la foto con la cabeza y le pregunto algo en aleman. La mujer nego con la cabeza.

– Geoffrey Fontaine -dijo el.

La mujer no reacciono.

– Simon Dance.

La mujer lo miro sin entender.

– ?Pero tiene que conocerlo! -intervino Sarah-. Es mi marido. Tengo que encontrarlo.

– Sarah, dejame a mi…

– Me esta esperando. Si sabe donde esta, llamelo. Digale que estoy aqui.

– Sarah, no te entiende.

– Tiene que entender. Nick, preguntale por Eve. A lo mejor conoce a Eve.

La mujer respondio a la pregunta encogiendose de hombros. O no sabia nada de Geoffrey, o no pensaba decirlo.

Sarah guardo la foto. Sentia una gran desilusion. La mujer alemana volvio su atencion a los ramos.

La joven miro a Nick.

– ?Que hacemos ahora?

El hombre miraba la corona funeraria con frustracion.

– No lo se -murmuro-. No lo se.

La tendera empezo a cortar trozos de papel fino.

– ?Por que llamaria Eve aqui? -pregunto Sarah-. Tenia que haber un motivo.

Se acerco al frigorifico y miro los cubos de claveles y rosas. El olor de las flores empezaba a darle nauseas. Le recordaba el dia doloroso de dos semanas atras en el cementerio.

– Por favor, Nick. Vamonos.

El hombre miro a la tendera y le dio las gracias en aleman.

La mujer sonrio y tendio una rosa a Sarah envuelta en papel fino. Sus ojos se encontraron. Fue una mirada breve, pero a la joven le basto para comprender su significado. Acababa de pasarle algo.

Acepto la rosa y le dio las gracias. Se volvio y siguio a Nick fuera de la tienda.

Una vez en la calle, apreto el tallo con fuerza. Tuvo que recurrir a toda su fuerza de voluntad para no romper el papel y leer el mensaje que estaba segura que habia dentro. Pero los ojos de la mujer le habian transmitido tambien un mensaje de advertencia.

Aunque la unica persona que habia cerca era Nick. Su amigo, su protector. El hombre que la habia seguido a Londres y desde entonces no se habia separado de ella. ?Por que?

No queria creerlo, pero la razon podia ser que queria vigilarla.

No, no podia estar segura. Y ella lo queria.

Pero no podia olvidar la mirada de advertencia de la mujer.

El viaje en autobus le parecio eterno. Cuando llegaron a la pension, volo al cuarto de bano situado al final del pasillo y cerro la puerta. Separo el papel con manos temblorosas y leyo el mensaje. Estaba en ingles y habia sido escrito con prisa a lapiz.

Postdamer Platz, manana a la una.

No confie en nadie.

Miro las tres ultimas palabras. Su significado era inconfundible. Habia sido muy descuidada, pero no podia permitirse cometer mas errores. La vida de Geoffrey dependia de ella.

Hizo pedazos la nota y la echo al water. Tiro de la cadena y fue a la habitacion con Nick.

No podia dejarlo aun. Antes tenia que estar segura. Lo queria y en su corazon estaba segura de que jamas le haria dano. Pero tenia que saber para quien trabajaba.

Al dia siguiente encontraria al fin respuestas en Potsdamer Platz.

– Empezabamos a pensar que no vendrias -dijo Nick.

Wes Corrigan parecia nervioso. Se acomodo en una silla enfrente de los otros dos.

– Yo tambien -murmuro, mirando por encima del hombro.

– ?Problemas?

– No estoy seguro. Eso es lo que me preocupa. Es como una de esas peliculas de horror en las que nunca sabes si el monstruo se te va a echar encima o no.

Habian elegido un cafe oscuro para el encuentro. Su mesa estaba iluminada por una sola vela; estaban rodeados de personas que hablaban en susurros y no se ocupaban de los asuntos de los demas. Nadie miro en su direccion.

– Te aseguro que todo este asunto me ha asustado -dijo Wes, despues de pedir una cerveza.

– ?Que ha pasado?

– Para empezar, tenias razon. Me estan vigilando. Poco despues de que os fuerais llego una furgoneta y no se ha movido de la acera de enfrente de mi casa. He tenido que salir por la puerta de atras. No estoy acostumbrado a esto. Me pone nervioso.

– ?Has averiguado algo?

Wes miro a su alrededor y bajo la voz.

– Lo primero que hice fue buscar mi archivo sobre la muerte de Geoffrey Fontaine. Cuando te llame hace una semanas, tenia el informe del forense y el de la policia, fotocopia de su pasaporte…

– ?Y?

– Han desaparecido -miro a Sarah-. Ha desaparecido todo del ordenador.

– ?Y que tienes?

– Sobre el, nada. Es como si ese archivo no hubiera existido.

– No pueden borrar la vida de un hombre -senalo Sarah.

Wes se encogio de hombros.

– Alguien lo esta intentando. No se quien. Puede haber sido una docena de personas distintas.

Guardaron silencio mientras la camarera les servia pan, un plato de caracoles con ajo y mantequilla y queso Gouda.

– ?Y de Magus? -pregunto Nick.

Wes se limpio una gota de mantequilla de la barbilla.

– Tampoco hay nada con ese nombre.

– No me sorprende -dijo Nick.

– Yo no tengo acceso a los papeles mas secretos. Y creo que Magus puede entrar en esa categoria.

– O sea que no tenemos nada -dijo Sarah.

– Bueno…

Wes saco un sobre de su chaqueta y lo dejo sobre la mesa.

– He encontrado algo sobre Simon Dance.

Nick tomo el sobre. Dentro habia dos paginas.

– ?Dios mio, mira esto! -paso las paginas a Sarah.

Era una fotocopia de una solicitud de visado de seis anos atras. Incluia una copia de la foto del pasaporte. Los ojos resultaban extranamente familiares. Pero si Sarah se hubiera encontrado a aquel hombre en la calle, habria pasado de largo sin dudarlo.

El corazon le latia con fuerza.

– Este es Geoffrey -dijo con suavidad.

El asintio.

– El aspecto que tenia hace seis anos, cuando se llamaba Dance.

– ?Como lo has encontrado? -pregunto Nick.

– No habian borrado ese archivo. Quiza pensaron que era muy viejo y no se molestaron.

Sarah paso a la pagina siguiente. Simon Dance tenia un pasaporte aleman con una direccion en Berlin. Su profesion habia sido arquitecto y estaba casado.

– ?Por que solicito este visado? -pregunto.

– Era de turista -senalo Wes.

– ?Pero por que?

– Quiza queria hacer turismo.

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