propia Claudia. Aquella zorra pensaba que viviria eternamente.
Si, el oporto era excelente, asi que pidio otro. Una mujer situada dos mesas mas alla lo miraba repetidamente, pero el la ignoro, seguro sin saber por que de que le gustaba el alcohol. Como a Claudia.
Volvio a pensar en el tema de Sarah Fontaine. Sabia que seria imposible encontrar a un hombre como Nick, un hombre que hablaba buen frances, en una ciudad tan grande como Bruselas. Pero la mujer era otra historia. Solo tenia que abrir la boca en el momento inoportuno y se acabaria todo. Si, era mejor centrarse en buscarla a ella. Y despues de todo, ella era la unica que importaba.
Sarah, sentada en el colchon duro con las piernas cruzadas, miro su reloj una vez mas. Nick llevaba fuera dos horas y ella habia pasado ese tiempo sentada como un zombie pendiente de oir sus pasos. Y pensando. Pensando en el miedo y en si volveria a sentirse segura alguna vez.
En el tren desde Calais habia luchado contra el panico, contra la premonicion de que algo terrible estaba a punto de ocurrir. Estaba pendiente de cada sonido, de cada detalle que veia. Sus vidas podian depender de algo tan trivial como la mirada de un extrano.
Llegaron a Bruselas sin problemas. Pasaron las horas y el terror cedio el paso a la ansiedad. Por el momento estaba segura.
Se levanto y se acerco a la ventana. Una lluvia fina mojaba los tejados, dandoles un aspecto fantasmal.
Encendio la unica bombilla desnuda que habia. La habitacion era pequena y destartalada, una especie de caja en el segundo piso de un hotel pequeno. Olia a polvo y humedad. Unas horas atras no le habia importado el aspecto de la habitacion, pero ahora las paredes la estaban volviendo loca. Se sentia atrapada. Anhelaba aire fresco y comida. Pero tenia que esperar el regreso de Nick.
Si volvia.